Laporta, protagonista en los juzgados por una estafa el mismo día de la asamblea

La imputación del presidente del Barça por ese delito afecta a un particular por un negocio de inversiones relacionado directamente con su gestión en el Reus. Es la segunda querella que se le imputa por estafa y la cuarta relacionada con CSSB Limited (Laporta, Oliver, Yuste y Sala-i-Martin)

Joan Laporta i Rafael Yuste - Foto: FC Barcelona

La misma mañana de la asamblea histórica del Barça, en la que Joan Laporta consiguió aprobar unas cuentas sin el visto bueno del auditor -más bien con la firme postura contraria de sus expertos contables y financieros por un diferencial en las pérdidas de 200 millones nada menos-, el barcelonismo despertó con la inquietante noticia de que el Juzgado de Instrucción número 21 de Barcelona le imputa al presidente del Barça “un delito de estafa agravada por desviar presuntamente a China dinero de un inversor y apropiarse posteriormente de sus fondos”. Como tal -o sea, como imputado-, deberá declarar a mediados de enero por orden de un juez junto a otra persona, Sandra Solé, que habría actuado en calidad de intermediaria, y el exdirector general del FC Barcelona en los mejores tiempos del primer mandato de Laporta, Joan Oliver, que más tarde se hizo aún más tétricamente famoso por conducir al Reus a la tumba en otra exhibición de pésima gestión económica y de irregularidades que también habían marcado su primera etapa como directivo azulgrana. Un mandato liquidado con unas pérdidas de 80 millones en el último año de la presidencia laportista (2009-10) tras haber presentado a los socios unas cuentas sin auditar con unos ilusorios, falsos y manipulados resultados de 11 millones de beneficio que más tarde se encargó de corregir una sentencia firme de la Audiencia Provincial.

Más o menos lo mismo que acaba de suceder en el Barça con el cierre del ejercicio 2023-24, 14 años después bajo el mismo presidente, esta vez sin que Laporta haya necesitado un director general, un gerente o un CEO para hundir al club en una trampa financiera que a la larga le tocará resolver a otra junta, aunque finalmente a costa de los recursos del club y con la consecuencia de otro grado superior de empobrecimiento el día que tarde o temprano las cuentas acaben por reconocer y registrar el descalabro de Barça Studios, una losa de 408 millones que Laporta nunca tuvo y se gastó básicamente en fichajes con comisiones millonarias a favor de su estrecho círculo de agentes-amigos.

Al socio del Barça le deberían preocupar por igual los antecedentes de destrozos económicos de Laporta a lo largo de su doble presidencia, gráfica y sintéticamente perceptibles en el acumulado de más de 1.000 millones de pérdidas y una deuda financiera de 4.000 millones, tanto como que sean ya cuatro las querellas presentadas por estafa que relacionan a Joan Laporta con su papel directo en la trastienda del escándalo económico del Reus y con la sociedad CSSB Limited, en la práctica la empresa propietaria de las acciones del Reus, integrada por Joan Oliver, Joan Laporta, Xavier Sala-i-Martín y Rafael Yuste.

La querella ha sido presentada, según ha informado El Confidencial, por un particular (A.T.O. por las siglas) que en 2016 puso en juego 50.000 euros en una inversión con la promesa de una rentabilidad anual del 6% y «la posibilidad de recuperar la inversión e incluso rescatar el producto en un plazo corto de tiempo, incidiendo en el atractivo de la inversión y en la multitud de gente interesada en el producto, concediéndole una opción preferente». Para terminar de convencerle, llegó a decirle que «debía darse prisa, puesto que el proyecto era un chollo”, consistente en la compra de un club de fútbol chino, Beijing Institute of Technology, un equipo universitario de categoría inferior que se promocionaría mediante una réplica de la Masía en aquel país con la finalidad tanto de fabricar jugadores para jugar en la primera línea profesional como para vender futbolistas igual que esos cuatro magníficos estaban consiguiendo con el Reus y antes habían triunfado en el Barça.

En el dosier de promoción de CSSB Limited, precisamente, se hace referencia a que “el sistema de fútbol introducido por su equipo directivo (Laporta, Oliver, Sala-i-Martin y Yuste) en el FC Barcelona funcionará bien en China” y que su “éxito de gestión en el Barça” se estaba replicando en el Reus, al que ya habían “ascendido” a Segunda División. Un truco publicitario que, desde luego, ya era en sí mismo una estafa porque ni ellos son en absoluto responsables de la Masía ni subieron al Reus a base de jugadores formados en casa, sino con retales de Jorge Mendes, como es de sobras conocido.

