La supuesta trama rusa del ‘procés’

Carles Puigdemont se reunió con dos rusos en el Palau de la Generalitat pocas horas antes de proclamar la independencia de Cataluña. Los había llevado allí Víctor Terradellas, ex secretario de Relaciones Internacionales de Convergència Democràtica de Catalunya y encargado de buscar apoyos en el extranjero al proceso independentista. Terradellas había hecho unos cuantos viajes a Moscú en busca de este apoyo. Un tiempo después esta función fue asumida por Josep Lluís Alay, jefe de la Oficina de Puigdemont como ex presidente de la Generalitat. La consejera de Presidencia Elsa Artadi también se reunió con los rusos que visitaron Puigdemont en octubre de 2017. Le propusieron convertir Cataluña en un paraíso fiscal de las criptomonedas a cambio de apoyar al gobierno de la Generalitat en su periplo hacia la independencia. Terradellas declaró ante el juez que los rusos habían ofrecido 10.000 soldados al gobierno catalán pero que Puigdemont no lo vio claro. También ofrecieron dinero. A cambio, Cataluña debía reconocer a Crimea como parte del territorio soberano ruso. Hace unos días que un documental de la cadena ARTE explica todo esto y más en un reportaje que se puede ver en su canal de youtube: » ¿Europa en las manos de Putin? Ingenuidades europeas”.

La justicia española está decidida a archivar el sumario abierto por el juez Joaquín Aguirre que recoge todas estas informaciones.

Estamos, pues, ante una trama rusa. Negarlo es negar la evidencia. Pero los portavoces independentistas vinculados a Puigdemont -políticos y mediáticos- insisten en interpretar que el archivo del sumario de la trama rusa implica reconocer que nunca existió. Un poco como si los hombres de negro que perseguían extraterrestres con un lápiz que borraba la memoria reciente lo hubieran aplicado al recuerdo de las negociaciones, las reuniones e incluso las publicaciones de artículos y entrevistas a Puigdemont en los medios de comunicación vinculados al Kremlin.

Hablar de «supuesta» trama rusa es como decirle a Galileo Galilei que su teoría de que la Tierra gira en torno al Sol es una mera suposición y que los que mandan dicen que es al revés. Y que cuando Charles Darwin hablaba de la teoría de la evolución era también una suposición de las suyas. O que hay científicos que se empeñan en defender la «supuesta» idea de que la Tierra no es plana o que los seres humanos y los dinosaurios no convivieron en la misma época. Una cosa es que los investigados en el sumario de la trama rusa se ahorren el juicio y otra es que no jugasen con fuego cuando intentaron intercambiar cromos con Putin.

No sé si Carles Puigdemont volverá a ser nunca presidente de la Generalitat, pero confío en que no vuelva a embarcarnos en un juego tan descerebrado y peligroso.

Confío y supongo.

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