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«En la educación es clave el respeto absoluto a la figura del profesor»

Santiago García Tirado

Trabaja desde hace 25 años como profesor en la enseñanza pública. Ha escrito varias novelas y colabora en diferentes medios de comunicación. Acaba de ganar el premio Salvador García Aguilar con Palabras comunes (y disparos) con Berthe B. Ahora sale en las librerías Profesor (X)S. Un emoji (El Viejo Topo).

¿Profesores, profesoras…, emojis?

Después de bastantes años de inquietarme por el ambiente y preocuparme por este o aquel problema, me preguntaba si había alguna manera de explicar todo lo que estaba pasando en el sistema educativo. Y creo que la pieza nuclear de toda esta degradación es la figura de la profesora y el profesor. Nos han querido convertir en un emoji, una cosa tonta, sin matices, sin nada…, sobre el que todo el mundo (pedagogos, políticos, expertos de todo tipo…) cree que puede hablar, pero nunca aparece una profesora o un profesor en los medios de comunicación para explicar qué está pasando.

¿Esto es de ahora o viene de lejos?

El problema no es nuevo, pero lo que no había pasado nunca en la historia es que quien marca actualmente la manera de trabajar de un centro educativo, desde la escuela hasta la universidad, es la OCDE. Esto ocurre desde los años 80, cuando aparecieron los primeros documentos, públicos, diciendo que el futuro lo marcarían ellos. Por lo tanto, había que fabricar un tipo de alumno, a la medida de las grandes tecnológicas americanas, diciendo que sabían cómo sería la sociedad del futuro. En los años 90 estas pautas las asumió también la UNESCO. Así, lo que tenemos es la plasmación de lo que durante los últimos 30 años ha ido marcando el mundo empresarial. Pero eso, claro, no lo dicen. Por eso se parece tanto lo que pasa aquí con lo que está pasando en Chile, Francia, Italia…

En este sentido, ¿el papel del Estado, responsable último de la enseñanza, es financiar y poca cosa más?

O peor. Porque el Estado del bienestar y los partidos políticos que se dicen de izquierdas (como aquí en Cataluña ERC y actualmente los socialistas) no discuten que las pautas las marque la OCDE. Lo que estamos haciendo, de manera acrítica, es asumirlo, y dejar de hacer lo que es la labor de la escuela: formar a la sociedad, no del futuro, sino de mañana mismo. Nos preguntamos por qué crece la violencia, la depresión entre los alumnos, las simpatías por Vox… Porque la escuela no está haciendo lo que debería hacer.

¿Este frame que la OCDE crea en la educación se hace, como indicas en tu libro, para hacer una mera empresa de servicios? ¿Algo que, de alguna manera, también se hace con la sanidad, por ejemplo?

El concepto del profesor como simple acompañante, como couch, es precisamente lo que nos intentan imponer. En su momento, la OCDE, viendo que, en Europa, la sanidad, la educación, etc., disponían de recursos económicos, planteó la idea de que también debía participar el ámbito privado, las empresas. En la sanidad, el ámbito privado ha entrado a saco, tanto como ha podido, y en educación ha pasado algo parecido, en su escala. Aquí, en Cataluña, por ejemplo, se acaba de hacer una inversión millonaria en ordenadores, que los profesores no habían pedido. En esta deriva de gestionar recursos públicos de manera privada, el profesor y la profesora son un impedimento.

Se decía que la clave del éxito del modelo finlandés de educación estaba precisamente en los profesores, a los que se formaba, pagaba y consideraba muy bien…

Sin ir más lejos, hay zonas de cerca de Cataluña, en Aragón, y también en Castilla y León, donde el nivel está a la altura de Finlandia. En esto, una clave es el respeto absoluto a la figura del profesor. No por autoritario, sino por la función que hace, y por su conocimiento. Esta idea que se ha ido imponiendo de que unos padres o algún alumno pueden agredir a un enseñante y que no pase nada es intolerable. No es que seamos idiotas y lo permitamos, sino que parte de la idea de que se nos considere unos funcionarios, unos servidores públicos, y poco más.

¿En el fondo está en crisis, como se apunta en tu libro, la forma de transmisión del conocimiento? ¿Es algo que afecta a todos los estamentos educativos y a la propia sociedad?

