El presidente de Junts, Carles Puigdemont, considera que abandonar la red social X como han hecho muchas personas, entidades y medios tras el apoyo de su propietario, Elon Musk, a Donald Trump en su campaña para la presidencia de Estados Unidos, perjudica a la lengua catalana. Tanto él como sus colaboradores más próximos han lanzado una campaña en defensa de la continuidad en X y han criticado la decisión de medios como La Vanguardia o The Guardian de dejar de publicar en ella sus informaciones después de que en esta red social se hayan disparado los mensajes vinculados a la extrema derecha, las teorías de la conspiración, las ideas racistas y fascistas y las falsedades y desinformaciones de todo tipo.
Puigdemont ha defendido su continuidad en X en un mensaje a esta red en el que recrimina al Instituto Ramon Llull que haya dejado de utilizarla. Este Instituto difundió un comunicado en el que explicaba que había tomado esta decisión porque «la manipulación y desinformación en esta plataforma es incompatible con nuestros valores y con la defensa de una sociedad democrática».
El líder de Junts considera que X es uno de los pocos canales que tiene la lengua catalana para su internacionalización y para «salir de su condición de lengua minorizada». Reconoce que la red de Musk está llena de mentiras y manipulaciones pero acusa a la prensa española de propagar muchas contra Cataluña y el catalán y a las plataformas Linkedin e Instagram de menospreciar la lengua catalana. «Si queréis perjudicar a Elon Musk no lo hagáis pagar a la lengua catalana», acaba su escrito.
Josep Lluís Alay, jefe de la Oficina de Puigdemont como ex presidente de la Generalitat, incide en la misma argumentación en otro mensaje: «Twitter y ahora X ha sido y es un canal de comunicación e información excepcional en y para la lengua catalana. No dejemos que servidumbres españolas e ideologías que no ven más allá de su nariz desmantelen esta red». El presidente de la Assemblea Nacional Catalana, Lluís Llach, reenvió este post.
Aleix Clarió, que se presenta como «asesor en comunicación digital del 130º Presidente de la Generalitat», replicaa la periodista Àngels Barceló, que se ha mostrado partidaria de marcharse de X diciendo: «Que alguien como ella diga que se tiene que abandonar Twitter da muchas pistas de porqué no se tiene que abandonar Twitter. Han disfrazado de principio moral lo que en realidad es un intento por recuperar el control del relato oficial de lo que pasa».
Muchos usuarios de X que se definen como independentistas en sus perfiles dan la razón a Puigdemont y su entorno con argumentos similares o más contundentes. Es el caso de Ferran Martínez, con lacito amarillo en su perfil: «Todos los que han anunciado que quieren abandonar Twitter son «profesionales» bien pagados con dinero público. Están a las órdenes de Zarzuela-Moncloa, y tanto da el color político de quien mande». Pilar Carracelas, una independentista de la línea puigdemontista y usuaria compulsiva de X también la ha defendido: «Ni a las administraciones ni a los medios les interesa en absoluto la libertad. Por mucho que un señor tarado haga negocio con ella. Prefiero que lo haga de la libertad que de la censura». O Pere Costa Vilanova, que dice que le interesa la independencia de Cataluña y que está «totalmente de acuerdo» con Puigdemont.
«No podemos renunciar a ningún espacio de presencia mundial de nuestra lengua», reivindica.
Otras voces de este sector independentista que se han sumado a la oposición a retirarse de Twitter son Vicent Partal, propietario de Vilaweb –»Dejar un espacio público en las manos de la extrema derecha porque en ella hay mucha gente de extrema derecha no parece una manera muy eficaz de combatir la influencia de la extrema derecha»- y Jordi Matas, presidente de la Sindicatura electoral del reférendum del 1 de octubre de 2017 –»¡Cuánta hipocresía hay detrás de aquellos que ahora dejan Twitter! ¿Mala conciencia propia? ¿Gestos simbólicos sin repercusión alguna? ¿Infantilismo progre? ¿Miedo a la crítica?».