El próximo día 19 de este mes de marzo se estrenará en el cine Texas de Barcelona una película que, cualquier crítico con un cierto sentido del humor y del oportunismo, podría incluir en el género del cine de ‘gángsters’ a la luz de los primeros indicios de un guión original que, por primera vez, se centra en los casos abiertos de Joan Laporta ante la justicia por dos querellas por estafa agravada que se vinculan directamente a su pasado en Reus y que le relacionan con una trama de captación de inversores a cambio de la promesa de unos intereses del 6% anual y de la devolución íntegra del capital que, en la mayoría de los casos destapados, nunca se cumplieron.
La película trata de cómo, al final de la trama, todo se acaba complicando tanto para Laporta que, ante la presión de los afectados/engañados, sobre todo por la amenaza y acumulación de posibles procesos judiciales, una parte de esa deuda contraída particularmente por el presidente la está pagando el FC Barcelona mediante contratos simulados. Sirva de spoiler, pero sobre todo de atractivo para ir al estreno, que el director de la extinta Barça TV, Toni Cruz, ex de la Trinca, fue fichado para este cargo por decisión personal de Laporta en calidad de víctima de esta presunta estafa por la que otros en su misma situación han decidido acudir al juzgado de instrucción. Toni Cruz estaría cobrando en el Barça, como alto ejecutivo del área audiovisual, el equivalente al capital aportado en su momento a la trama oscura del Reus origen de un negocio que, como todos los que protagoniza Laporta, fuera o dentro del Barça, salió rematadamente mal dejando enormes daños colaterales a terceras personas y sociedades, algunas de las cuales no pueden ni reclamar porque parece que se aceptaban inversiones en dinero circulante por vías al margen de cuentas bancariamente controladas.
Un avance amplio, detallado e interesado de la película que lleva por título ‘Laporta-Gate. El caso Reus 2’, lo firma el exdirector de comunicación del Barça de Josep Maria Bartomeu, Albert Roura, en un artículo publicado en Via Empresa que resume cómo empezó todo: «Después de su salida del Barça, una vez acabada la primera etapa presidencial (2003-2010), Joan Laporta, Joan Oliver, Xavier Sala i Martín yRafa Yuste, fundaron conjuntamente en 2011 la sociedad mercantil Core Store, que opera sobre compañías como CSSB Limited. Con esta empresa, CSSB, compraron en 2013 el 57% de las acciones del Club de Fútbol Reus. El 42% restante se lo quedó Joan Oliver, a través de su compañía Gaupau. Así se convertía Joan Oliver en el máximo accionista del Reus con el 99% del accionariado».
Sería, en principio, uno de esos negocios al margen del FC Barcelona, arrancado en su momento por esta banda de los cuatro ‘ex’ que a través del Reus adquirió la propiedad de un equipo chino de segunda categoría en un momento en el que el gobierno de aquel país dio pasos de gigante en la promoción de una liga profesional de primer nivel dotada de grandes ventajas fiscales y financieras. Aunque Laporta afirma que él no pintaba nada en el Reus fue a través de CSSB Limited donde aparece su nombre y su reputación como presidente del Barça en documentos y conversaciones que garantizaban con su gestión directa en este club chino la réplica del Barça de Messi, atribuyéndose todo el mérito del modelo de la Masía y del éxito de la cantera a él mismo y a su equipo. Los agravados que se sienten ‘estafados’ por Laporta lo señalan a él como la persona que avaló el éxito de la operación si se decidían a invertir como hizo el citado Toni Cruz, que hoy en día, pese a la liquidación de Barça TV poco después de su llegada, sigue cobrando regularmente como director de Barça TV dos años después de su desaparición.
La línea divisoria entre el proyecto empresarial de Laporta tras dejar el Barça en 2010, con personal de su bufete y de su entorno como Pere Lluís Mellado (hoy responsable del área legal del Barça), Joan Sentelles (hoy de facto, el brazo comercial y hombre de confianza de Laporta para las relaciones con Limak) y Bryan Bachner (hoy jefe de Barça Vision y de las oficinas del Barça en Nueva York y Hong Kong) era clara en el inicio del proyecto a pesar de esta publicidad engañosa sobre la autoría y creación y desarrollo de la Masía.
Ha sido con motivo de su regreso a la presidencia del Barça en 2021 cuando ambos universos se han acabado confundiendo, por más que Laporta siempre se haya querido desvincular de la desaparición del Reus y de su gestión, al menos en las declaraciones públicas. Otra cosa muy distinta es la película sobre el ‘Laporta Gate. El caso Reus 2’, obra del periodista de Reus, Andreu Rauet, un valiente al que no han podido ocultarle la pestilente realidad de la trama que condujo al Reus a su liquidación.
La verdad es que cuesta creer que Laporta solo fuera un personaje secundario de aquel pastel, un simple accionista de Core Store para hacerle un favor a su amigo Joan Oliver. Es un hecho que, tras presidir el Barça, no supo ganarse la vida ni como diputado del Parlament, ni como concejal del Ayuntamiento de Barcelona, mucho menos como abogado y puede ser que después de haber fracasado en todos los descalabros inmobiliarios que intentó, quisiera permanecer clandestino en la no menos trágica, torpe y truculenta forma de arruinar a otro club catalán como ya había hecho con el Barça entre 2003 y 2010.
El Barça y sus socios están avisados.
