Lluís Llach, en la cuerda floja

La baja asistencia a las manifestaciones de la ANC, las discusiones internas y la desmotivación de los asociados hacen tambalear la continuidad del cantante como presidente de la entidad

Bluesky

Reunión de la dirección de la Assemblea Nacional Catalana presidida por Lluís Llach. este verano

Lluís Llach fue elegido presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) el 1 de junio después de una serie de votaciones en las que no logró el quórum de votos necesarios por parte del Secretariado Nacional. Finalmente derrotó la candidatura de Josep Punga, miembro del Bloc Jove, consiguiendo 48 de los 72 votos de los miembros de este Secretariado. Tras la elección, el cantante anunció que «queremos tomar impulso» y se comprometió a dar un nuevo empuje a la entidad y reactivar la movilización.

Sin embargo, cuatro meses después el balance es muy decepcionante para los socios y dirigentes de la ANC. En las movilizaciones que ha convocado la entidad ha participado mucha menos gente que en años anteriores. LaDiada del Onze de Setembre ya puso de manifiesto esta caída de su capacidad de convocatoria. Fue la que tuvo menor participación de la última década. Los 60.000 asistentes que calculó la Guardia Urbana eran la mitad de los de la Diada de 2023 y quedaban muy lejos de los 1,8 millones que se reunieron en la de 2014. La conmemoración del séptimo aniversario del referéndum independentista del 1 de octubre de 2017 ha sido un segundo varapalo a la moral de los integrantes de la plataforma independentista. En la plaza Sant Jaume de Barcelona se reunieron, apenas, 300 personas. Un fracaso que no vio en directo Lluís Llach, que no asistió a la concentración.

Las reuniones del Secretariado Nacional y la Comisión Permanente de la ANC reflejan el desánimo que afecta a la entidad. El debate sobre la Declaración sobre el nuevo escenario político que discutió el Secretariado Nacional este verano se convirtió en un cruce de acusaciones entre el sector oficialista, encabezado por Lluís Llach, y el alternativo o crítico, donde Josep Costa suele llevar la voz cantante y poner enmiendas y obstáculos constantes a las propuestas de la dirección. Las votaciones de estas enmiendas y del conjunto del documento se resolvieron con victorias ajustadas del sector oficialista.

Las sectoriales de la ANC tienen muy poca actividad mostrándose especialmente apáticas las que están repartidas por el extranjero. “Muchas personas ya no participan en las actividades o se han dado de baja o han dejado de pagar la cuota de socio. Hay cargos caducados y sin perspectivas de renovación y es visible cierta desmotivación general”, se lee en un reciente documento de la Comisión de Incidencia Internacional de la ANC.

La red social X ha visto cómo se discutían miembros de la entidad y algunas de sus asambleas sectoriales a raíz del anuncio de Lluís Llach de aceptar que Aliança Catalana se sumase a la concentración de la Diada. El tono de las discusiones ha llevado a algunas de estas asambleas a pedir que el debate no se hiciera públicamente en X sino a través de los canales internos de la ANC. Las broncas entre partidarios de Israel o Palestina entre los socios de la plataforma también han sido sonadas.

Llach intenta levantar el ánimo de los asociados que preside con charlas por varias poblaciones que suele compartir con Jordi Pesarrodona, el coordinador de la Comisión de Acciones en el Territorio, pero la asistencia a estos actos es muy reducida y monopolizada prácticamente por gente de edad avanzada. El actual presidente de la ANC tiene 76 años y no da la sensación de que tenga el empuje necesario para levantar una plataforma que pierde socios, simpatizantes e ingresos cada día que pasa. Dentro de la ANC se ha extendido la impresión de que Lluís Llach será un presidente más efímero aunque su predecesora, Dolors Feliu, que sólo estuvo dos años al frente del cargo.

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