El discurso de Javier Tebas ha cambiado con respecto al de hace dos años, cuando presionaba pública i abiertamente al presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, por pavonearse ante el mercado y sus rivales con proyectos y fichajes que, como ha ocurrido este verano con Nico Williams, Merino, Leao y otros cracks, estaban completamente fuera del alcance de sus posibilidades económicas.
«Hoy en día, el Barça no puede fichar a Lewandowski», había desafiado a principios del verano de 2022 el presidente de LaLiga a Laporta, quien reaccionó con aquella fiebre de las palancas y la venta compulsiva y de activos y de patrimonio por 800 millones, gracias a los cuales Laporta fichó a Lewadowski y a varios jugadores más en un escenario que gradualmente fue evolucionando de una hostilidad evidente entre ambos, pues Laporta atacaba ferozmente a Tebas por las continuas trabas de la patronal a sus ilimitada ambición por gastar el dinero que no tenía, a un estadio de buenas palabras, gestos de acercamiento y de apoyo mutuo en las declaraciones a la prensa.
Sucedió también que el Barça se retiró de la demanda contra la Liga Impulso (CVC) y que Laporta se apartó de su posición radical a favor de la Superliga, mientras que, por parte de Tebas, las antiguas invectivas se transformaron en palabras de elogio y de aliento al Barça por su esfuerzo en rebajar masa salarial y atender a los límites de gasto exigidos por LaLiga.
En realidad, sin embargo, Laporta no ha hecho los deberes ni de la temporada pasada ni de la actual, sigue con el mismo pozo de Barça Studios, el límite salarial excedido y con graves problemas, que son evidentes, para inscribir jugadores. La diferencia respecto a la actitud de Tebas radica en que ni le abronca ni le señala como antes. Al contrario: le alienta a seguir trabajando mientras que no le regala ni un solo elogio al Real Madrid, el club más saneado y poderoso del mundo sin discusión desde el punto de vista patrimonial, económico y financiero.
La razón es puramente estratégica, pues con Florentino Pérez la guerra y el enfrentamiento es encarnizado, cada uno va a por el otro, mientras que con Laporta puede jugar a estar a buenas por más que su gestión sea desastrosa y sus trucos contables más que atroces. Pero Tebas no puede estar a malas con los dos clubs más importantes del mundo, necesita tener al menos a uno alineado con los intereses generales del resto y así seguir controlando LaLiga como hasta ahora. Es cierto que hace excepciones, le hace cumplir las normas como al resto y que si algo le ha permitido ha sido abusar de las palancas antes de que LaLiga endureciese esa forma de financiarse por el riesgo que entraña, como se ha demostrado, de jugar con fuego.

