El fichaje de Dani Olmo quiere tapar del sonado ridículo por Nico Williams

Laporta se ha preocupado más de filtrar a la prensa que las opciones por el delantero del Athletic siguen intactas que de hacer ruido y propaganda del regreso al Camp Nou de un jugador formado en la Masía y recuperado cuando su precio era el más elevado y sin competencia en el mercado

Dani Olmo

DaniOlmo, el nuevo jugador del Barça adquirido compulsivamente al Leipzig alemán esta semana, nunca había conseguido acreditar un precio de mercado tan elevado como ahora, a sus 26 años, tras haberse convertido en una pieza clave de la selección española campeona de la pasada edición de la Eurocopa. Según Transfermarkt, la web que ajusta regularmente el valor de los futbolistas en función de su rendimiento y momento de forma, el centrocampista de Terrassa había bajado a 40 millones la temporada anterior después de terminar la campaña 2021-22 por encima, a 50 millones, en el que había sido su anterior mejor referencia desde su irrupción en el fútbol profesional.

“Lo que se ha pagado por Olmo me parece una barbaridad”, ha sido el comentario de un experto en la materia como Josep Maria Minguella, en reacción al aterrizaje en Barcelona de un futbolista formado en la Masía que, ciertamente, demostró valentía y convicción cuando decidió hacer las maletas y aceptar una oferta del Dinamo Zagreb en 2014, con sólo 16 años. Su fichaje, en una operación en la que Joan Laporta no tenía ninguna competencia a pesar de los rumores sobre otras ofertas por el centrocampista que viene de ser el máximo goleador de la Eurocopa de Alemania con tres goles gracias a su habilidad y acierto en consumar esas segundas jugadas y los espacios abiertos por la tripleta atacante del equipo español, Lamine Yamal, Morata y Nico Williams.

A propósito del fichaje frustrado del delantero del Athletic, está resultando bastante llamativo que el aparato de propaganda del club y los filtradores habituales a la prensa catalana desde el círculo de la presidencia se hayan preocupado más de no dar por cerrada su posible llegada esta misma temporada antes que destacar la rapidez y presunta eficiencia de Deco en atar el retorno a casa de Dani Olmo. De hecho, aunque ya ha pasado la revisión médica y se encuentra en Barcelona desde hace tres días, el Barça no ha hecho aún oficial su fichaje ni mucho menos su inscripción en LaLiga para que pueda jugar oficialmente como azulgrana el próximo día 17 en Mestalla frente al Valencia en el debut liguero del equipo de HansiFlick.

Los titulares de estas últimas horas de la actualidad barcelonista han puesto bastante más énfasis en la posibilidad de que, antes del cierre del mercado el 1 de septiembre, Laporta pueda detonar el bombazo del verano con el refuerzo de la pareja de baile de Lamine Yamal en la selección que ha asombrado a Europa este verano. Y es que el no del delantero navarro a Laporta ha sido sonado y doloroso, pues tanto el presidente como el resto de los canales de comunicación azulgrana habían dado por hecho que se rendiría a la oferta del Barça. Según dijo Joan Laporta en varias ocasiones, generando grandes expectativas, “el Barça está en condiciones de hacer frente al fichaje de NicoWilliams”.

El caso es que si el futbolista deseaba realmente vestir de azulgrana, el Barça apostaba con tanta decisión por él y pagarle al Athletic los 61 millones de su cláusula de liberación no suponía ningún problema, hace días que Nico Williams debería haber entrenado a las órdenes de Hansi Flick.

Pero no ha sido así porque los tres pilares argumentales de la operación eran más bien el resultado de otra operación de ilusionismo por parte de Laporta, que nunca dispuso del dinero y que, por tanto, no le pudo asegurar al jugador ni cuándo podría hacer efectivo el pago de su libertad ni tampoco ofrecerle garantías reales de que podría estar inscrito a tiempo de iniciar la temporada dentro de unos días. Tampoco está claro que, pese al mucho ruido provocado por los rumores, Nico Williams fuera la prioridad de Hansi Flick, el entrenador alemán que ha visto jugar muchas más veces a Dani Olmo en el Leipzig que al pequeño de los Williams en San Mamés. Todo parece indicar, pues, que tanto Flick como Deco consideran más necesaria la participación de Dani Olmo, suplente de Pedri en la selección, antes que reforzar la delantera como prioridad.

Por último, la actitud del futbolista y la de su entorno ha sido cautelosa e inteligentemente fría ante la posibilidad, como así ha sido, de que la oferta del Barça no fuera del todo fiable. Nico apuró sus vacaciones a la espera de noticias y finalmente se puso a las órdenes de Ernesto Valverde para iniciar la pretemporada con el Athletic, consiguiendo, además, que su afición no sufriera un síndrome de rechazo provocado por sus ansias de vestir de azulgrana.

La estrategia de Laporta es la de mantener viva la esperanza de ficharlo porque, al menos eso es lo que se filtra a los medios, el jugador aún no ha respondido ni sí ni no a su propuesta para incorporarlo. Es decir, que aun todo depende del futbolista cuando no es realmente así, sino de ese exceso de palabrería y de fanfarronería a la hora dar por hecho que nadie le dice que no al Barça, algo que está sucediendo bastante a menudo desde que Laporta es presidente.

Dani Olmo ha tenido que ser fichado deprisa y corriendo, precipitando el anuncio de la llegada de un inversor de catering en Barça Vision, en el fondo para compensar el revés inesperado de la que iba a ser la operación estrella del verano y puede que clave para conseguir más inversores en el agónico problema financiero de Barça Studios que no está ni mucho menos resuelto.

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