«No seremos independientes», vaticinó el expresidente catalán Jordi Pujol, sobre los próximos 10 o 15 años, la semana pasada, durante el homenaje que recibió en Castellterçol, destacando que «España es un país muy poderoso» y que la mejor opción para Cataluña es negociar.
Este mensaje, pesimista desde el punto de vista del independentismo, ha hecho saltar a algunos de los faros del sector duro. Sin ir más lejos, el presidente de la ANC, Lluís Llach, se ha desmarcado echando al mismo tiempo la vista atrás. «Pues por eso y unas cuantas cosas más no soy ni he sido nunca pujolista«, ha escrito en X antes de culminar el mensaje deseándole una «larga vida».
La discrepancia del jefe de la oficina de Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay, ha sido igualmente clara, pero menos cargada de reproche. «Seremos independientes», ha asegurado. En cambio, Puigdemont no se ha pronunciado en la misma red social sobre la opinión de Pujol.
Por su parte, Neus Torbisco, número dos de Junts en las elecciones europeas, ha dedicado una tira de mensajes en X a contradecir a Pujol, que ha culminado con la conclusión de que, aunque «la posición del presidente Pujol se basa en que no se puede vencer la opresión», según ella, «la historia – siendo realistas- nos demuestra lo contrario».
Torbisco ha añadido que «lo que ha hecho cambiar la historia para muchos individuos y grupos oprimidos no es el conservadurismo pragmático supuestamente realista, sino el optimismo idealista y las creencias morales en la igualdad que han informado movimientos sociales transformadores del statu quo«.