Abogado y periodista. Doctor en comunicación social. Profesor de periodismo al Abat Oliba y en la Autónoma. Fue consejero y presidente interino de RTVE. Es autor de Álvaro ha dejado el grupo. También de El rol del periodista en el siglo XX y la función de los medios de comunicación en ‘Les Aventures de Tintin’, su tesis doctoral, de próxima publicación (editorial El Deseo).
¿La TV3 que conocemos responde al perfil que lucía aquel 10 de septiembre de 1983, día de su primera emisión, o más bien, como a veces pasa, se ha convertido en un tipo de caricatura de sí misma?
Al principio, la idea original de TV3 estaba vinculada al catalán y la promoción de la cultura vinculada a la lengua, pero con la intención de llegar a todos los catalanes. Con los años, por razones políticas, esto se ha ido pervirtiendo. Aunque venía de antes, sobre todo a partir de 2012, cuando empiezan las manifestaciones y el primer referéndum, TV3 se convierte en un instrumento de propaganda política. Solo de una parte de los catalanes. Una cosa que no responde al espíritu fundacional, que era llegar a todo el mundo. Que la gente aprendiera catalán, se acostumbrara a usarlo… En sus orígenes, gente que iba a TV3 a participar en un programa, y decía que no sabía catalán, se le decía que no pasaba nada. Con los años, los no catalanohablantes dejaron de mirar TV3. También creo que, a partir de 2022, cuando se renovó el consejo, hay un intento parcial de revertirlo, esto.
Decía Calviño que TV3 se convertiría en una televisión antropológica, en el sentido de estar transmitiendo todo el día sardanas y castellers…
Sí, y creo que fue Alfonso Guerra el que se preguntaba si harían Dallas en catalán, como diciendo que era una cosa absurda. Yo creo que aquello no estaba mal. La idea de abrirse, de disponer de corresponsales, de tener una televisión de calidad, que no se limitara a hacer los castellers. Que diera una imagen de profesionalidad desde una perspectiva catalana, pero de todos los catalanes. Se trataba de una televisión pública. Y lo que cuesta entender es que en un momento pierde esta condición para pasar a manos del control político de una parte de la sociedad.
En los papeles de su creación, se habla de TV3 como de “estructura de Estado”, similar a los Mossos. Pero, en cualquier caso, ¿se aleja mucho de lo que son estos, en cuanto a servicio público?
Una parte de los mandos de los Mossos provienen de la Guardia Civil, la Policía Nacional e incluso algunos del Ejército. Además, las fuerzas de seguridad son muy difíciles de controlar políticamente. Tienen una inspección como es la policía judicial, y unas funciones que afectan a su propia profesionalidad si las ponen al servicio de alguna causa particular. En el caso de TV3, los periodistas, muy jóvenes, no venían de otros medios, excepto algunos de la radio. No había precedentes. El gran elemento diferenciador de TV3 es que siempre ha tenido el patrimonio de la exclusividad. Una especie de privilegio. A excepción de lo que era la franja en catalán de TVE, que empezó con teatro en los años 60, nadie le hacía la competencia. No es como los Mossos, que cogen los mandos de otro lugar, y después gente de todas partes. Muchos de ellos son castellanohablantes. En TV3, Puyal empieza con programas de gran audiencia, y esto se va restringiendo a una parte política de la sociedad catalana que, despacio, va girando hacia el independentismo. A pesar de hablar de estructuras de Estado, no lo decían con la idea de crear un Estado. Creo que Jordi Pujol nunca fue independentista. Tenía claro que quería las máximas competencias, pero dentro del Estado.
Casi 2.500 empleados en plantilla, cinco veces más que Antena 3…
Lo podemos comparar con TVE, que acabó igual, aunque en un momento determinado hicieron un ERE. Comparada con las privadas, por supuesto que TV3 nunca sería rentable con tanta gente. Las privadas han ido externalizando para optimizar el gasto. La plantilla está sobredimensionada, sin duda. Pero, además, una parte importante de la programación se acaba contratando fuera. Gente que está en plantilla no trabaja porque no se les da trabajo, y acaban contratando fuera. No tiene sentido. Han creado un monstruo, como en su momento pasó con TVE. La televisión pública tendría que garantizar unos sistemas de acceso parecidos a los de la función pública. Sin embargo, aquí se ha ido contratando a mucha gente que después se iba haciendo fija. Manteniendo las apariencias, pero, en realidad, solo como un trámite para meter a los que ya estaban dentro. Empleos que podrían optimizarse, que se han duplicado… Es el bucle que va creciendo, adquiere peso propio y se hace incontrolable.
