Dice Donald Trump que si interesa a las necesidades económicas de Estados Unidos él comprará o invadirá los países que crea oportunos. Se refería a Groenlandia y Panamá. De Groenlandia le interesan su situación estratégica y algunos minerales raros que hay en su subsuelo. De Panamá, el control sobre el canal que atraviesa el país de un océano a otro. ¿Cataluña interesa a las necesidades económicas de Estados Unidos? A Putin le interesaba para desestabilizar un país de la Unión Europea como España. Se dedicó a fondo a ello durante el procés y todavía tiene un ojo puesto en el territorio catalán. A Trump también le interesa desestabilizar Europa. ¡Ay, ay, ay!
Elon Musk, la mano derecha de Trump –aunque a veces parece que sea al revés y que el presidente electo sea la mano derecha de Musk- ha descubierto que la política de Estados Unidos se le queda pequeña y se dedica a potenciar a los partidos y candidatos de la extrema derecha en nuestro continente. Ha apoyado a la candidata de Alternativa por Alemania y ha disparado con bala contra el primer ministro laborista inglés con el fin de favorecer las opciones ultraderechistas en este país. Y también se ha fijado en Cataluña. Reenvió un post a la red X de su propiedad donde el diario antisocialista español La Razón escribía que el 91% de los presos en Cataluña por violaciones eran extranjeros.
Trump amenaza a Panamá con invadirlo y ofrece a Groenlandia comprar el país. Ha enviado un hijo suyo a las tierras heladas del país nórdico para tratar de cerrar el negocio. El primer ministro de Groenlandia, un país donde viven 57.000 personas, ha dicho que él lo que quiere es la independencia de Dinamarca y luego ya hablaremos.
Hay un montón de independentistas que venderían su piel -es decir, Cataluña- al diablo -se llame Putin o se llame Trump- con el fin de dejar de formar parte de España. Algunos preclaros analistas de los que suelen sentarse en las sillas de las tertulias de TV3 o en Can Vilaweb ya deben estar puliendo los argumentos para vendernos a los yanquis. Los de 30 minuts ya deben estar pensando quién podría hacer un documental bien subvencionado por la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales que señale las ventajas de convertirnos en el estado número 51 de los Estados Unidos. O el 52, o el que toque en la lista de Trump.
La trama rusa del procés daba miedo. La trama estadounidense del postprocés da risa. ¡De momento!