El presidente del gobierno central, Pedro Sánchez, ha advertido este jueves ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que la democracia «lucha una batalla por la supervivencia» y «cede terreno a cada embate». El presidente del gobierno se ha referido de este modo a «la oleada reaccionaria global» que cuestiona convicciones sociales de una manera «impensable hace solo unos años».
Por eso, Sánchez ha considerado indispensable «levantar un muro que proteja a las instituciones» de estos ataques. El presidente español ha apostado por el «multilateralismo» como herramienta para conseguirlo. Sánchez también ha abogado por las políticas feministas y ha considerado que «ahora es el momento» para que las próximas Secretaría General y Presidencia de la Asamblea General de la ONU «recaigan en mujeres».
Durante el discurso Sánchez ha lamentado que haga cerca de treinta y seis meses de «la agresión de Putin a Ucrania y al conjunto de la sociedad internacional» y cerca de un año de «la espiral de muerte y destrucción insoportable» en Palestina, una espiral «que ya se extiende en el Líbano».
Por eso, el presidente español ha condenado «con rotundidad» la muerte de «civiles inocentes» y ha hecho «un nuevo llamamiento a la desescalada y la distensión». A la vez ha advertido los artífices de los conflictos que el derecho internacional «tiene que ser respetado». También ha subrayado que todos los esfuerzos que se hagan en la región «serán insuficientes» sin un alto el fuego y ha considerado «imperativo» trabajar por «la única solución posible» al conflicto, que según el gobierno español es la solución de los dos estados.
En el repaso que ha hecho de los temas que preocupan al ejecutivo español, Sánchez también ha hecho una referencia a la situación en Venezuela, que a su parecer es «enormemente preocupante». Sánchez ha reiterado el «compromiso de España con la democracia» y ha reclamado un recuento de los votos emitidos en las últimas elecciones presidenciales al país sudamericano «con total transparencia».
A la vez ha hecho una defensa enconada de la lucha contra el cambio climático y ha destacado la necesidad de reformar las instituciones financieras internacionales, para avanzar hacia mecanismos «más justos» que faciliten los recursos «a quienes más lo necesita». En este sentido, ha vuelto a reclamar un impuesto mínimo global a las grandes fortunas y la «plena implementación de los dos pilares de la OCDE y el G20 sobre la fiscalidad de las multinacionales como base de una futura convención marco de cooperación tributaria».
Finalmente, ha alertado que la humanidad «se enfrenta a viejos desafíos pero también a algunos de nuevos» como por ejemplo la inteligencia artificial (IA). Y si bien ha admitido que cualquier «tecnología disruptiva» como es esta «abruma», también ha opinado que «el que marca la diferencia es la capacidad para llevar las riendas de este progreso y conjugarlo con una ética imprescindible en este gran salto que bien seguro cambiará el mundo». Por eso ha reclamado que las decisiones sobre inteligencia artificial «no queden en manos de unos pocos».