Otro dato descarado es, por ejemplo, que el 75% de las entrevistas de TV3 se hacen a nacionalistas…
Hay que delimitar la etapa 2012-2022, con un sesgo claramente propagandístico. Una cosa que pasa tanto en los informativos, como en entretenimiento, entrevistas…, que no refleja en absoluto la pluralidad de la sociedad catalana, sino que favorece a un proyecto político claramente orientado a la independencia, que corresponde, como mucho, a la mitad de los catalanes. Esto es evidente. Después de 2022, están intentando reconducir la parte de los informativos. Cosa que no es fácil, porque en TV3 no hay que dar directrices políticas a muchos de los periodistas, no a todos, porque ya saben lo que tienen que hacer. El problema llega cuando se plantea hacer una cosa más plural. En los informativos, se editorializa desde un ámbito público, transmitiendo ideología, que, al final, es la de uno o de unos cuantos periodistas. Esto es grave. Más cuando la opinión va en la misma dirección, dando voz solo a los de tu cuerda. En un marco tan agresivo con los disidentes, hay gente que se niega a ir a los estudios. Con lo cual la gente no representada lo está en un doble sentido.
Llama la atención en TV3 una textura, una pátina nacionalista, que parece envolverlo todo, desde las noticias hasta los programas infantiles, el deporte, el humor…
Podríamos llamarlo un marco mental. Se recurre a una tradición del humor satírico catalán, pero que siempre va contra estos, incluida una parte de los mismos catalanes. El objetivo de los colaboradores de los programas de humor de los últimos años ha sido claramente el Partido Socialista. Si esto mismo pasara fuera de Cataluña, en medios públicos o privados (sobre todo en TVE), aquí habría un gran escándalo. Si en Cádiz montan una ocurrencia riéndose de Puigdemont, ¡la que se montaría! Los humoristas de TV3 han ofendido a los judíos, a los gitanos, a los católicos… Ya no es solo el marco mental nacionalista, sino uno que va dirigido a un público determinado, dando por hecho que otros públicos ya los han abandonado, y les da igual.
Contratos millonarios con productoras, sueldos envidiables… El del director, 117.000 euros, 26.000 más que su homólogo vasco. ¿Ayúdame y te ayudaré?
Son siempre los mismos. Una televisión pública también tiene la función de dinamizar el sector audiovisual. Está bien contratar a productoras…, pero que no sean siempre las mismas, con la misma línea de pensamiento. Llevan años con un grupo de interés que siempre es el mismo. Y respecto a los sueldos que se cobran en TV3 también se podría hablar largamente. Creo que los políticos y los lugares de responsabilidad tienen que estar muy remunerados, pero, como es el caso, sin irse por las nubes. En un programa pregunté cuánto le pagaba TV3 a Pilar Rahola. Era un secreto. Pero al final salió que cobraba mucho más que el resto de colaboradores. Teóricamente, hay un control parlamentario, pero quien ha intentado obtener información se ha encontrado trabas de todo tipo.
Con este panorama, ¿qué se puede hacer? ERES, cuidados de adelgazamiento, ejercicios espirituales…?
En TV3 hay una generación que ahora se está jubilando. Quizás sería un buen momento para analizar con calma la plantilla y ver cuánta gente hace falta y, sobre todo, aumentar la producción propia. Si tienes una televisión con mucha gente, lo tienes que utilizar o prescindir de una parte y contratar fuera. Durante años, muchas de estas productoras estaban vinculadas a gente de la casa. En política esto es impensable. En TV3 hay gente que ha ido a las productoras, después ha vuelto con un cargo, y más tarde, de nuevo a la productora. Todo con agravantes. Pilar Rahola dijo que en una época estaban paralizados los cambios en TV3 porque, literalmente, Esquerra Republicana quería la dirección de informativos de Catalunya Ràdio y Junts (Convergència) la dirección de informativos de TV3, y se lo repartían. Me parece un escándalo que los partidos políticos nombren a los directores de los informativos.