El informe interno de ERC llega a la conclusión que el entonces expresidente del partido, Oriol Junqueras, sabía que el caso de los carteles contra los Maragall era un ataque de falsa bandera antes de que saliera publicado en la prensa. Así lo ha avanzado RAC1, que ha tenido acceso al contenido del informe independiente de la dirección del partido y que ha hecho el responsable de cumplimiento, Xavier Mombiela. También señala el exdirector de comunicación d’ERC Tolo Moya como el gestor de los polémicos carteles a pesar de que no encuentra el ideólogo. Otra de las conclusiones es que ERC no tenía una estructura paralela sino una empresa que les hacía campañas sin el logotipo del partido.
Hasta ahora Junqueras había defendido que él supo que los carteles sobre los Maragall eran de la campaña B de ERC cuando se publicó en el diario Ara. Una versión contradictoria con el contenido del informe interno del partido que ha hecho público RAC1 este martes.
Según el informe, los hechos se pusieron en conocimiento otras personas de la dirección del partido como Jordi Roig, vicesecretario de finanzas, y del entonces presidente Oriol Junqueras, que ha negado que tuviera ningún tipo de información. La investigación dice que se hizo con el objetivo de preservar la reputación del partido y tomar las medidas oportunas hasta que los órganos de control pudieran iniciar la investigación interna.
En cuanto a cómo se gestionó el caso de los carteles sobre el alzheimer, el informe concluye que el exdirector de comunicación Tolo Moya fue el encargado de gestionarlos y que se le escapó de las manos. De hecho, hay hasta cuatro personas que explican que el mismo Tolo Moya les confesó que la responsabilidad era suya. La investigación interna considera que como director de comunicación del partido incumplió sus tareas al perder el control de la situación. Y señala que esto podría comportar la expulsión del partido.
El informe revela que existe un chat en que diferentes personas vinculadas a Esquerra proponen ideas y acciones por las llamadas campañas de contraste. Días antes de la aparición de los carteles se envía un documento por este grupo. Entre otras ideas se propone «imprimir carteles con la cara de Ernest con un mensaje que se viralice». Y se habla de «jugar en campaña con la edad de Ernest». Aun así, en ningún momento se habla ni se acuerda hacer los carteles que se colgaron en que relacionaban Ernest Maragall con el alzheimer.
El informe también prevé la posible expulsión del militante que hizo de enlace entre Tolo Moya y las tres personas que colgaron los carteles. Y también pone una infracción leve, que consta en un aviso, al exvicesecretario de comunicación y exviceconsejero de comunicación del Gobierno catalán, Sergi Sabrià; y al entonces vicesecretario de Comunicación, Marc Colomer, por haber confiado responsabilidades a Moya, que no tenía las aptitudes suficientes para desarrollar su cargo. A parte, el informe recomienda que se haga un protocolo interno, reorganizar las campañas de contraste y hacer público el resultado de la investigación.
La investigación dice que Tolo Moya confesó a una persona de comunicación de Esquerra que era el responsable de los carteles y que se le había ido de las manos. También recoge que Marc Colomer, que supo el mismo día que se colgaron los carteles que era un ataque de falsa bandera, dice que Moya le confesó que había sido él y que le recomendó que hablara con la dirección. Rovira explica que Tolo Moya le reconoció que se sentía mal porque había tenido la idea que el cartel circulara por redes sociales, pero que finalmente se imprimió y colgó. Y añade que asumió el error haciéndose responsable.
Y también el afectado por el caso, Ernest Maragall, explica que Tolo Moya le pidió disculpas, le manifestó que se le había escapado el control y que asumía la autoría del encargo. Maragall deja constancia que no mencionó ninguna otra persona como autora.
El contenido de este informe también recoge la versión del principal acusado, Tolo Moya. El exdirector de Comunicación de Esquerra asegura que tiene pruebas que demuestran que las campañas B existían antes de que él entrara en Esquerra. Además, afirma que este grupo tenía autonomía. El partido llega a la conclusión de que había cierta independencia y autonomía de los colaboradores de las campañas B, sobre todo en las redes sociales, pero que no tenían en acciones concretas de calle como es el caso de los carteles.
No hay estructura paralela
La otra principal conclusión del informe es que no existe una estructura paralela a pesar de admitir las campañas en la sombra. El documento dice que a partir de 2016 se empieza a pensar en diferentes tipos de comunicación y aquí aparecen las llamadas campañas de contraste. Es decir, acciones para desgastar el rival sobre todo en las redes sociales y sin el logotipo identificativo del partido.
La investigación concluye que este tipo de campañas se enmarcan dentro del derecho fundamental de participación política y que no vulneran la normativa interna del partido. A excepción del caso de los carteles. El informe añade que Esquerra tiene contratada una empresa externa para que haga los servicios de estas campañas. La investigación no sanciona las acciones, pero asegura que las auditará para ver todos los procesos y prácticas.