El diario británico The Times se ha hecho eco este fin de semana de la convocatoria del juicio al ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol y su familia el 10 de noviembre del año que viene, diez años y cuatro meses después de que confesara que durante 34 años tuvo ocultos 290 millones de euros en Andorra. The Times constata el retraso incomprensible del retraso en la celebración del juicio y analiza el ascenso, la caída y las tentativas para rehabilitar la figura de Pujol que se han vivido en los últimos años en Cataluña.
Jordi Pujol se ha negado a hablar con el autor del artículo pero sí lo ha hecho su sucesor en la presidencia de la Generalitat, Artur Mas. Mas afirmó al periodista Isambard Wilkinson que Pujol se equivocó confesando su delito y que estuvo mal asesorado. «Su error fue confesar. Fue mal aconsejado. No calculó las consecuencias para su familia o su país. Hace diez años que sufre, pero ahora está claramente en una fase de rehabilitación política y lo agradece», asegura Mas.
El periodista de The Times escribe que «hasta su caída en desgracia en 2014, Pujol fue venerado como una figura clave de la transición de España a la democracia tras el final de la dictadura franquista en 1975. Se le dedicó una estatua a Premià de Dalt, cerca de Barcelona, pero fue derribada tras su confesión de fraude fiscal. Ahora, mientras la clase política de Cataluña pretende distanciarse del desastroso referéndum de independencia de 2017, Pujol está siendo resucitado como una figura unificadora».
En el artículo se señala que «el retraso en el juicio ha llevado a los críticos de Pujol a acusar al establishment español de protegerlo. Jaume Reixach, editor de EL TRIANGLE, afirma que «han puesto una fecha, pero Pujol no llegará al juicio. Esperarán hasta que se muera. Sabe demasiado. No sólo por los años de la transición sino también porque algunos de sus intereses empresariales estaban vinculados con el rey Juan Carlos».
Wilkinson también recoge la idea de que el proceso independentista se puso en marcha para encubrir la corrupción de la familia Pujol, especialmente la de Oriol Pujol cuando era secretario general de Convergència Democràtica». Mas, sin embargo, lo niega y dice que el cambio de su partido de nacionalista a independentista se debió a «las demandas de base» de la ciudadanía y a la necesidad de mantener su apoyo al partido.
El autor hace referencia a la petición fiscal de 9 años de prisión a Jordi Pujol por blanqueo de capitales y asociación delictiva, de 29 años para su hijo Jordi, 14 por Josep y 8 años para los otros cinco hijos e hijas. El artículo acaba con la visita que hizo el periodista al barrio donde ha vivido siempre el matrimonio Pujol-Ferrusola en Barcelona. «Cerca del piso de Pujol, en una zona acomodada de Barcelona, uno de sus vecinos expresa una opinión habitual entre los catalanes. ‘ Fue un gran líder. Lo voté pero me decepcionó mucho porque, aunque todos sabíamos que había corrupción, nadie pensaba que fuera tan grave. Pujol tiene que hacer frente a la justicia’, dijo Jordi Alegret, de 47 años, empleado de una empresa farmacéutica».