Cuando parece que la irracionalidad es el apoyo de la realidad global en la que nos encontramos inmersos y sentimos ansia de un futuro mejor, hay que insistir en la necesidad de conocer el pasado para procurarnos el futuro que deseamos. Hay que RECORDAR.

David Ferrer comienza el libro sobre la masacre de Oradour sur Glane, pueblo de la Nouvelle-Aquitanie, contraponiendo, con el grito «recuerda» el eufemismo nazi «noche y niebla». Una consigna que pretendía hundir en el olvido los crímenes, los criminales y la existencia de víctimas, tal como si fuera una cruel expropiación de la memoria. Como un inútil intento de escapar de la atrocidad de estos actos criminales, para eludir su responsabilidad y hacer imposible la justa reparación a las víctimas. Es por eso que siempre debemos «recordar».
Desgraciadamente, entre muchos otros hechos, recordar el sábado 10 de junio de 1940, cuando a las cuatro de la tarde del día después del desembarco de Normandía, la 2ª División Blindada Das Reich del ejercito alemán en retirada llega a Oradour sur Glane y comienza una cruel venganza. Todos los hombres, unos 200, sólo 5 pudieron escapar, son detenidos, torturados, ametrallados y luego quemados. A centenares de mujeres y niños los encierran en la iglesia del pueblo, son ametrallados y luego cubiertos de maderas y paja queman a los vivos y a los muertos. Cuatro horas más tarde 650 personas habían muerto, 19 eran exiliados españoles, dos de ellos de 10 meses de vida. El pueblo fue quemado y destruido. Es una de las crueles venganzas de la fuerzas del Reich que hay que «recordar». Recordar el 27 de mayo de 1942. Un atentado de la resistencia checa provoca la muerte de Reinhard Heydrich, mando de las SS. El 10 de junio los alemanes rodean Lidice, un pueblo al noroeste de Praga. El mismo día detienen y mueren ametrallados 184 hombres. 272 mujeres y niños son trasladados al campo de exterminio de Chelmno donde mueren gaseados, 7 niños son entregados a familias de los SS. El pueblo también fue dinamitado, quemado y los escombros retirados por detenidos de los campos de exterminio. Desapareció cualquier rastro del pueblo. Las SS lo filmaron y proyectaron en los pueblos como advertencia. En 1949 se convirtió la antigua ubicación de Lidice en un gran jardín de rosas procedentes de todo el mundo. Debajo de los rosales, en el memorial se proyecta continuamente la película de las SS. Otra vez la venganza criminal.
El día 7 de octubre de 2023 Hamás lanza un ataque terrorífico sobre Israel en el que 1.200 personas civiles son asesinadas y 240 presas como rehenes. Quince meses después, la cruel venganza emprendida por el gobierno de Israel deja en Gaza una masacre de 47.498 víctimas mortales, 111.592 heridos y 11.000 desaparecidos, 4.889 familias de las que queda 1 solo miembro y 2.089 familias completamente desaparecidas. Y los crímenes guerra siguen, así el lunes 17 de marzo 400 civiles mueren en Gaza, de los que 130 son niños, dejando más de 600 heridos. «Recuerda», el olvido quizás complicidad.
Mientras con conductas inhumanas el gobierno Trump autoriza matanzas y planea criminales deportaciones, el gobierno de Netanyahu ejecuta insufribles crímenes de guerra y el sórdido yerno del gran patrón juega a hacer complejos hoteleros sobre las tumbas de las víctimas, en un cementerio que el suegro ha bautizado como la nueva Riviera.
Ante esta deshumanización en la que unos se ponen de perfil y otros, muy entusiastas, suspiran por un lugar en el previsto y monstruoso resorte. Quizá haya que hacer como la «gente del libro» en «Fahrenheit 451» de François Truffaut, además de conservar el recuerdo de los libros, emularla con el «recuerdo» de las conductas criminales y protegerse de los efectos anestésicos de los bombardeos de imágenes. Luís Gago en El País del 23 de marzo nos lleva a las palabras de Luís Cernuda en el poema 1936: «Recuerdalo tú y recuerdalo a los demás». Sin este equipaje la construcción de un mundo mejor y más justo será más pesado y difícil.