La Policía Nacional y la Agencia Tributaria han desarticulado una red muy violenta que vendía mujeres en España para ser explotadas sexualmente. Hay 30 detenidos, de los que trece en la provincia de Barcelona, doce en Madrid, tres en Zaragoza y uno en Toledo y La Rioja. Todos formaban parte de la red china Tian Xia She, implicada en delitos de trata de personas, tráfico de drogas, regularización ilegal de inmigrantes y extorsiones, y con conexiones en otros países.
En la operación, en la que también ha colaborado Europol, 33 víctimas fueron liberadas, una de ellas menor de edad, y se llevaron a cabo catorce registros en España y uno en Croacia. Durante el operativo se realizaron nueve registros en Madrid, cuatro en Barcelona y uno en Illescas (Toledo), así como uno en Croacia.
Los agentes intervinieron dos armas de fuego, 180.000 euros en metálico, una pistola eléctrica, defensas extensibles, puños americanos, navajas automáticas, chalecos antibalas, 70 pasaportes, un equipo de falsificación de pasaportes y visados, gran cantidad de la droga conocida como agua de Dios, diez vehículos de alta gama, 33 teléfonos móviles y abundante documentación. Dos pisos que funcionaban como prostíbulos fueron clausurados y se desmanteló un laboratorio dedicado a la falsedad documental.
La investigación comenzó en 2022, con una denuncia presentada a la Policía Nacional que alertaba de la situación de una mujer que había llegado al estado español para ser prostituida por una organización criminal. Los investigadores estiraron el hilo y llegaron a la red, que estaba perfectamente jerarquizada y ramificada. Era muy violenta y utilizaba armas de fuego y todo tipo de armas blancas, así como acciones contra otros grupos rivales, extorsiones, revanchas y cobro de deudas.
El grupo, con la colaboración de miembros asentados en los países de origen, aprovechaba la situación de necesidad de las víctimas y las engañaba para captarlas y explotarlas sexualmente en Grecia, España y Estados Unidos. Trasladaron chicas muy jóvenes, todas de origen asiático, incluso alguna menor de edad, para ser vendidas a jefes de otras organizaciones en el estado por el hecho de ser vírgenes y a cambio de grandes sumas de dinero. Después las obligaban a prostituirse. Las hacían dormir en pisos prostíbulos que la organización tenía en Madrid, Barcelona y Zaragoza.
Las chicas tenían disponibilidad las 24 horas del día y cada día de la semana, no tenían libertad para moverse libremente y tenían que mantener relaciones sexuales sin protección. También se las forzaba a abortar cuando se quedaban embarazadas. Todo para pagar una deuda que podía ascender a 10.000 euros. Para que la explotación se mantuviera más en el tiempo, el grupo se ofrecía a regularizar de manera fraudulenta a las chicas con contratos de trabajo falsos y empadronamientos ficticios, haciendo subir la deuda hasta los 20.000 euros.
Otra de las actividades de la red era la inmigración irregular de ciudadanos, mayoritariamente de origen chino. A cambio de grandes cantidades de dinero, los llevaban a través de la ruta de los Balcanes hasta Europa, para luego ser trasladados a Estados Unidos o Centroamérica. Para ello, tenían un inmueble con todos los instrumentos para hacer pasaportes y visados falsos. En otro piso alojaban a las víctimas.
Además, también utilizaban menores de edad para vender drogas como la llamada agua de Dios o la ketamina, en este caso en Zaragoza. La primera sustancia se utiliza para desinhibirse sexualmente y su precio es de unos 300 euros por dosis. La rama asentada en Barcelona se ocupaba de la seguridad en los prostíbulos y tenía equipos de seguridad que incluían a menores de edad. Se dedicaban también a expandir el negocio a través de extorsión de locales como karaokes y discotecas.