Anne Applebaum denuncia en su último libro el apoyo de los servicios de inteligencia rusos al ‘procés’

La premio Pulitzer destaca en 'Autocracia S.A." el papel de los 'trolls' del Kremlin a favor del referéndum de independencia de 2017

Entrevista a Carles Puigdemont en Komsomolskaia Pravda, en enero de 2019, y portada del libro 'Autocracy INC.' de Anne Appelbaum

La periodista Anne Appelbaum denuncia en su último libro «Autocracia S.A. Los dictadores que quieren gobernar el mundo» el apoyo que los servicios de inteligencia rusos dieron al proceso independentista de Cataluña que culminó en el referéndum que convocó el gobierno de la Generalitat el 1 de octubre de 2017. Applebaum, que recibió el Premio Pulitzer en 2004, explica en su libro los esfuerzos de autocracias como la que lidera Vladimir Putin en Rusia para desestabilizar las democracias y uno de los ejemplos que cita es la colaboración con el independentismo catalán para poner en dificultades la democracia en España y la cohesión en la Unión Europea.

«Los troles radicados en Venezuela y los pro-rusos -un analista los llamó «todo un ejército de cuentas zombis«- actuaron juntos en España, sobre todo durante el referéndum ilegal de independencia de Cataluña de 2017. Organizado por el gobierno regional separatista sin un fundamento legal en la legislación española, el referéndum estuvo marcado por protestas y refriegas con la policía, descritas en Russia Today como «brutal represión policial contra los votantes en el referéndum catalán. Valiéndose de estos titulares, junto con declaraciones de que ‘Cataluña elige su destino entre porras y balas de goma’ los troles consiguieron llegar a más gente que la televisión pública española», escribe Appelbaum.

La periodista y escritora, nacida en Washington hace 60 años, considera que «el caso de Cataluña tuvo un desarrollo largo y complejo. Después de que el gobierno español anulara el referéndum ilegal, el ex presidente de la Generalitat Carles Puigdemont huyó de España. En 2019 envió a un emisario, Josep Lluís Alay, a Moscú. Allí, según The New York Times, el emisario recaudó la ayuda del gobierno ruso para crear cuentas bancarias y empresas secretas que financiarían operaciones de apoyo al independentismo». Y continúa: «Unos meses después estalló en Cataluña una protesta extraña y forzada cuando un grupo de manifestantes que habría contado con el respaldo de la inteligencia rusa ocupó un banco, cerró un aeropuerto y bloqueó la principal carretera entre Francia y España».

Appelbaum explica que la injerencia rusa se hace sobre una base política existente: «Las divisiones internas en España son muy antiguas y muy reales. Tanto los partidarios como los detractores de la independencia de Cataluña tienen una larga historia». «Las operaciones de información de las autocracias exageran las divisiones internas y la rabia que son normales en política. Pagan o apoyan a las voces más exaltadas esperando volverlas más extremas y quizá más violentas; confían en incitar a la gente a cuestionar al Estado, a desconfiar de la autoridad y, finalmente, a poner en duda la democracia misma», dice.

Y añade que «para sembrar el caos, estos nuevos propagandistas, al igual que sus líderes, recurrirán a cualquier ideología, tecnología o emoción que les resulte útil. Los instrumentos de desestabilización pueden ser conservadores, progresistas, separatistas o nacionalistas e incluso adoptar la forma de conspiraciones médicas o pánico moral. Sólo el propósito no cambia nunca: Autocracia S.A. espera reescribir las reglas del sistema internacional».

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