El Palau se agita y se revolvía contra Laporta por otra ‘invasión’ visitante

La gradería profirió iratos gritos de protesta por la venta tolerada y de alto riesgo de entradas a la afición descontrolada del Partizan en el último partido de la Euroliga, un malestar que se suma a la sensación creciente de que las secciones están condenadas a desaparecer.

Partit Barça-Partizan de l'Eurolliga de bàsquet - Foto: FC Barcelona

La afición del Palau Blaugrana, que se caracteriza por su lealtad e identificación con los equipos de las secciones del FC Barcelona en los buenos y en los malos momentos de la temporada, empieza a dar síntomas de cansancio y de absoluto desencuentro con la gestión de la actual directiva, ahora con independencia de si el equipo estrella de baloncesto arrastra una mala clasificación en todas las competiciones, según los expertos, por culpa de la precariedad económica y de una dirección técnica deficiente bajo el liderazgo de Juan Carlos Navarro.

El último episodio visible se produjo en el partido de la Euroliga frente al Partizán de Belgrado, de nuevo como consecuencia del desbarajuste y del clientelismo en la venta de entradas a la afición visitante, en principio acotada y limitada a los controles impuestos por la Euroliga y, lo de debería ser prioritario y de orden superior, sujeta a los más elementales criterios de seguridad y de protección de los abonados azulgrana en este tipo de encuentros frente a equipo con aficiones peligrosas y con antecedentes de mal comportamiento y actitudes violentas.

Contra el Partizán, otra vez, se produjo una invasión de seguidores serbios que no dudaron en dejarse notar y provocar momentos de enorme tensión y de riesgo para los espectadores. Un post de un socio barcelonista describió acertadamente los hechos, acompañado de un vídeo ilustrativo sobre la revuelta de sectores de la grada protestando al palco por la situación con gritos de «¡Fuera, fuera!» que le tocó encajar a Josep Cubells, el directivo responsable del baloncesto azulgrana. «La temeraria gestión en la peligrosa y masiva afluencia de la afición serbia, dispersa por todo el Palau Blaugrana, provocó instantes de tensión durante el partido. (Y no es la primera vez esta temporada) La chispa no tardó en saltar, en el primer cuarto, cuando dos seguidores estuvieron a punto de llegar a las manos, requiriendo la intervención de seguridad. Este incidente fue el catalizador para que la afición azulgrana expresara su profundo malestar con la temporada y las decisiones tomadas hasta el momento, dirigiendo sus protestas hacia el palco del Palau, donde aguardaba el responsable de la sección, el Sr. Josep Cubells», explicaba.

Hechos similares se han repetido contra Olympiacos y Panathinaikos en forma de invasión masificada al estilo de las registradas en el Camp Nou y en Montjuic en los partidos europeos, aprovechados por la directiva de Joan Laporta, única y exclusiva responsable de prescindir de los mecanismos de selección y de identificación previos en la venta de entradas virtual para recaudar bastante más de lo habitual. Esta ligereza frente a aficiones visitantes con una reconocida tradición de desplazamientos masivos de aficionados con poder adquisitivo ya es, de hecho, una práctica habitual de esta directiva que, además, ha generado un efecto llamada en los clubs continentales de todas las categorías.

Al final, la actitud responsable y prudente de la afición barcelonista, reconocidamente pacífica y bien capaz de evitar provocaciones o de caer en ellas, es la que acaba evitando verdaderas tragedias, sobre todo en el Palau, un escenario que prácticamente ya no está homologado para la celebración de partidos de riesgo por la estrechez de los accesos y las dificultades para intervención de la seguridad en caso de emergencia o de altercado.

Las protestas del último partido son, además, el reflejo del desánimo y el abandono que siente la afición del Palau, a donde Laporta no se atreve a poner el pie para evitar ser abucheado. La grada del Palau sabe que las secciones sobran en los planes reales de esta directiva de Laporta que les viene engañando sistemáticamente con la construcción imposible y descartada de un nuevo pabellón.

Conscientes de que Laporta sólo persigue el cansancio y la deserción de este sector de socios minoritario a base de incomodidades y de maltrato, cada semana que pasa están más cerca de convertir en crónico, y puede que hasta un poco organizado, su cabreo y los disgustos acumulados por las atrocidades cometidas en la sección de baloncesto.

A Laporta, en cualquier caso, le da igual, pues no necesita sus votos para nada, mucho menos su opinión, y sí le vendría bien que un decaimiento del volumen de aficionados justificara más desinversiones e incluso el cierre de las secciones en un momento dado. Intuyen un final traumático como el que ya ha vivido la sección femenina del baloncesto, cerrada para siempre, y la inevitable consecuencia final de recortes diarios en el día a día de las secciones. La denunciada venta indiscriminada de entradas persigue hacer caja por un lado y, por otro, que los aficionados azulgrana decidan cada vez de forma más notoria quedarse en casa antes que pasar un mal rato en el Palau, aunque el equipo, como ante el Partizán, acabase ganando el partido.

 

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Ernest Urtasun, portavoz de Sumar (ACN)

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