El retraso en la reapertura del Spotify no penalizará económicamente a Limak

Aunque se anunciaron sanciones de un millón diario si no se celebraba en el Camp Nou el 125º Aniversari del FC Barcelona (29 de noviembre próximo), a la constructora no le afectará porque la letra pequeña le exime de ese incumplimiento que podría demorarse hasta final de esta temporada

Bluesky
Visita de Laporta a les obres del nou Camp Nou

No pocos periodistas afirmaron rotundamente convencidos, hace un año y medio, que Limak trabajaba bajo la enorme presión de ser penalizada con un millón de euros por cada día de retraso en la reapertura del Spotify Camp Nou. Sobre esta amenaza real, pronosticable y de absoluta actualidad no han vuelto a hablar ni a refrescar la noticia y la memoria de los barcelonistas con aquello de “como avanzó RAC1…”, por citar solo uno de los medios que hicieron bandera de esa exclusiva que, en su momento, sirvió para cerrar el primer debate y las incipientes especulaciones sobre si, realmente, la constructora turca estaba en condiciones de entregar la obra a tiempo de celebrar en el estadio la ceremonia de apertura del 125º Aniversari del FC Barcelona.

Anteriormente, y esto es irrebatible, la junta de Joan Laporta se había llenado la boca con esa promesa y el compromiso irrenunciable de reencontrarse con los socios en el estadio el 29 de noviembre de 2024, evidencias que la hemeroteca puede refrendar añadiendo que la adjudicación de las obras a Limak se basó sobre todo en que era la única de las UTE licitantes que aseguraba el estricto cumplimiento de los plazos exigidos -también a un menor coste según afirmó el presidente-, sobre esa fecha histórica. En enero de 2023, cuando surgieron las primeras dudas al respecto, RAC1 informó del enorme riesgo que asumía Limak si se demoraba en la ejecución de la reforma del Camp Nou: “Según ha podido saber RAC1, -se difundió machaconamente esos días- la empresa turca Limak tendrá una penalización millonaria si no acaba la primera parte de las obras el noviembre del 2024”. Tras el titular, los detalles: “Limak deberá pagar un millón de euros por cada día que se atrase la finalización de la primera parte de las obras y que impida que el Barça pueda jugar con público en el Camp Nou el 29 de noviembre de 2024, fecha en que el club cumple 125 años y deben empezar los actos de celebración. El Barça adjudicó las obras del nuevo Camp Nou a principios de mes a Limak, y la empresa turca se comprometió a hacer la primera parte (que incluye la Primera y Segona Graderia) en un plazo de un año y medio para poder jugar con público en el Estadio en noviembre del 2024. El club considera imprescindible acabar la primera parte de las obras antes del 29 de noviembre de 2024 y por eso ha hecho incluir varias cláusulas en el contrato para garantizar que se cumplirán los plazos establecidos, entre los cuales, la penalización diaria de un millón de euros. Esta penalización es a fondo perdido, no recuperable por la empresa”.

En otra ampliación de la noticia precisaba que “la junta directiva, a la hora de adjudicar las obras a Limak por delante de las otras UTE encabezadas por Ferrovial y Fomento de Contrucciones y Contratas, valoró la garantía de volver al Camp Nou en 18 meses (noviembre del 2024), que el estadio entero estará acabado el verano del 2026 y que el presupuesto es de 950 millones de euros, casi la mitad que el de las otras aspirantes a la ejecución de las obras. Al margen, tanto Ferrovial como Fomento de Contrucciones y Contratas preveían un mayor tiempo para acabar la totalidad de las obras”.

Hoy se sabe que no solo el estadio no se abrirá para el 125º Aniversari, sino que aumentan las posibilidades de que probablemente la actual temporada se deba disputar entera en Montjuïc, donde el Barça ingresa 100 millones menos y paga un alquiler carísimo por la utilización de las instalaciones y por el bloqueo para otras actividades como los conciertos que reportan importantes ganancias a BSM (Barcelona Serveis Municipals), responsable de la explotación del Lluís Companys y del resto de las instalaciones del legado olímpico de Barcelona’92.

Si hubiera que aplicar la indemnización publicada por la prensa que, una vez más, se dejó intoxicar por el aparato de comunicación laportista, a Limak le saldría la broma por un dineral, entre 150 y 180 millones en función de la letra pequeña, siempre presunta, del contrato. De hecho, la constructora ya habría renunciado si no fuera porque esas penalizaciones no se contemplan o, en todo caso, están sujetas a condicionantes más bien poco estrictos, pues si Limak es popular en Turquía, es por su merecida mala fama a la hora de incumplir los plazos de las grandes obras que le encarga el gobierno, sin afrontar una sola multa, y por acabarlas generando unos sobrecostes escandalosos.

En el caso del Barça, Limak ha visto cómo le retrasaba el ritmo de las obras el resultado de las inspecciones de trabajo que han detectado graves irregularidades y provocado sanciones a las empresas subcontratadas, reparaciones salariales imprevistas y la obligación de aplicar el convenio laboral del gremio. Parece, pues, que Limak no ha podido contar finalmente con al menos un millar más de trabajadores diarios a causa de la vigilancia y el control de los sindicatos, que no han permitido continuar con la explotación y el abuso de sueldos miserables y de horarios inhumanos como al principio y como estaba previsto a base de emplear mano de obra maleable, desesperada y fácil de someter mediante las prácticas habituales de explotación de la mano de obra menos cualificada.

También se han complicado los márgenes horarios que, por culpa del ruido, los vecinos han pedido limitar en los días laborables y fines de semana. Tras la última reunión celebrada con los representantes de las AAVV se produjo una situación delirante y significativa del caos y del desgobierno que impera en las relaciones club-empresa-vecinos, pues después de cerrar un pacto para poder trabajar las 24 horas del día, el representante de los hogares de Les Corts afectados por el ruido y las incomodidades de las obras salió en prensa a clarificar que, por su parte, entendieron que se acotaba el horario a las 24 horas del día, o sea a las doce de la noche y no precisamente que se podía trabajar de forma ininterrumpida.

En cualquier caso, las obras prosiguen a un compás que está lejos de garantizar la disponibilidad de las instalaciones, ni parcialmente, para dentro de los dos o tres meses, como repiten una y otra vez los directivos de la plana mayor laportista porque esa es la consigna del presidente. En privado, explican otros medios, asumen la imposibilidad de compatibilizar la continuidad de las obras con una cadencia efectiva con jugar partidos regularmente esta misma temporada, algo que, por otro lado, sabían tanto Limak como Laporta.

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