La acumulación de torpezas, continuada en el tiempo y sin aplicarles ninguna enmienda como podría ser la autocrítica o el acierto, ni que fuera por una vez en la atormentada actualidad laportista, puede conducir al Barça a jugar el próximo Clásico en un estadio distinto del Lluís Companys y del Spotify. No se sabe dónde o si al final tendrá que alquilar el estadio del RCD Espanyol.
Parece una película entre la ficción y el terror, pero es real como la vida misma. Uno de los partidos más destacados del año en el mundo entero, probablemente clave para el desenlace de esta Liga, está previsto para el fin de semana del 10-11 de mayo, más que presumiblemente sin posibilidad de que se haya reabierto el Spotify a tiempo de albergar un partido de esas características. Los más optimistas calculan que para el Gamper del verano, sin descartar que combinando los primeros partidos fuera de casa, la reapertura se produzca de forma efectiva iniciado el mes de septiembre.
Por otro lado, como la directiva ya ha anunciado, el FC Barceloana ha solicitado una prórroga del alquiler del estadio Lluís Companys hasta el mes de abril, petición y concesión, por parte municipal, que indicaría la más que segura ocupación de Montjuïc hasta el mes de mayo y, en la práctica, el resto de la temporada.
El problema radica en que Barcelona Serveis Municipals (BSM), la sociedad que comercializa y gestiona las instalaciones olímpicas, tiene sobre la mesa cerrar una de las citas más importantes de la gira mundial de los Rolling Stones en Montjuïc, no solo para un concierto, sino varios, pues Barcelona sería la escala española del mítico grupo de rock, coincidiendo con las fechas del Clásico.
No solo se trata del beneficio de los conciertos, están en juego también millones en hostelería, restauración y servicios y ofertas de ocio y turismo para la ciudad y su área de influencia.
La compañía responsable de acomodar la escala de los Rolling Stones en Barcelona es la misma que, al margen de este grupo, promueve a favor de BSM otras actuaciones en el Olímpic y en el Palau Sant Jordi que dan vida y beneficio al Ajuntament de Barcelona cada año y de forma regular, por lo que cuesta imaginar que para satisfacer a un usuario puntual como es el Barça BSM quiera cerrarse esa puerta, especialmente la de los Rolling Stones que, si no vienen a Barcelona, actuarán en Madrid.
Se da otra complicación añadida a causa del calendario de Ferias en el recinto de Montjuïc por la celebración por esas mismas fechas del Salón Internacional de Barcelona. El montaje, preparación y organización de un evento de tales dimensiones, pues se espera una edición verdaderamente de lujo y espectacular, supone reducir, por no decir que cortar los accesos al estadio con respecto a un fin de semana normal en la montaña.
Hasta la fecha, según ha acanzado el podcast de Catalunya Ràdio Barça Reservat, BSM no ha firmado todavía el acuerdo para acoger el concierto de los Rolling Stones que, si se lleva negociando y trabajando desde hace meses, es porque el FC Barcelona siempre ha dado por sentado en las comparecencias de sus directivos que el regreso a Les Corts era inminente y seguro para noviembre de 2024, luego para final de año, más tarde para enero y en las últimas y confusas actualizaciones desde la junta la única conclusión posible es que ya nadie lo sabe. “Volveremos cuando podamos”, fue la lacónica, imprecisa y desganada respuesta del propio presidente Joan Laporta cuando compareció para explicar más o menos el caso Olmo.
Ese mismo día por la tarde el club anunció haber cerrado el alquiler hasta abril, dejando en el aire ese mes de mayo a medio camino entre la esperanza -o la necesidad- de reabrir el Sporify o rematar la temporada en Montjuïc.
No cuesta imaginar que, por más voluntad que el Ajuntament pueda poner de su parte para colaborar con el FC Barcelona, rechazar la gira mundial de los Rolling Stones sólo podría entenderse a cambio de una compensación económica muy por encima del precio del alquiler habitual para el último mes de la temporada.
El Barça, un poco como en el caso Olmo y en el resto de sus últimas chapuzas como en el fichaje intentado y estrellado de Heurtel, es quien ha provocado este escenario no previendo a tiempo que esta serie de coincidencias pudieran darse. Laporta ha estado jugando con la fecha por motivos de interés personal y de estrategia al mismo tiempo que no había previsto elaborar junto a BSM una alternativa satisfactoria.
Si se descartasen ambos escenarios, Camp Nou y Lluís Companys, cabe preguntarse si Laporta intentaría jugar el Clásico en el otro estadio barcelonés con capacidad y logística como es el del Espanyol. Y el resto de los partidos de mayo, claro.