Laporta, camino de perder el ‘fair play’ de sus operaciones en Oriente Medio

LaLiga, contra el criterio del nuevo auditor, además de dudar de su origen y transparencia, amenaza con prorratear por los treinta años del contrato un ingreso que finalmente se reducirá a la mitad porque Goldman Sachs se queda la mitad para cuota correspondiente de la devolución del préstamo

Joan Laporta

Las cifras y el resultado final de la problemática venta anticipada de los asientos VIP acabará siendo una especie de brindis al sol de Joan Laporta, uno más, sin un efecto determinante en ese fair play financiero que los medios han ponderado precipitadamente como un indicador de la eficiencia y la buena gestión de la junta por el hecho de que, en la última revisión, ha registrado un incremento de 37 millones el límite de coste de su plantilla.

Es una evaluación precipitada y observada desde el exceso habitual de la generosidad que debe matizarse a la vista de los hechos posteriores como esa revelación que apunta a una revisión por parte de LaLiga, que considera la operación más que dudosamente razonable de ser un montaje financiero de urgencia para salir del apuro tras la anulación de la licencia de Dani Olmo el pasado 31 de diciembre.

Tres factores amenazan el ingreso contable de los casi 100 millones inicialmente informados y presuntamente acreditados ante LaLiga por la transferencia de la comercialización de 475 asientos VIP del futuro Spotify a dos empresas de Oriente Medio, una de Qatar, por 30 millones y otra de los Emiratos Árabes Unidos por 70 millones, parece que finalmente reducidos a 65 millones por el pago de una comisión de 5 millones -otro escándalo- a favor de uno de esos amigos del presidente a los que acude cuando pasa por algún apuro.

El primero es que LaLiga, como ha trasladado en sus alegaciones al CSD, ha descubierto una vinculación directa y sospechosa del segundo pagador con un proveedor del FC Barcelona, la ya súperconocida New Era Visionary Group (NEVG), en principio especializada en telecomunicaciones si es que se le puede atribuir este mérito a una sociedad no tiene aun ni un año de vida, ninguna experiencia en el sector y que, de facto, actuará de intermediario con Orange, que es quien desplegará la tecnología necesaria de la cobertura de internet en el Espai Barça.

El caso es que LaLiga, teniendo en cuenta el funesto precedente de Barça Studios, una operación ‘fantasma’, se plantea revertirla de algún modo.

Aquí surge el segundo elemento que puede distorsionar los planes de Laporta que ha incluido en la documentación el primero de los favores que le ha prestado el nuevo auditor, Crowe Global, un informe según el cual, sobre los certificados de ingresos de ambas operaciones, aproximadamente la mitad, contablemente el FC Barcelona puede anotarse el ciento por ciento de los 100 millones en el ejercicio en curso 2024-24. A la vista de las investigaciones posteriores, LaLiga puede considerar inválido el argumento de Crowe Global y prorratearlos por los años de cesión de los derechos, que son nada menos que treinta, a lo largo del contrato. Crowe Global sostiene lo contrario en base a que, por la naturaleza de la operación, el club seguirá cobrando el precio base del valor del asiento que ha vendido a las dos empresas árabes, mientras que LaLiga puede considerar que esa apreciación no cambia, para nada, que se trate de un anticipo de ingresos que se habrían producido a partir de la puesta en marcha del nuevo estadio anualmente.

Precisamente por tratarse de un activo de interés económico asociado a la explotación del Spotify una vez remodelado, el ente financiero liderado por Goldman Sachs es el propietario y liquidador, de entrada, del cincuenta por ciento de los ingresos derivados de la actividad, sea restauración, publicidad o gestión y venta de las localidades, muy especialmente las zonas VIP, inicialmente las que han de aportar al Match Day el valor añadido de la reforma pagada con el préstamo de 1.500 millones que el Barça ha de devolver con intereses también muy prontamente. Lo que se traduce que, en la práctica, la directiva sólo dispone, a efectos de fair play financiero, de la mitad del presunto beneficio de la operación más allá de que, en su momento, también se reparta en la misma proporción el cobro de la tarifa base de cada localidad.

Finalmente, por tanto, como Laporta sigue arrastrando graves y estructurales deficiencias en la gestión económica -el gasto y la deuda son su verdadero lastre- la apresurada venta de asientos VIP ya se adivina como otra mala solución porque puede acabar siendo menos pan para hoy y más hambre aún para mañana. Laporta he renunciado con esa comercialización externa a facturar entre 20 y 30 millones anuales más cuando el nuevo estadio se encuentre operativo y en la práctica es muy posible que ni la mitad del beneficio obtenido, 50 millones, acabe incidiendo en la mejora del margen salarial si LaLiga apuesta por prorratearlo como parece lógico.

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