Mientras una oposición basada más o menos en la irritación social que produce la tormentosa e improvisada gestión de Laporta propone movilizaciones de diferente calibre y actuaciones que pueden no llevar a ningún lado pese al ruido provocado, el precandidato Marc Ciria ha apostado por la vía tecnócrata, elitista y seguramente más complicada de implementar de tocarle al socio la fibra de la economía y de las finanzas desde la atalaya de la excelencia. Y, especialmente, desde dos de los recursos del club sobre los que menos prestan atención los barcelonistas como son las expectativas de BLM, o sea la comercialización del retail y de merchandising, y las expectativas del negocio digital que hoy en día son precisamente el lastre de casi 400 millones que tiene al Barça de Laporta al borde de la ruina.
Marc Ciria, pese a admitir esta cruel y obstructiva realidad, así como la de una deuda, la ordinaria y la del Espai Barça, irrecuperable, se muestra obcecado y se diría que fanatizado con la idea de que la solución sigue estando en manos de Laporta, y que solo es cuestión de incorporar unos cuantos ejecutivos, cantarle la caña a Nike y apostar por la industria digital como único anclaje de la prosperidad y de la riqueza futuras.
Para entusiasmar y atraer el mayor número de barcelonistas a su causa, Marc Ciria ha diseñado una estrategia consistente en la organización de actos de divulgación, análisis y debates sobre ese universo de las altas finanzas, el último titulado «Soluciones digitales para el FC Barcelona», reforzado con la presencia y participación del cofundador de la plataforma Polygon, Antoni Martín, especializada en este ámbito. La idea era aportar fundadas y acertadas formas de recuperar al Barça de su precariedad a través de la exploración de las alternativas a la economía tradicional.
Antoni Martín empezó por avanzar que «la deuda del Barça es insostenible, que el modelo de gestión actual no es el adecuado por culpa de la concentración de poder en pocas manos y la falta de una estructura empresarial y que, por tanto, existe la necesidad de generar nuevos ingresos». Su tesis es que a los ya consolidados (derechos de TV, patrocinio, merchandising y matchday) deben añadirse los procedentes del negocio digital mediante la implementación del blockchain, el metaverso y la inteligencia artificial, que, a su vez, ponen en juego diferentes tecnologías para poner en el centro del negocio al «usuario» -extraña forma de referirse al barcelonista que ha de pagar la fiesta- mediante una «estructura descentralizada» (¿) y el procesamiento «rápido y efectivo de grandes bases de datos». Todo lo cual formará parte del nacimiento de una «nueva economía», la del mercado del blockchain, capaz de crecer de los 17,6 billones de dólares de hoy a los 1.879,3 billones en 2034, acompañado del crecimiento del mercado del gaming de 0,74 billones de dólares actuales a 104,5 en 2028, y de los 46,1 billones de dólares a los 507,8 en 2030 de crecimiento del metaverso siempre en el contexto de una red financiera basada en el blockchain, que se da a conocer con la aparición de Bitcoin y se sigue relacionando como una tecnología de pagos asociada a la transferencia de criptoactivos de forma rápida y segura.
Los protocolos basados en blockchain, según los expertos, pueden ser autónomos y descentralizados, lo que permite la circulación de capitales sin necesidad de entidades controladoras, supervisoras o centralizadas y la reducción del fraude, la financiación de terrorismo y blanqueo de capitales siempre y cuando no se permita el anonimato que, precisamente, forma parte de su relativo éxito, pues, por un lado, asegura la trazabilidad de las operaciones tanto como su blindaje contra el jaqueo informático y la posibilidad de hacerlas irrastreables.
Según Antoni Martin, secundado por el entusiasmo y el arrobamiento de Marc Ciria, las aplicaciones de este renovado modelo pretenden que el aficionado azulgrana «quiera sentirse parte de una comunidad para todo su entrenamiento» envuelto de la realidad virtual, la realidad aumentada, la economía virtual, la interacción en tiempo real, los espacios inmersivos, la interoperatividad, la personalización, premios por actividad, el sentido de la propiedad y el colaboracionismo de esta nueva experiencia.
Se trata, por tanto, de poner en práctica lo contrario que ha hecho Laporta hasta ahora con Barça Vision, la marca que aglutina esa arma financiera que, con la venta de Barça Studios y la capitalización de Bridgeburg Invest por 408 millones, había de llegar a salir en bolsa por 1.000 millones de dólares en el Nasdaq de Nueva York. Por el contrario, critican que Barça Vision no tiene facturación ni dirección general, ningún plan de crecimiento y que ha suscrito alianzas «desconcertantes» con partners de otros sectores industriales como Armarak, dedicado al catering.
Como conclusión de una larga exposición de esperanzadoras cifras de negocio y de ganancias dentro de una década, la clave pasa por ampliar la actual base de datos del Barça de 1 millón y medio a los 490 millones de fans del club azulgrana debidamente procesados mediante la IA para tener finalmente «un conocimiento profundo del aficionado y del socio para ofrecerle aquello que más le gusta y necesita». En definitiva, generar «un modelo de negocio mucho más avanzado, holístico y eficaz que la venta de licencias».
Un mundo ideal que, en sus propias palabras, solo necesita «invertir en un equipo capaz de desarrollarlo» porque «estamos todavía a tiempo» de subir a ese tren. Lo curioso y contradictorio de este relato es que, por un lado, Marc Ciria considera que Barça Vision (o Bridgeburg Invest) «tiene un valor cero actualmente» y por otro que el camino para salir de este atolladero por culpa del falso negocio digital formulado por Laporta, una trampa contable como la de Barça Studios que puede derivar en pérdidas superiores a los 300 millones, pasa por seguir confiando en las habilidades del presidente y su capacidad para afrontar los problemas. En cálculos de su compañero y también socio del Barça, si hoy la junta es capaz de ponerse las pilas y fichar un equipo talentoso para el área digital el negocio podría facturar 6 millones en 2025 y 206,6 millones en 2035.
¿Con qué margen de beneficio? ¿Cómo se resuelve hoy esa desvalorización de la compañía que colapsará el Barça dentro de poco sus finanzas reales? No hay respuestas salvo la esperanza de que el club azulgrana sea el flagship de esta nueva industria. O sea, el primero en creer más que nadie en basar su futuro en el negocio digital.
Mientras tanto, el nuevo portero que busca Laporta será el cuarto jugador inscrito por una lesión de otro compañero, Ter Stegen en este caso, también provisionalmente porque el margen salarial del club sigue excedido y el agujero de Barça Studios sigue creciendo.