El principio de incertidumbre político-social-laboral

Bluesky

El gato de Schrödinger es un experimento mental en la mecánica cuántica, según la cual el gato se encuentra literalmente vivo y muerto a la vez dentro de una caja cerrada.

Algo parecido me sucedió en la huelga general de diciembre de 1988 que estimé justa y necesaria. Ocupaba un cargo directivo en la administración de la UAB. No se habían acordado ni decretado servicios mínimos. Eso me hizo permanecer en mi lugar de trabajo por si se producía algún incidente no deseado. Al mismo tiempo, reclamé que se me incluyese en la lista de huelguistas y se me dedujese la parte del salario correspondiente. ¿Estuve trabajando y en huelga al mismo tiempo?

Eso hace pensar en la incertidumbre de si serán posibles o si serán o no probables, algunas de las proposiciones que, en los tiempos que corren, parecen contradictorias y hasta absurdas. Por ejemplo: Querer y no querer al mismo tiempo ser presidente del Gobierno del Estado; reclamar el incremento de la financiación de los entes territoriales, pero impedir los presupuestos que lo propician; necesitar mano de obra para muchos trabajos que los oriundos no pueden o no quieren hacer, y ponerles todos los impedimentos imaginables a los inmigrantes que acuden.

La apuesta por la descarbonización de la atmósfera y contra el calentamiento global que propicia el cambio climático a la vez que se pretende ampliar el aeropuerto para que lo usen más aviones más grandes; que se adecúe la terminal del puerto para que lleguen más buques de transporte de contenedores y de cruceros turísticos gigantes; que se construyan más estaciones de transporte de pasajeros por carretera, autopistas y cinturones, para que circulen más autobuses y camiones mientras el corredor ferroviario del Mediterráneo se eterniza, sin planificar el transporte de mercancías por ferrocarril a larga distancia con el de camiones para la distribución a corta distancia.

Para el alto el fuego y la paz, sitúan en el Mediterráneo portaviones USA que cooperan en la guerra; con el asentimiento de la UE y la impotencia de la ONU, se ampara a Israel, que sigue expoliando, masacrando y perpetrando el genocidio de palestinos y otros inocentes e indefensos.

El sosiego en las relaciones entre catalanes y con el resto de españoles, después de los indultos y la amnistía, con la evidencia de que Cataluña sigue en España y ésta en Europa, y que, aunque imperfecto, vivimos en un Estado de Derecho en el que las reglas solo se cambian siguiendo el procedimiento establecido y no a las bravas, mientras los medios audiovisuales de la Generalitat con TV3 a la cabeza predican y divulgan lo contrario.

La necesidad de mejorar la salud y la seguridad de los trabajadores con la posibilidad de acudir al trabajo estando en situación de incapacidad laboral transitoria, ¿se podría pensar también para la incapacidad permanente parcial, total y absoluta? Como se hace para la jubilación. Así pasito a pasito… La voluntariedad del trabajador, y de su médico, ¿pueden obrar la posibilidad cuántica de que el incapacitado para el trabajo esté, a la vez, capacitado para trabajar?

Es indudable que casi la totalidad de trabajadores de baja sufriría presiones para que ejerzan esa posibilidad, especialmente en las empresas pequeñas y medianas. A alguna persona con un trabajo que le apasione puede que le vaya bien, ¿pero esa excepción justifica generalizarla? Aunque ahora exista en España una sanidad pública universal para todas las personas, recordemos que hubo un tiempo en el que la de los trabajadores era solo para recuperarlos para el trabajo. ¿Se vuelve a esa concepción?

Las organizaciones empresariales han mostrado su entusiasmo. Tal vez pensando en reducir los índices de ausencia de los trabajadores del centro y del puesto de trabajo. Si la avaricia, el ansia por controlar el trabajo y limitar a los trabajadores no les cegase, podrían observar que el absentismo, los abandonos o peticiones de traslados frecuentes, el descenso en la cantidad y calidad del trabajo proviene principalmente de la carencia de satisfacción y de bienestar laboral y de sistemas de promoción por el simple transcurso del tiempo, despreciando la evolución profesional, de conocimientos y de experiencia.

Éstas expresiones de problemas añadidos y otros no resueltos, entre los que la desconsideración profesional, la precariedad, el autoritarismo organizativo, considerar al trabajador como simple apéndice del sistema, desechable instrumento para el trabajo que se diseña prescindiendo de él, en vez de diseñar el trabajo para el trabajador y sus características, tienen una importancia primordial: son causa de la crispación y del desconcierto que existe en el ámbito laboral, que afecta a la sociedad en su conjunto.

Hoy la preocupación por la pérdida del salario aparejado al puesto de trabajo y a la deslocalización o cierre de la empresa sin alternativa laboral, impide que el descontento y el conflicto latente se expresen abiertamente. Pero eso no durará eternamente y pasará por encima de dirigentes pazguatos.

El orden neoliberal decadente y sus gestores siguen prescindiendo de que el trabajador es una persona humana portadora de un cúmulo de valores, necesidades, deseos, tendencias, hábitos, intereses, aptitudes, actitudes, que está en un medio social determinado y que busca realizarse en su entorno laboral, familiar y social. Tal vez crean que la persona humana integral pueda ser sustituida por la inteligencia artificial y la robótica, pues no han conseguido el “gorila amaestrado” y los brazos siguen viniendo con un cerebro.

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