El cuadrado perfecto no será perfecto

Bluesky

Los aficionados a las matemáticas pronostican un buen año 2025 porque el número es un cuadrado perfecto, (45×45). Más allá de las casualidades numéricas, habría que definir qué es un buen año y cuándo lo es para todos (o para la mayoría). Y, de momento, no parece que 2025 vaya a llevar bondades para la mayoría.

Sí que el 2025 será bueno para los colectivos de la derecha radical, representados en España por las organizaciones como Abogados Cristianos o Hazte Oír, que, de hecho, ya se han empezado a hacer notar. La presidencia de Trump en EEUU ha sido una buena noticia y les dará el impulso econonómico y mediático que les permitirá hacerse presentes en nuestras vidas.

En el campo mediático, la irrupción de Elon Musk en la política también se hará notar. Ya ha empezado y es previsible que use los medios a su alcance para difundir la ideología extremista e influir, en lo posible, en las políticas globales. En especial, en Europa. Musk ha opinado sobre Cataluña y se ha apuntado a comentar unos datos sobre población reclusa en Cataluña.

En Junts per Catalunya deben estar contentos con la ayuda que Musk les da sin haberla pedido: hace meses que han endurecido el discurso contra la inmigración, relacionándola con la delincuencia. Puigdemont y el triste Turull quieren expulsar a inmigrantes y exigen al gobierno que les dé las competencias para hacerlo. Les gustaría expulsar a gente extranjera de Cataluña a la vez que mantienen el país de acogida y las bondades de la inclusión y la inmersión. Hace pocos años desfilaron bajo el eslogan «Queremos acoger» y ahora dicen «Queremos expulsar». Sólo les falta decir «Nos gustaría haber expulsado a los andaluces y a los murcianos».

Los nacionalistas del mundo (y los nacionalistas catalanes no son una excepción) pelean por expulsar extranjeros y no dudan en acusarlos de cualquier atrocidad, ni dudan en falsear datos sobre población reclusa. Junts per Catalunya lleva tiempo instalado en los escenarios mentales de la ultraderecha y para ellos 2025 podría ser un buen año, con el permiso de las izquierdas comprensivas que siguen pensando que el independentismo es una ideología progresista y Puigdemont un socio fiable.

Tal vez 2025 será un buen año si el pensamiento progresista deja de hacerse el loco y empieza a afrontar los retos que se le presentan, y entiende que la apuesta del populismo ultraderechista debe tomarse seriamente y hay que responder con mucha pedagogía. Si no lo hacen así, 2025 será el año menos malo de los años venideros.

He revisitado el Tío Vania de Chekhov y me he topado con una frase de Yelenia en el segundo acto, donde dice (cito de memoria): «el mundo ha empeorado y no han sido los incendios ni los desastres, ha sido el odio». El odio tiene buena prensa en el mundo de la educación emocional. Los discursos del odio son seguidos y aplaudidos y sus promotores reciben más votos.

Avanzamos hacia la democracia autoritaria lentamente y con pasos seguros.

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