Aquí, en Cataluña, donde ha triunfado absolutamente la idea de la nueva pedagogía, a los niños, literalmente, sólo se les invita a jugar. En secundaria, este mismo año, ya con el Gobierno socialista (sabiendo que ha habido conflictos graves con el anterior, de Esquerra Republicana), se ha anunciado que se eliminarían o reducirían drásticamente las asignaturas de literatura catalana y castellana en bachillerato. Hubo una contestación rapidísima y el Gobierno retrocedió, diciendo que no lo habían explicado bien. Pero ahora todas las asignaturas de ciencias están en guerra porque se eliminan, se reconvierten o se reducen materias como la geología o la biología, que se convierten en asignaturas pequeñas. ¿Por qué reducir al mínimo el conocimiento? Por la falsa idea de que cualquiera que entra en Internet puede aprender con un vídeo de un cuarto de hora lo que en un Instituto te enseñará durante los cuatro años de la ESO. Y, en cualquier caso, es muy difícil que por Internet se puedan entender cosas como la democracia, la solidaridad, la libertad… Valores que trascienden el saber, entendido como información, y que constituyen la piedra angular de la vida en sociedad.

¿Cómo están representados los enseñantes en el sistema educativo?

El sistema educativo tiene una apariencia de funcionamiento democrático. Todas las escuelas cuentan con un Consejo Escolar, donde hay una representación de la Administración, de los profesores y de los alumnos. Este consejo tiene un nivel superior, a escala de las comunidades autónomas y, finalmente, uno de carácter nacional. En la práctica es una pantomima. Los claustros, que antes votaban, decidían, ejercían de alguna manera de legisladores, ahora no tienen ningún poder. Las decisiones las toma siempre el director o la directora, a la satisfacción de las autoridades competentes. Y los sindicatos no se plantean estos temas de los que estamos hablando. Se limitan a hablar de remuneraciones… Ahora un director o directora no debe rendir cuentas a nadie del Instituto, al claustro. Es un transmisor de órdenes, que da la administración de turno. En mi Instituto somos 100 profesores que no pintamos nada.

¿La transmisión de valores en la docencia, que también aborda el libro, tiene mucho que ver con los currículos? ¿Quién y cómo se elaboran?

Esta es otra cuestión que se decide de espaldas a la ciudadanía. La condición de alumno y ciudadano ha sido sustituida por la de «cliente». Parece que la madre, el padre tienen derechos, pero, en cualquier caso, el profesor, la escuela, no los tienen. Se nos ha querido convertir en un dispositivo al servicio de una clientela. Esto conecta con lo que, a lo largo de 40 años, ha ido ganando poder: una casta o una serie de «expertos en pedagogía», que han ido colonizando las facultades de educación. De ahí vienen ideas como que la escuela no debe enseñar, sino que el alumno tiene que jugar… Expertos que sospechosamente coinciden con lo que la OCDE está diciendo con otras palabras.

En definitiva, ¿esta instrumentalización utilitarista de la educación no forma parte de una tendencia general a la mercantilización de la vida y las cosas, en la que los ciudadanos quedamos reducidos a la condición de simples consumidores?

Por eso tenemos que rebelarnos. En los grandes medios, de manera redundante, aparecen expertos que opinan de esto y de aquello, marcando pautas. Por eso, en este libro hablan los profesores. Todo lo que aparece ha sido tomado de enseñantes que viven día a día la realidad de la enseñanza.

¿Se percibe alguna luz al final del túnel? ¿Hay referentes que dan lugar a la esperanza?

No hay luz, ni aquí ni en ningún sitio. Se repiten dinámicas perversas en todos los países. Pero también es verdad que nunca hemos perdido la guerra del todo, porque cada profesor o profesora, en su materia, con pocas herramientas, ha luchado por mantener el sentido de las cosas. La estupidez del ultraliberalismo no puede evitar que siga habiendo personas inteligentes. Este movimiento de ahora del trumpismo, a nivel internacional, me parece que despertará alguna reacción. Por suerte, también hay excepciones a las reglas dominantes, originalidades. Siempre a causa de las personas, de los maestros. Pero el enemigo es poderoso. Los premios a los mejores enseñantes del mundo están pagados con dinero de los Emiratos, y organizados por un indio, absolutamente colonizado por el capitalismo. La idea de que a un niño o una niña debemos convertirles en ciudadanos autónomos, libres, inteligentes… se mantiene, a pesar de todo.

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