Seguir en X o no seguir en X, esa es la cuestión

Nadie con dos dedos de frente discute con sinceridad que la red social X se ha convertido en un pozo defango, mentiras e insultos que favorece las pasiones insolidarias más lamentables y las posiciones partidistas más ultraderechistas. Si alguno tenía dudas, la opción de su propietario, Elon Musk, de ponerla al servicio de Donald Trump en su campaña para alcanzar la presidencia de Estados Unidos -extensísima entrevista incluida- lo ha dejado bien claro.

Millones de personas han abandonado X tras la elección de Trump, abonada por X, y su anuncio de que nombraría a Musk paraun alto cargo de su futura administración. También lo han hecho medios de comunicación como The Guardian o La Vanguardia. Muchos hemos adoptado una posición intermedia: no hemos dejado de estar pendientes de lo que pasa en X pero nos hemos abierto un perfil en Bluesky, que tiene en su dirección a uno de los fundadores de X. ¿Por qué? Pues porque, hasta ahora, muchos políticos, periodistas y organizaciones de activistas o de solidaridad internacional lo utilizaban para expresar sus opiniones. Cuando pasaba cualquier hecho importante la primera reacción de mucha gente era expresar su opinión en X.

La cuestión es si tenemos que dejar X porque se ha convertido en una guarida de la extrema derecha, donde cabe todo, desde la afirmación de que hay mil muertos en un parking subterráneo en Paiporta hasta el último meme contra Pedro Sánchez salido de la factoría ultra de turno o las afirmaciones machistas o racistas más desinhibidas. Muchos de los que critican esta deriva pero que consideran que hay que seguir estando presentes en X lo justifican diciendo que no se puede dejar en manos de la ultraderecha y el filofascismo una herramienta que llega a más de 600 millones de personas.

En cualquier caso, suscribo las explicaciones del admirado Gabriel Jaraba cuando, en nombre de la Fundación Periodisme Plural, justifica su decisión en esta cuestión: «Las personas que participamos en la Fundación Periodisme Plural, comprometidos con los derechos de los ciudadanos en una sociedad de libertades, hemos llegado a la conclusión de que no podemos ceder los espacios que son de todos a una minoría interesada. Ni nosotros ni los ciudadanos a los que queremos servir somos propietarios de corporaciones informativas, sino testigos de cómo es inseparable la libertad de la democracia, el pluralismo y la libre información. Con todos estos argumentos, hemos decidido seguir en X e incorporarnos a la vez a la plataforma Bluesky, que encarna hoy la esperanza en unas redes más humanistas y menos tóxicas».

Me da miedo, sin embargo, que el día que Musk vea que alguna red social hace sombra a la suya eche mano de talonario y se la quede. De momento, sigo en X, me he apuntado a Bluesky y espero que pronto estas redes sociales pasen a manos de una entidad pública, sea la Comisión Europea sea Naciones Unidas, que garantice su humanismo y la falta de toxicidad de la que nos habla Jaraba.

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