El dinero del incauto ciudadano, atraído por el cartel de la fanfarria laportista y convencido de la solvencia y reputación mediática de los cuatro personajes, acabó en la cuenta de un banco chino a cambio de un certificado de inversión y de 1.000 acciones de la sociedad, adquiridas a 50 dólares la participación.

El desenlace es imaginable y presumible, del dinero nunca más se supo, solo que “Laporta y sus amigos vendieron a la desesperada el club a una sociedad fantasma de Nevada, Estados Unidos, llamada Global Cities SHH Capital LTD., y se esfumaron”, tras lo cual Laporta intentó borrar documentalmente cualquier vínculo con toda la trama, sobre todo porque necesitaba estar limpio si quería volver a ser presidente del Barça. Por eso durante la campaña repitió mil veces que él nunca participó en la operación del Reus.

Era también una mentira, otra más, camino de recuperar el palco del Camp Nou. “Además de su firma en varios documentos, existen correos relacionados con la estructura de la mercantil de Hong Kong que fueron enviados por su despacho de abogados, Laporta & Arbós, SL y entre la documentación que ha aportado también hay un dosier oficial sobre CSSB Limited en el que figuraban como reclamo el propio Laporta, Oliver, el economista Xavier Sala-i-Martín y el actual vicepresidente primero del Barça Rafael Yuste”, relata la información. Desde Reus, exsocios del club también consiguieron demostrar que la mano de Laporta movió la cuna de aquel estropicio en el que Joan Oliver era el rostro visible.

Se da la circunstancia de que dos hermanas del querellante (A.T.O.), que habían aportado 250.000 euros a CSSB Limited seducidas igualmente por el montaje de la banda del Reus y que posteriormente habían  llevado ante los tribunales a Laporta por el mismo delito de estafa, consiguieron la imputación del presidente del Barça, quien rápidamente alcanzó un acuerdo económico con las afectadas a cambio de retirar la querella. Hoy, según estas fuentes, Laporta no ha cumplido aún con el pago prometido. El caso está en el Juzgado de Instrucción número 18 de Barcelona.

En paralelo, Laporta hubo de declarar, en este caso como testigo, en una reclamación similar del tenista profesional Albert Ramos, víctima de haberse creído el mismo cuento y de haber invertido 100.000 euros en CSSB Limited que tampoco ha recuperado después del sistemático incumplimiento de las promesas de recibir rentas regulares del 6%. Laporta desacató una primera citación del Juzgado de Instrucción número 28 de Barcelona, no presentándose sin dar ninguna excusa.

El cuarto caso, idéntico, aunque inicialmente archivado por una inversión de 4,7 millones y un impago de intereses superiores a los 700.000 euros, solo afecta a Laporta por ahora como investigado en las primeras diligencias tras la reapertura reciente de la causa en Sant Cugat.

Finalmente, la Agencia Tributaria mantiene abierta su propia investigación sobre los movimientos de fondos en el CF Reus y CSSB Limited intentando rastrear el dinero.

No deja de sorprender que la mayoría de sus actuaciones, tanto en el Barça como fuera del entorno azulgrana, a Laporta le resulten de una normalidad y legalidad indiscutibles y que a otros muchos les suenen a estafa en un cierto sentido actividades como el desarrollo, el formato y la depreciación social de la asamblea del sábado pasado.

Los procesos judiciales en marcha sí que confirman, en cualquier caso, que Joan Laporta participó activamente, desde el principio y hasta el final, en su caso acompañado de un frustrado intento escapista por aparentar ninguna vinculación, de la compra, gestión y negocios en torno a la compra y desaparición del Reus. De aquel equipo enterrador, Laporta ha recolocado en el Barça a la totalidad excepto a Joan Oliver. O sea, a Rafael Yuste como vicepresidente primero, a Xavier Sala-i-Martín al frente de la Fundación Barça, a Joan Sentelles como jefe en funciones del aparato administrativo, financiero y comercial del Espai Barça, a Pere Lluís Mellado como responsable del área legal del FC Barcelona, y a Bryan Bachner, el enlace y cerebro del Reus en China, liderando Barça Vision y las oficinas de Nueva York y Hong Kong.

Según la asamblea, los socios le otorgan a Laporta y a su equipo la máxima confianza, igual que hacían los accionistas del Reus, y hasta los socios al principio, con Joan Oliver.

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