El peligro digital creciente para los menores

Las redes sociales son un peligro demostrado para los menores de edad. Plataformas como TikTok, Instagram y otras se han convertido en espacios donde proliferan el bullying, el ciberbullying, estafas piramidales, pedofilia e incluso sectas o grupos terroristas, independientemente de su ideología. A pesar de las medidas de seguridad como los «modos restringidos» o filtros para contenido explícito, estos no evitan la exposición de los jóvenes a contenido inapropiado. Las herramientas de control son insuficientes, y la falta de supervisión deja a los menores desprotegidos. No hay una protección real, sino protocolos ineficaces.

Susana Alonso

Soy consciente de que existen policías infiltrados en estas redes y que ya se están tomando medidas para detectar «conductas sospechosas». Sin embargo, estas acciones resultan insuficientes, especialmente cuando llegan a los juzgados… Si llegan. Demasiadas veces, los responsables de delitos relacionados con menores obtienen impunidad. Esta situación es incomprensible e inaceptable, pero está sucediendo tanto aquí como fuera de nuestras fronteras, con casos que quedan impunes por falta de pruebas suficientes o por la lentitud del sistema judicial.

Este problema se agrava cuando los políticos se centran más en cuestiones ideológicas sobre plataformas como Twitter (ahora X) que en la seguridad digital. El debate sobre Elon Musk y su vinculación con la extrema derecha desvía la atención del problema real. ¿Por qué se critica «Twitter» por «blanquear» la extrema derecha y no se hace lo mismo con plataformas como «Instagram», que también acepta y compra las políticas de Trump? ¿Y por qué casi no se habla de TikTok, donde también existen graves riesgos para los menores y Trump “salvó” a los estadounidenses cuando estuvo a punto de “extinguirse” en su país? Esta incoherencia e hipocresía política distrae de la cuestión esencial: la protección de los menores.

Un ejemplo claro es Gabriel Rufián, un político más allá de independentista, indiscutiblemente de izquierdas, que tiene una cuenta verificada de Twitter con aproximadamente un millón de seguidores. Si él puede tener X públicamente, demuestra que otros ciudadanos también pueden hacerlo. Tener esta red no es ser fascista. Y cerrar el X del Ayuntamiento de Barcelona fue un grave error. Era un canal de comunicación, no solo de emergencias (esto último al menos sí lo mantienen) de todos los barceloneses, no solo del alcalde de Barcelona. Hacerlo para todos me parece una medida populista e ineficaz.

La falta de herramientas y conocimientos por parte de los padres y profesores para gestionar las opciones de seguridad en las aplicaciones deja a los menores vulnerables. La viralidad de TikTok facilita que los jóvenes se expongan a contenidos inapropiados. Las leyes actuales son insuficientes y no se cumplen de manera rigurosa, dejando a los menores expuestos a riesgos como el bullying, el ciberbullying, la pedofilia y la radicalización en general.

La Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU establece que los menores tienen derecho a ser protegidos de la explotación y abuso, también de forma digital. Pero las plataformas priorizan la audiencia y las ganancias por encima de la seguridad de los usuarios. Las autoridades deben exigir que cumplan con esta responsabilidad y legislar más decididamente para evitar que estas plataformas pongan en peligro los derechos de los menores.

Además, desde TikTok o Instagram es fácil acceder a plataformas como OnlyFans, con contenido para adultos que puede exponer a los menores a manipulaciones extremas. Las autoridades deben legislar para evitar que estas plataformas se conviertan en un hábitat para depredadores digitales.

El debate sobre redes sociales como Twitter (X) a menudo se desvía del problema fundamental: la seguridad infantil en línea. La ideología no debe ser el foco principal. Lo que importa es garantizar que las plataformas sean seguras para todos, especialmente para los menores. Las autoridades deben asumir su responsabilidad y proteger los derechos de los niños en el entorno digital. La protección de los menores debe ser una prioridad absoluta. Es necesario hacer mucha pedagogía al respecto.

Finalmente, pido a los padres que sean conscientes de los peligros que corren sus hijos en las redes sociales. No solo no exagero, sino que ahorro muchos detalles que podrían ser aún más escalofriantes. Deben vigilar las interacciones en línea de sus hijos, utilizar herramientas de control y hablar abiertamente sobre los peligros del mundo digital. Al mismo tiempo, pido al Estado y a la Unión Europea que dejen de centrar toda la responsabilidad en los progenitores y que implementen políticas más eficaces para garantizar la seguridad de los menores, cumpliendo con la Convención sobre los Derechos del Niño. La protección de nuestros menores no puede esperar más.

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