Hace un año el Gobierno catalán decretó la entrada en fase de emergencia por sequía en el sistema Ter-Llobregat, los cinco pantanos que abastecen a unos 6 millones de personas tocaban fondo con unas reservas de poco más del 16% y 100 hm3 de agua embalsada. El episodio de sequía no ha concluido, pero un año después el escenario es otro: hoy los embalses del Ter-Llobregat -y las cuencas internas en conjunto- duplican esos niveles y acumulan 206 hm3 de agua, que es casi el 34% de su capacidad. Un 2024 pluviométrico «normal» y el ahorro en el consumo fruto de las restricciones han aliviado la situación, aunque todavía hay un 17% de los municipios de las cuencas internas en fase de excepcionalidad y un 6% en emergencia.
La declaración de emergencia al sistema Ter-Llobregat se alargó hasta primeros de mayo y supuso una serie de restricciones en el consumo de agua en toda esta área. Por un lado, la reducción de la dotación de agua por habitante y día a 200 litros, la restricción de un 80% del agua en los usos agrícolas, de un 50% en la ganadería y de un 25% en la industria y en los usos recreativos.
Las lluvias de la primavera situaron los embalses de los ríos Ter y Llobregat de nuevo al 25%, cuando apenas dos meses atrás habían tocado fondo -en el umbral del 15% de su capacidad- y permitieron levantar este nivel de emergencia para pasar al de excepcionalidad. En julio, el ejecutivo acordó rebajar aún más las restricciones por sequía, hasta el nivel actual de alerta, en 118 municipios de la cabecera del Llobregat, la cabecera del Ter y la zona del Llobregat medio. Los nuevos episodios de lluvia del otoño han permitido remontar la bajada de reservas propia de los meses de verano y que en general en 2025 se afronte en una situación menos extrema que la de hace un año. Sin embargo, las reservas en los pantanos del sistema Ter-Llobregat y de las cuencas internas en conjunto duplican a 31 de enero lo que había exactamente un año atrás.












