Junts aprovecha la debilidad de ERC para atacar con una campaña de descrédito

A través de las redes se difunden y multiplican mensajes y memes satíricos contra los adversarios políticos de Carles Puigdemont y se ha procedido a la creación de una multitud de perfiles falsos en X para camuflar su origen partidista

Bluesky
Meme que circula por las redes, donde se desacredita a ERC y a Comuns por su apoyo a la investidura del presidente Salvador Illa

Junts per Catalunya ha querido aprovechar el escándalo de la estructura B para cargar contra ERC y debilitarla todavía más. Tanto Laura Borràs como JordiTurull, máximos dirigentes de Junts, han pedido en varias ocasiones que ERC se disculpe con ellos por la guerra sucia. En el caso de Junts, esta guerra sucia se limitó a algunas pintadas en sedes territoriales, a un cartel en el que aparecía el candidato a alcalde Xavier Trias dándose un beso con su oponente, el socialista Jaume Collboni, el lanzamiento de billetes a Laura Borràs con el lema “corrupta” el día que empezaba el juicio contra ella por corrupción (y en el cual fue condenada) y en el envío de unos mariachis a la sede de JxCat el día que el partido estaba reunido para decidir si abandonaba el Gobierno de Pere Aragonès.

Las reiteradas peticiones de disculpas obedecen únicamente a la intención de erosionar la credibilidad republicana, porque, en realidad, la guerra sucia es una práctica que Junts practica con asiduidad. Sin embargo, casi toda la guerra sucia de los posconvergentes está externalizada, es decir, se realiza desde estructuras aparentemente ajenas al partido. Así, dispone de foros y plataformas desde las que distribuye periódicamente consignas, algunas de muy mal gusto, contra sus oponentes políticos.

En las últimas semanas, se han distribuido por las redes carteles con la efigie de Oriol Junqueras y de Marta Rovira con frases en las que se les atribuyen consignas de apoyo al socialista SalvadorIlla. Aparentemente, Junts no sabe nada de estas campañas mediáticas, pero las personas que mueven los hilos de estas plataformas son todos veteranos militantes posconvergentes y no se reprimen a la hora de alabar a Carles Puigdemont y de insultar a los restantes líderes políticos. También es Junts quien publicita, tanto en medios digitales afines como en las redes sociales que controla, las pitadas al presidente Salvador Illa, todas incitadas por el mismo partido de Puigdemont.

El expresidente ya le advirtió, en un tuit: “No esperes muchos aplausos del pueblo”. Y esto a pesar de que solo hace cuatro meses que midieron sus fuerzas en las urnas y el socialista ganó por seis escaños y 200.000 votos de diferencia. ¿Qué diría Puigdemont si él fuera el ganador y lo abuchearan en cada acto donde fuera? ¿Digeriría esta realidad o acusaría al “fascismo español” de los pitidos? El talante de Junts es tal que en la cúpula posconvergente, se referían al candidato socialista, incluso públicamente, como «Salvador Isla», castellanizando el apellido, en un intento de deshumanizar al rival. Así lo dejó por escrito Laura Borràs en plena campaña electoral, aunque de poco le sirvió.

En Junts no hay savoirfaire, aunque sí mucho rencor. Una muestra es la actitud de Josep Lluís Alay, mano derecha de Puigdemont y jefe de su gabinete de expresidente. Alay aporta su épica particular a la crisis de ERC y se mete en las cuestiones del partido rival sin mirar las tensiones que están a punto de crear una crisis sin precedentes también en Junts: “Después de oír a Vendrell hoy, mi consejo es que cierren el partido ERC y dejen de insultar la memoria de los presidentes Macià y Companys. Y que los independentistas que queden, formen una nueva organización. Por el bien de todo el movimiento de liberación nacional”, dejó por escrito en la red X.

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