Se sospecha que Laporta puede estar ocultando más pérdidas que las anunciadas

A falta del informe de auditoría, los expertos alertan del posible colapso económico del club, con menos patrimonio y mucha más deuda, inasumible, que en 2021, y un descuadre de 42 millones que puede sugerir una salvedad obviada en la formulación de las cuentas

Joan Laporta

La presentación maquillada y sesgada de los resultados económicos del último ejercicio de Joan Laporta ha puesto de relieve la precariedad en la que ha sumido al club hasta llevarlo a una situación objetiva sustancialmente peor que en el momento del relevo en la cúpula directiva, hace tres años. Aunque las primeras reacciones en el entorno barcelonista han señalado el rasgo más llamativo del cierre, esos 91 millones de pérdidas que son la consecuencia de aplicar el déficit de la capitalización de Barça Studios a 30 de junio pasado, los análisis de fondo apuntan a síntomas y secuelas mucho peores que el destape de esa farsa operación con la que Laporta burló todos los controles de LaLiga, Grant Thornton (auditor) y la asamblea de compromisarios con promesas imaginarias y embustes sobre la verdadera implicación de los inversores.

Para los expertos, la conclusión más grave es que Laporta está arrastrando al FC Barcelona, ahora sí, con verdaderas expectativas de consumarse, a un estado de colapso y de riesgo de desaparición, a una quiebra técnica, debido a la suma de factores y elementos financieros que cargan insoportablemente su debilitada estructura económica.

En ese relato más realista, pese al enfoque triunfal de la nota de prensa emitida por la junta en la que ni siquiera se informa a los socios del total de los ingresos y de los gastos, se advierte que cuando Laporta haga público el balance y la auditoria será revelado la auténtica fotografía de una entidad que, además de presentar un patrimonio neto negativo de 92 millones, ha visto menguar su patrimonio por culpa de las palancas, ha registrado un aumento de la deuda, la ordinaria y también la del Espai Barça, que se estima globalmente en algo más de 4.000 millones, imposibles de devolver. Además, ha acumulado finalmente una destacada cartera de acreedores que disponen de mecanismos legales de peso para exigir el pago de sus facturas inmediatamente en caso de pérdidas como las que Laporta someterá a la aprobación de los socios en la asamblea ordinaria del 19 o el 20 de octubre próximo.

También se sospecha que el informe del auditor puede contener salvedades que Laporta ha podido obviar a la hora de formular las cuentas definitivas. En este sentido, resulta del todo inquietante el párrafo final del artículo de Manel Pérez, jefe de la sección de economía de La Vanguardia, sobre el cálculo de las pérdidas: “Finalmente, teniendo en cuenta las cifras anteriores, 12 millones de beneficios ordinarios, más 80 de la venta de jugadores y restándole los 141 que el auditor ha obligado a convertir en pérdidas, resultan 49 millones. Hasta los 91 que reconoce el club quedan aún otros 42 más de pérdidas sobre los que el club no ha dado información. Habrá que esperar a la próxima asamblea de socios”, ha escrito.

Su análisis, de prestigio y reputado, susurra la posibilidad de que el auditor haya apreciado un segundo agujero de 42 millones que Laporta habría obviado u ocultado para evitar una catástrofe de mayores consecuencias en la cifra final del déficit de la temporada. La Vanguardia infiere esa posibilidad basándose en los datos aislados y desesperadamente presentados por la junta en un contexto de éxito y de bonanza económica menos creíbles si se contrastan con la realidad.

Los hechos juegan en contra de esa pretendida imagen que Laporta quiere proyectar de opulencia, estabilidad y disponibilidad económica. Los confirma el reflejo del mercado de verano, cerrado sin poder completar las 25 fichas puestas a disposición de Hansi Flick, solo con 22 jugadores, tres de los cuales (Dani Olmo, Íñigo Martínez y Pau Víctor) inscritos solo hasta el de 31 diciembre y a la espera de aprovechar el margen salarial de otro lesionado de larga duración para colar a Dani Olmo por lo menos.

Y lo ratifica esta inevitable y esperada mala noticia del descalabro de Barça Studios tras dos años de impagos y de mentiras y de fracasar estrepitosamente un plan de negocio también imposible. Tal y como ha deslizado la junta en ese avance hecho público el lunes por la noche, con nocturnidad y al dictado de sus intereses, no llaman tanto la atención las cifras aportadas en ese documento como la ausencia y omisión de las que verdaderamente contribuirían a reforzar ese discurso entusiasta del oficialismo. Sospechoso cuando menos.

Por su parte, Joan Camprubí, en nombre de Som un Clam, que el próximo día 17 realizará un último llamamiento a la movilización antes de la asamblea, reaccionó con rotundidad a ese intento la junta de vender humo sobre su gestión económica: «La única realidad es que el club cierra el ejercicio con 91 millones de pérdidas. ¡Basta de engaños! Y todavía falta analizar el informe de los auditores. ¡La Asamblea tiene que pedir explicaciones! ¿Dónde está el retorno a la normalidad? ¿Así quieren evitar que un día seamos SAD? ¡Indefendible!».

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