A Laporta se le rebela la Comisión Económica y le pide que no fiche en enero

En la misma nota de opinión en la que, sorprendentemente, aplaude la operación de los PSL, le recuerda que la situación financiera exige que, de forma prioritaria, los 100 millones del ingreso extraordinario se emplee en reducir deuda y no en refuerzos

Joan Laporta, celebrant la Supercopa d'Espanya - Foto: FC Barcelona

Para justificar la urgente y misteriosa operación de los Personal Seat License (PSL), que vendría a ser la cesión del derecho de uso del 5% de los asientos VIP del nuevo Spotify por 30 años y a cambio 100 millones, la directiva azulgrana hizo público esta vez un documento de la comisión económica, un órgano estatutario independiente -al menos en teoría- de la junta que controla sus procesos económicos y financieros de con la finalidad de emitir, sobre todo en las asambleas, una valoración y una opinión, favorable o no, sobre los aspectos más relevantes de cada cierre.

En realidad, es una comisión al servicio de la presidencia que, en todo caso, si ha de apuntar alguna enmienda o corrección, lo hace con un lenguaje, formas y tecnicismos que resultan imperceptibles menos como ahora ha hecho, cuando a sus miembros les parece que su prestigio en el ámbito de la economía puede quedar en entredicho.

La comisión económica ha emitido más bien una opinión, que no un informe, en el que considera interesante la operación, valida el criterio contable de anotarla como un ingreso único de 100 millones esta temporada y, finalmente, le pide a Joan Laporta que no use el beneficio para fichar, sino para reducir la deuda.

Este es el titular de su conclusión que la prensa y los entornos laportistas, en general, no han leído o no han querido leer ni subrayar porque, en definitiva, Laporta ha sacado pecho de esta maniobra, precisamente para presumir de volver a la regla 1:1 y pisar fuerte en el mercado de invierno.

La textualidad de su intención no se presta a demasiadas interpretaciones. Primero «reitera la importancia de tener presentes y persistir en la consecución de dos de los principales objetivos de la gestión económica del Club: La obtención de explotación ordinaria, positiva y gradual, y continua reducción de la deuda». Y con base en esos principios, recomienda «prudencia en el destino del nuevo ingreso y a tal efecto cree prioritario que se aplique a la reducción de la deuda».

Hasta ahí llegan sus facultades, a la de sugerir y prescribir. O sea, cubrirse las espaldas y poder seguir disfrutando de los privilegios de un cargo que se otorga a discreción del presidente y que incluye una plaza en el palco, desplazamientos gratis, influencia y alguna que otra comilona.

Frenar a Laporta de su compulsión por fichar, mucho menos ahora que ha anunciado reingresar en el ruedo del mercado, otra bravata tipo «¡Que tiemble Europa porque hemos vuelto!», como la que dijo en enero de 2022 después de fichar a Aubameyang, Adama Traoré y Ferran Torres, parece una misión imposible. Entre otros motivos por los que sus agentes de confianza, como Jorge Mendes y Pini Zahavi, están sedientos tras un verano sin una comisión que llevarse a casa. Además, las renovaciones de Araujo, Pedri, Gavi, Balde y, sobre todo, la de Lamine Yamal llevan meses, alguna más de un año, congeladas. También hay otros intermediaros como el que le ha permitido al hijo del presidente las prácticas de agente que también merodean y huelen a distancia el olor del dinero fresco.

Si esta receta de la comisión económica parece tan contraria a los intereses de Laporta, solo puede obedecer a razones de prudencia extrema ante la situación real del club y los fundados temores, por la experiencia ya vivida, de que cuando Laporta se pone a gastar en refuerzos lo hace generosamente y sin reparar en límites. A veces, como ha ocurrido con Lewandowski, Marcos Alonso, Raphinha, Koundé, Kessie, Bellerín, Christensen, Pablo Torre, Oriol Romeu, Pau Víctor y Dani Olmo, sin disponer de fair play real, pues ha quedado suficientemente acreditado que la venta de Barça Studios fue un montaje y está por ver si los inversores árabes recién llegados, sobre todo el de Dubai, cumplen con el resto de los pagos.

Muy apurada ha de verse esta comisión económica para señalar un defecto alarmante en la dimensión de la deuda, o el temor a que un incremento hunda el frágil andamio que la sostiene, para llamarle la atención al presidente.

Hasta ahora, su sumisión y servilismo han sido históricas, pues han tragado con la dilapidación de 1.000 millones en palancas (pronto 1.100) y, sobre todo, con el embuste cronificado y recurrente de Barça Studios, incluida su conducta ciertamente inadmisible de recomendar a los socios compromisarios a votar en contra de unas cuentas auditadas con el rigor y la decencia exigibles a un profesional, apostando por seguir tapando un pufo de 408 millones que sigue siendo una amenaza de gravedad para el futuro azulgrana.

Los parabienes que esta comisión dedica a los PSL no son, igualmente, tan justificados si se razona que el posible beneficio de 200 millones que obtendrán los inversores los podría capitalizar el club si la directiva de Laporta no anduviera, como siempre, tapando una trampa con otra a la hora de gestionar su economía.

Esta forma de actuar, descerebrada y torpe por culpa de un guion presidencial caprichoso y al margen de los verdaderos intereses del club, también la ha normalizado esta comisión integrada por Joan B. Casas (presidente), Júlia Bosch, Carme Hortalà, Jaume Carrasco, Francesc Martí y Àngel Riudalbas, este último en representación de la directiva.

Hace ya dos asambleas que su presidente, Joan B. Casas, no da la cara, afectado por el hecho de que un grupo de socios, a través de un burofax, acusara a esta comisión económica de colaboracionismo y fraude en la desviación del crédito del Espai Barça por no incluir ni el Palau Blaugrana ni el resto de los equipamientos pactados y aprobados en asamblea. En su lugar, lo viene haciendo Carme Hortalà, evidenciando falta de liderazgo y de contundencia en una comisión cuyo presidente asumiría las funciones de presidente del club con el compromiso de convocar elecciones en el caso de un cese anticipado o crisis en la junta de Laporta.

Por ahora, a dos semanas del cierre del mercado, lo cierto es que no se barajan nombres de fichajes con posibilidades reales de recalar en el Barça de Flick y que la prensa no acaba de apostar por ningún nombre propio. Eso significa que, de momento, poco se mueve en esa órbita del club a la espera de más acontecimientos y desde luego de salidas, pues la regla 1:1 lo que permite es invertir en salario deportivo el beneficio neto de traspasos, por bajas o reducciones salariales u operaciones extraordinarias como la de los PSL con cuyo neto, se supone, se habrán cubierto el déficit salarial que arrastraba Laporta y la entrada de Dani Olmo y Pau Víctor.

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