La maquinaria laportista se ha puesto rápidamente en marcha para presionar por tierra, mar y aire para que Ilkay Gündogan acepte una salida que liberaría una cantidad importante de salario, imprescindible para el dramático escenario al que se enfrenta el presidente para intentar inscribir a DaniOlmo y a VitorRoque antes de que se cierre el mercado de verano. Laporta y la junta han visto una oportunidad para resolver, aunque sea parcialmente, sus graves problemas de fairplay, como siempre a base de intoxicar el ambiente mediático barcelonista e irritar al propio jugador alemán hasta sentirse incómodo y con la necesidad de pedirle explicaciones al entrenador HansiFlick.
Todo empezó la semana anterior, haciendo circular una información según la cual Gündogan habría recibido una atractiva oferta de ArabiaSaudí que, por supuesto, incluía una cifra no menos apetecible de traspaso a favor de la despojada tesorería azulgrana. Cierta o no, la información fue hábilmente recalentada por los entornos periodísticos que controla el aparato de comunicación del club hasta convertirse en titulares sobre la presunta voluntad del jugador de irse del Barça en base a la súper oferta del fútbol árabe y a que Flick valoraba seriamente dejar a Gündogan en la suplencia, principalmente a causa del fichaje de Dani Olmo, más joven y más de moda que él.
La tormenta perfecta para provocar en la familia Gündogan un profundo malestar y hasta cierta indignación al saber y comprobar que, detrás del ruido, estaba la propia junta alimentando el debate periodístico y facilitando argumentos como que, de pronto, Gündogan había dejado de ser una ganga que llegó libre del Manchester City para convertirse en un futbolista cuestionado por su edad, 33 años, y por cobrar esta temporada un salario entre los tres primeros de la casa, creciente y con la posibilidad de extenderlo una temporada más, después del 30 de junio de 2025.
Un cambio de decorado y de maltrato propio del estilo laportista que se ha venido repitiendo con Frenkie de Jong en su día -Laporta llegó a decir que su contrato era fraudulento y delictivo-, GerardPiqué, JordiAlba, Sergio Busquets, Raphinha, RonaldAraújo, Pedri y ahora, Gündogan, bajo el mismo esquema: deteriorar la imagen del jugador a través de los medios, sembrar dudas sobre su rendimiento y retribución y finalmente apretar al entrenador, antes Xavi Hernández y ahora Flick, para evitar posicionamientos cerrados sobre su continuidad debido a la precariedad financiera del club.
Flick se ha visto también atrapado en esta crisis en torno al jugador que más minutos disputó la temporada anterior, indiscutible para Xavi y también, de entrada, para Flick, cuya imagen es ahora la de un futbolista que “ha pedido salir” según la mayoría de los medios controlados directamente por el club. Hasta se ha hablado, en las últimas horas, de un posible regreso al City en un giro delirante en torno a su futuro, pues precisamente, la familia Gündogan eligió irse a otro país para dejar atrás el clima insufrible de la ciudad inglesa tras extinguir su contrato, lo que privó a los Citizen de cobrar un traspaso. ¿Qué mente obtusa puede llegar a escribir que el City ahora pagaría entre 15 y 20 millones por recuperarlo cerca de cumplir los 34 años?
Esta situación la han provocado los sucesivos fallos de los planes pre-verano de Laporta entre los que figuraba la salida de Ronald Araújo, que era carne de traspaso hasta que se lesionó gravemente en la Copa América. También se frustró la posible venta de Pedri, aunque dolorosa y después del todo abortada por su lesión en la Eurocopa, y la de Raphinha, que se había cerrado en banda a salir, al margen de que tampoco han llegado ofertas interesantes para el delantero brasileño.
El agente del futbolista alemán salió al paso de estas informaciones. «Es cierto -dijo hace unos días- que algunos clubes han mostrado interés en ficharle, pero la postura de Ilkay es clara: se va a quedar en el Barcelona. Está con ganas de empezar la nueva temporada y ayudar al Barça a lograr sus objetivos». Más o menos lo mismo que Flick quien, tras la victoria del Barça en Mestalla, admitió haber hablado con Ilkay sobre el futuro y tener la sensación de que su cabeza está en Barcelona, más allá de esta maniobra interna para invitarlo a bajarse del tren azulgrana. El mismo mensaje que el propio Gündogan ha enviado desde sus redes sociales y que la prensa ignora sistemáticamente en sus especulaciones.
Esta semana, por tanto, será la del culebrón Gündogan, pues la gestapolaportista no dejará pasar la oportunidad de seguir echando carbón a la caldera mediática como hizo ante la posibilidad de interpretar maliciosamente la baja del alemán en la lista de Valencia causada por los mareos sufridos tras el golpe recibido en la cabeza la noche del Gamper.
La variable de esta ecuación es el propio Gündogan, un jugador con carácter y personalidad suficientes como para adoptar una decisión trascendente llegado el caso, que podría ser la de mantenerse en su firme voluntad de seguir vistiendo de azulgrana, la de cabrearse por esta maniobra oscura y traidora de la junta y largarse o, como hizo Frenkie de Jong, la de negarse a participar en ese juego egoísta de Laporta, mucho más si con su marcha facilita la inscripción de Dani Olmo, su probable sustituto en el centro del campo según la maledicencia periodística.
Laporta está dispuesto a todo con tal de abrir la brecha salarial necesaria para solventar dos problemas más que preocupantes como son las inscripciones de Vitor Roque o Dani Olmo.