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LaLiga consigue recuperar el límite salarial, a pesar de los excesos de Laporta

Javier Tebas

El Barcelona, según LaLiga, ha ajustado su límite salarial a 426 millones, lo que supone un notable y significativo incremento con respecto a la última estimación de febrero pasado, tras el mercado de invierno, que fue de 204 millones. Esa es la buena noticia para el equipo azulgrana que, no obstante, sigue excedido, pues la última nómina presupuestada se elevó a 499 millones y no parece que en la próxima asamblea, donde debe aprobarse el presupuesto de la temporada 2024-25, vayan a producirse cambios sustanciales. De hecho, LaLiga ya ha calculado las variaciones e incidencias que el FC Barcelona prevé para el siguiente ejercicio.

La otra cara de esta recuperación, menos atractiva y más amarga, muestra también la de un Barça castigado por las atrocidades de Joan Laporta que, no obstante los halagos de Javier Tebas sobre el gran esfuerzo realizado en los últimos meses, no ha podido inscribir más que a 22 jugadores, tres de los cuales (Olmo, Íñigo Martínez y Pau Víctor) de forma provisional y a base de eludir cargas como las de Vitor Roque y Mika Faye, una cesión y un traspaso respectivamente que no han podido generar más margen salarial por no haber estado previamente inscritos. Al tener el margen excedido, LaLiga hubiera aplicado sólo el 50% de aprovechamiento de ambas operaciones en el caso de que hubieran sido dados de alta, pero al cerrarlas al margen del registro y el control de la patronal, el Barça se ha ahorrado la parte de la ficha de Vitor Roque -en ningún caso la amortización ni el coste brutal de su fichaje de 30 millones + 31 millones en variables- y los diez millones del traspaso de Mika Faye han computado sólo a efectos de tesorería, no de fair play.

El Barça de Laporta, como se desprende de los datos ofrecidos por LaLiga, ha ahorrado 222 millones sobre su anterior marca, como resultado de acciones como eludir la ficha de Lenglet, los ingresos por traspasos de Marc Guiu y otros jugadores del fútbol base con un beneficio neto de 30 millones, la no renovación de Sergi Roberto y Marcos Alonso, las bajas regaladas de Gündogan y Oriol Romeu y también, claro está, la no inclusión de las fichas de tres futbolistas como Íñigo Martínez, Pau Víctor y Dani Olmo, este último con un peso considerable en la masa salarial. Añadido a este bloque, LaLiga ha contabilizado a favor del Barça una serie de contratos de patrocinio no previstos que han podido mejorar la suma final de ese límite salarial finalmente fijado en 426 millones.

Otra cosa distinta es reconocerle y adjudicarle a Laporta el mérito de esta especie de remontada, que tiene su origen en la alarmante situación que se dio el verano pasado cuando, a la hora de la verdad, falló el ingreso de los 60 millones del primer plazo de la capitalización de Barça Studios y la junta hubo de avalar por dos veces, para cumplir con el presupuesto de las secciones y para inscribir a la totalidad de la plantilla de Xavi, además de presentar un documento-compromiso firmado con Nipa Capital y Libero para cubrir ese enorme vacío antes del 31 de diciembre.

LaLiga, frente a ese panorama desolador, hubo de aplicar un recalibrado fortísimo del margen salarial, que era de 648 millones hasta el verano de 2023, rebajándolo a 270 millones y más tarde, en enero pasado, a 204 millones, tras confirmarse el impago de Libero. Además, LaLiga le obligó a firmar un plan de tesorería de obligado cumplimiento y estrictamente controlado por la patronal para los dos ejercicios 2022-23 y 2023-24, que Laporta debía seguir a rajatabla bajo la amenaza de quedar fuera de la competición por estar en falso.

Ha sido, por tanto, LaLiga la que le ha fijado la métrica de gasto, de inversión y de ingresos imprescindibles, eso sí con la facilidad de poder compensar el reiterado impago de Libero y la ausencia de inversores -más allá de los 15 millones de Aramark, de tan dudosa procedencia por lo que Laporta le ha dado a cambio- con el ahorro en fichas, las bajas, los patrocinios y las triquiñuelas contables como meter con calzador a Dani Olmo por la baja de larga duración de Christensen.

No hace falta decir que, como resultado de esa fiscalización de LaLiga, Laporta se ha mordido las uñas y rabiado como un león enjaulado porque no ha podido ni retener a los Joaos ni fichar a Nico Williams ni a Leao ni a nadie que no tuviera, como Dani Olmo, el valor de firmar por el Barça mediante un acto de fe como lo es la palabra de Laporta, que iba haciendo ofertas a los cracks de otros equipos sobre la ilusoria posibilidad de pillar un dinero adelantado del contrato con Nike antes del cierre del mercado.

El Barça, gracias, a las medidas extremas de austeridad y rigor impuestas por LaLiga puede hoy presumir de un cierto espacio salarial que, igualmente, comparado con su principal rival, el Real Madrid, sigue en franca desventaja, pues Florentino Pérez dispone de 754 millones, es decir de 328 millones más que el Barça y por encima del coste real de la plantilla, lo contrario que le pasa a Laporta, que no le alcanza para pagarla.

Dicho de otro modo, el Madrid puede llegar a invertir 754 millones anuales en masa salarial después de haber fichado a Bellingham, Fran García, Joselu, Arda Güler, Kepa, Mbappé y Endrick, todos ellos inscritos sin problemas, excepciones o condiciones. Laporta, por su parte, a pesar de sus desesperados intentos y locuras en estos dos ejercicios, sólo ha podido retener a Íñigo Martínez, Dani Olmo y Pau Víctor, los tres sujetos a solucionar el vacío de Barça Studios antes del 31 de diciembre para que puedan continuar siendo azulgranas a todos los efectos, y se le han ido de las manos Gündogan, Joao Félix y Joao Cancelo, además de Oriol Romeu y Vitor Roque.

En total, solo tres incorporaciones -provisionales- de ocho operaciones promovidas por Laporta que habrían arruinado otra vez el límite salarial azulgrana si no es porque LaLiga lo ha impedido con la normativa y su intervención directa.

Una situación que, como es sabido y notorio, ha obligado a Hansi Flick a forzar la titularidad y el protagonismo de la herencia de Bartomeu en forma de Masía, nada que ver con el verdadero plan de Laporta, a base de talonario y jugadores de Jorge Mendes. Si al final se impone este legado que tanto ha demonizado Laporta al imperialismo madridista y al desmadre de la presidencia actual será más obligado todavía cuestionar la legitimidad y capacidad de la actual junta. Lo mismo que si los ‘juveniles’ no pudieran sostener el ritmo a lo largo de una temporada tan exigente. Nadie podría culparles a ellos.

 

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