Desde hace muchos años, exactamente desde cuando se volvió extremadamente todopoderoso el poder de influencia de Mediapro en TV3 y consiguió excitar aún más las ganas del gobierno pujolista de echar a Josep Lluís Núñez de la presidencia del FC Barcelona, la televisión catalana no ha dudado en imprimir a sus informativos, programas especiales y espacios deportivos un sello inequívoco a favor de Joan Laporta y, por analogía, contra cualquier otro barcelonista que disienta de su totalitarismo.
Que Jaume Llopis, exdirectivo de Laporta, haya sido vetado por la Corpo desde que se volvió crítico con el presidente quedaría solo en una anécdota al lado de las fechorías mediáticas que esta lealtad inquebrantable al régimen laportista han convertido en normalidad, como el abuso y el exceso en el pulido y filtrado de todas y cada una de las cuestiones de la actualidad barcelonista.
Sandro Rosell, por ejemplo, nunca ha sido invitado a un plató de TV3 para hablar sobre su escandaloso paso por prisión, siendo inocente, y hasta la dirección persiguió al periodista suyo que decidió realizar un documental sobre el caso. Vicent Sanchis, director en aquel momento, hubo de ir al Parlamento de Cataluña para dar explicaciones sobre el retraso en su programación tras un intento de veto y acabar emitiéndolo casi de madrugada para que tuviera la menor audiencia posible. La mala jugada le costó el cargo al director de deportes, Christian Garcia, para que Sanchis pudiera salvar la cabeza.
Muchos años atrás el propio Johan Cruyff, en connivencia con el periodista Joan Patsy, hoy empleado del City, atacaba en TV3 la gestión de Núñez con absoluto descaro y protección de un medio que al poco de llegar Rosell a la presidencia también contó con Johan para el numerito de la devolución del pin del Barça en las oficinas del club, con la única finalidad de erosionar aquella presidencia. Uno de los efectos teatrales más recordados fue la emisión de un niño llorando porque Rosell había cerrado la sección de beisbol en el colmo de la perversión y de la manipulación informativa. En realidad, por motivos económicos, se había decidido no renovar a la plantilla del primer equipo -en ningún caso se suprimieron los equipos de base ni su actividad-, alimentada con jugadores de las ligas menores de Centroamérica y de los EE. UU., poniendo en duda el carácter amateur de la sección.
Así ha sido como, por tradición, ideología e interés mutuo, TV3 ha sido y será un nido laportista capaz de ponerse en ridículo sin el menor reparo, sobre todo en las encuestas, siempre manipuladas, a veces incluso reconocidamente cuando se han producido errores puntuales o han sido hackeadas, como cuando en una noche de campaña el candidato Toni Freixa avanzó durante el día que iba a salir primero en las opciones de los votantes en Onze, programa deportivo de referencia de la casa. Cuando llegó el momento de ofrecer el resultado de la encuesta del día, en efecto, Freixa apareció destacado como el favorito de los espectadores. El conductor del programa cortó por la vía rápida excusándose en que la encuesta está mal por el simple hecho de que Laporta no salía en cabeza.
Esta semana, por poner un último ejemplo, a la pregunta “¿Os sentís engañado con la fecha de regreso al Camp Nou?», la respuesta fue lógicamente que no por un 82,5% contra el 17,5% del sí. Más allá de que la pregunta solo buscaba en realidad justificar que no hubiera motivo para el debate sobre el tema, a los responsables de Onze se les volvió a ir la mano con el dato de la participación, con 6.057 votos, cinco veces más de lo habitual y, prácticamente, con tantos votos como presuntos espectadores, según las audiencias del programa. Exagerado.