En medio de la destrucción causada por la DANA en l’Horta valenciana, el paso de los días ha puesto de manifiesto diversas necesidades sanitarias. Médicos, enfermeros y técnicos voluntarios recorren las calles de los pueblos arrasados para ofrecer sus servicios a quienes lo necesiten. La acumulación de barro y suciedad hace casi imposible la movilidad, dificultando la obtención de medicamentos, especialmente para pacientes con enfermedades crónicas.
Los sanitarios voluntarios se esfuerzan en cubrir estas carencias mientras atienden numerosas heridas provocadas por los trabajos de retirada de escombros. Sin embargo, les preocupa la falta de vacunas antitetánicas. Al mismo tiempo, reciben muchas consultas de vecinos «abrumados» psicológicamente «porque no asimilan la situación».
Estela Hidalgo vive en Torrent y se ofreció como doctora en las calles de Picanya tan pronto como se abrieron las carreteras. Ella trabaja en el centro de salud de esta localidad y ahora se ha volcado a tiempo completo en el voluntariado, ayudando a los vecinos que lo necesiten. «Sobre todo estamos atendiendo heridas de cortes y golpes, mientras gestionamos la medicación de pacientes crónicos», relata a la Agència Catalana de Notícies (ACN) sobre el trabajo que realiza junto con la mitad del personal que habitualmente trabaja en el CAP de Picanya.
