Llama la atención que la prensa en general se haya hecho eco de la réplica de Joan Laporta al documental sobre el origen y detalles de las querellas por estafa que le persiguen, calificando el comunicado del presidente de «duro» y «contundente», aunque no anuncia la adopción de medidas legales en su contra, sino que se reserva ese derecho.
También resulta significativo que vuelva a ser el ciudadano Joan Laporta, como abogado y empresario, quien salga al paso de la información más destacada de la segunda entrega de la investigación sobre la desaparición del Reus a manos de la banda de los cuatro ex del Barça (Laporta, Joan Oliver, Rafael Yuste y Xavier Sala-i-Martin) referida a que el FC Barcelona está pagando, por orden del presidente del club, contratos simulados para aplacar las reclamaciones de quienes perdieron millones de dólares en un negocio avalado por Laporta en el contexto de su implicación en la gestión del Reus.
Aludido e implicado directamente el FC Barcelona, parece lógico que también la entidad salga a desmentir una acusación tan directa que, según el relato del documental LaportaGate. El caso Reus 2, afecta directamente a dos empleados del club, ambos altos ejecutivos: el director de Barça TV, Toni Cruz, ahora asesor en materia audiovisual, y Bryan Bachner, personaje clave en el presunto negocio de la explotación millonaria de un club chino que desde el regreso de Laporta a la presidencia ha ido acumulando cargos, primero como responsable de las oficinas comerciales del Barça en Nueva York y Hong Kong y ahora puesto al mando de la división audiovisual. Ambos habrían entrado en nómina del Barça para recuperar su dinero en el proyecto Bit, el club chino comprado por el Reus, una acusación grave y directa a la que no hace referencia en concreto Laporta en su comunicado.
Solo se refiere a que «el documental está lleno de falsedades, medias verdades, injurias e informaciones tendenciosas que no responden a la realidad y atentan contra mi honorabilidad y la del club que presido, el FC Barcelona».
Más allá de los testimonios y de las informaciones reveladas por esta investigación periodística que Laporta quiera o pueda cuestionar, esa honorabilidad del Barça que dice defender en su comunicado es papel mojado si la institución azulgrana no sale al paso o bien lo hacen los propios afectados, también callados por ahora.
Lo que no desmiente categóricamente Laporta es su vinculación a la gestión del Reus, que no solo fue societariamente como accionista de Core Store, sino activa y personalizada a la vista de los hechos.
A lo largo de los años que duró la crisis del Reus y muy especialmente en la campaña electoral de 2021, Laporta negó de forma repetida contundente haber participado en su gestión, indicando que eso fue un asunto exclusivo de Joan Oliver.
Era mentira, como se ha demostrado documentalmente y han certificado los diferentes juzgados de instrucción que han admitido querellas por estafa agravada contra el presidente del FC Barcelona. ¿También hay que creerse su último comunicado?