SOS Costa Brava ha puesto en marcha este agosto la campaña Construir es Destruir con la que busca sensibilizar a la ciudadanía y advertir sobre las numerosas amenazas a las que está sometida la Costa Brava, las cuales afectan a zonas forestales y a espacios de interés natural. Concretamente, la entidad identifica 18 «zonas amenazadas», y avisa que «si no se modifican los planeamientos urbanísticos actuales, se perderán muchos de estos espacios» naturales.
«El plan para construir más de 40.000 viviendas y cerca de un centenar de nuevas urbanizaciones en los 22 municipios del litoral gerundense amenaza con rasgar el mismo tejido de nuestra identidad mediterránea», explica SOS Costa Brava, que asegura que «esta avalancha de cemento no solo desfigura nuestro icónico paisaje costero, sino que asestará un golpe mortal a los últimos reductos naturales que todavía resisten».
Zonas amenazadas
La entidad trabaja en la defensa de un total de 18 espacios en peligro o zonas amenazadas principalmente por futuras construcciones urbanísticas, como es el caso de la Cala s’Alguer y Pineda de en Gori (Palamós), donde hay dos edificios construidos de 24 apartamentos justamente en los márgenes de los entornos protegidos y está prevista la construcción de un tercer edificio; y el antiguo camping Bellafosca de Palamós, donde se quieren edificar dos bloques de apartamentos y 12 chalés, afectando de manera irreversible al último pinar en primera línea de La Fosca.
En AiguaXelida, en Palafrugell, quieren urbanizar un bosque de 3 hectáreas de pinos, corchos, encinas y tamariscos; también hay, en Palafrugell, el litigio judicial contra el Plan Especial Urbanístico del Castell Cap Roig, zona Red Natura 2000 y Zona de Especial Protección para las Aves, donde se quiere ampliar las zonas edificadas y construir un nuevo auditorio; así como la lucha contra la clasificación como suelo urbano en la montaña de Sant Sebastià. En el mismo municipio, dos pinares de las rieras del Canadell (Calella) y Mas d’en Llor (Tamariu) se pueden convertir en unas cincuenta casas y un hotel, respectivamente.
En Llançà, el pinar de La Farella está en peligro por la construcción de cinco bloques plurifamiliares y un total de 63 viviendas; también lo está la zona del proyecto Roses 2, terrenos a primera línea de mar en tres sectores contiguos de suelo urbano no consolidado, que suman 15,5 hectáreas y donde se podrían construir hasta 167 viviendas. En la playa de Pals, el Plan Director de la Costa Brava (2021) permite construir hasta 500 nuevas segundas residencias, afectando a 24 hectáreas de pinares sobre dunas Hábitat de Interés Comunitario Prioritario, y, también en Pals, SOS Costa Brava reclama, en el ámbito de la antigua estación de la CIA de RadioLiberty, la recuperación inmediata del patrimonio arqueológico, arquitectónico, histórico y natural, de los hábitats dunares y humedales, la preservación de la fauna y flora en peligro de extinción.
En Begur, en la antigua pedrera de s’Antiga se están urbanizando 24 chalés de lujo; por otro lado, el ayuntamiento ha permitido el desarrollo de un nuevo proyecto urbanístico para 33 viviendas que afecta parcialmente al Espacio de Interés Natural (EIN) del PuigMontcal, y, además, a pesar de las demandas, ha culminado la construcción de 52 viviendas a tocar de la playa de Sa Riera del municipio. En la urbanización Punta Brava de Sant Feliu de Guíxols SOS Costa Brava lucha contra la edificación de cinco nuevos macrochalés.
Otras zonas amenazadas que la entidad quiere proteger son el área del Golf de Roses y la bahía de Pals, una de las zonas del Mediterráneo con más biodiversidad donde el gobierno central y el catalán promueven la construcción de macrocentrales eólicas marinas; los Jonquers de Pals, donde se prevé construir un nuevo vial de acceso norte atravesando los arrozales existentes que delimitan la Reserva Natural Parcial de las Basses d’en Coll, afectando a 10.184 m² de arrozales, pinares inundables y zonas húmedas; la Marina del Port d’Aro, en Platja d’Aro, donde hay un proyecto para construir una marina navegable que destruiría totalmente un pinar de 13 hectáreas; y el Golf de l’Àngel, en Lloret, un proyecto de campo de golf de 18 agujeros en una zona forestal de más de 80 hectáreas.
Construir es destruir
La entidad considera que cada nuevo edificio que se levanta «es una sentencia de muerte para un hábitat», y lamenta que «el verano lleva una avalancha humana que ahoga nuestros recursos». «Estas nuevas construcciones y el aumento del turismo amenazan tanto la belleza natural de la Costa Brava como su sostenibilidad futura, poniendo en riesgo su valor como hábitat y lugar donde vivir», señala SOS Costa Brava, que argumenta que, por eso, como dice la campaña, «construir es destruir». «Con cada nuevo proyecto urbanístico que se ejecuta, perdemos un trozo de nuestro precioso litoral», concluye la entidad.