El sueño de Victor Hugo

Bluesky

Se cumplen ahora 175 años del histórico discurso del grandísimo escritor y activista político Victor Hugo en el Congreso de la Paz de París, en el cual formuló el ideal de la creación de los Estados Unidos de Europa (EUE), inspirado en los Estados Unidos de América (EE. UU.). Victor Hugo imaginaba esta nueva entidad política como el paradigma de la fraternidad entre las personas y las naciones, donde se habrían acabado las guerras y se mantendrían pacíficas y estrechas relaciones de colaboración con el resto de la humanidad.

Después de las dos terroríficas guerras mundiales del siglo XX, aquel sueño de Victor Hugo se ha cumplido hoy a medias. La Unión Europea (UE) es el proyecto que, con gran lentitud, hemos conseguido estructurar, pero que todavía está lejos de ser culminado. El Parlamento europeo tiene su capacidad soberana castrada; no podemos elegir democráticamente la presidencia de la UE; quedan todavía algunos países del continente que no forman parte (Noruega, Albania, Suiza, Bosnia…); hay siete estados miembros que no comparten la divisa del euro. Y, lo que es peor, desde el 24 de febrero del 2022, Rusia mantiene en llamas una criminal agresión militar contra Ucrania, a las puertas del territorio de la Unión.

En este contexto, este domingo tenemos unas nuevas elecciones para renovar el Parlamento europeo. Siguiendo la oleada iniciada por Donald Trump, aquí han proliferado en los últimos años una serie de partidos populistas, xenófobos y de ultraderecha que este 9-J ven la oportunidad de obtener un fuerte crecimiento en las urnas.

Pero si Trump predica “America first!”, sus homólogos de aquí no claman “Europa first!”. Al contrario, aplican su nacionalismo exacerbado y agresivo para destruir el edificio de la UE y, con la excusa de la emigración, volver a levantar las viejas fronteras interiores.

La humanidad necesita sueños positivos y factibles para continuar avanzando. Y el de los EUE es, además de racional y necesario, uno de los más esperanzadores. Por eso, este 9-J es muy importante que vayamos a votar y lo hagamos por las opciones que asumen el potente legado del autor de Los Miserables.

Uno de los grandes problemas para su consolidación es la torre de Babel lingüística que tenemos en Europa, que dificulta la comunicación fluida entre los 450 millones de habitantes que formamos parte de la UE-27 y, por consiguiente, obstruye el sentido de comunidad. Desgraciadamente, la magnífica utopía del esperanto, ideada a finales del siglo XIX, ha quedado enterrada por la historia. El inglés se ha acabado imponiendo como lengua de las relaciones internacionales ¡a pesar de ser originaria de un país, el Reino Unido, que decidió romper y salir de la Unión Europea!

Pero hay una buena noticia. La revolución de la inteligencia artificial (IA), el nuevo horizonte que nos ha abierto la tecnología, tiene una aplicación muy desarrollada y perfeccionada: la traducción simultánea de la totalidad de los idiomas relevantes que se hablan en el mundo. De este modo, y sin renunciar a nuestra lengua materna, podremos, con la ayuda del móvil, entendernos inmediatamente con nuestros interlocutores, sean de dónde sean y hablen la lengua que hablen.

Gracias a la IA no estaremos condenados al darwinismo lingüístico, con la imposición del inglés y la sumisión y la pérdida progresiva e inexorable de la gran diversidad idiomática (y cultural) del planeta. En clave europea, donde incluso empleamos códigos alfabéticos diferentes, este adelanto tecnológico es una contribución decisiva en la vertebración federal y fortalecimiento de los EUE.

Que un holandés y un griego, además de llevar la misma moneda en el bolsillo, puedan, con la ayuda de la IA, comunicarse fácilmente, sin recurrir a una lengua interpuesta, como es el inglés, soluciona uno de los problemas fundamentales que obstaculizaban, hasta ahora, el sentimiento de pertenencia europea. También hace desaparecer la categorización lingüística: ya no habrá lenguas de primera y de segunda, mayoritarias y minoritarias.

El respeto a la diversidad es clave para hacer prosperar y consolidar el proyecto europeo. Sus enemigos apelan, precisamente, a la vocación centralista y uniformizadora de Bruselas para intentar descuartizar y demoler esta magna obra de orfebrería política y diplomática que tanto ha costado construir. También blanden la supuesta amenaza de la “invasión” de los migrantes extracomunitarios para alertar sobre un imaginario proceso de sustitución demográfico y cultural que nos llevará a la islamización de Europa.

Para avanzar hacia una comunidad humana que conviva en paz y armonía hace falta que nos organicemos, previamente, en grandes bloques geopolíticos. China e India, los países más poblados del planeta, son, en realidad, un mosaico de pueblos y de culturas muy diferentes. También los Estados Unidos son el fruto de un intenso mestizaje de razas y de migrantes de múltiples procedencias.

Superada la etapa del mundo bipolar y de la Guerra Fría, surgida de la II Guerra Mundial, nos enfrentamos, actualmente, a una disyuntiva crucial: la estrategia hegemónica imperal de los EE. UU., basada en su supremacía militar, que se acentuará en el probable caso que Donald Trump vuelva a la Casa Blanca, o una estructura multipolar que respete y equilibre la pluralidad intrínseca a la evolución y a la realidad de las sociedades humanas.

En este peligroso tablero de intereses y conflictos internacionales en el cual estamos, la existencia de una UE potente y con criterio político propio es imprescindible para parar y romper la dinámica infernal a la cual se nos quiere abocar. Bruselas se tiene que sentar con voz propia en la misma mesa que Washington, Pekín, Nueva Delhi y Moscú para exigir un orden mundial basado en la paz, la confianza y la colaboración.

Los humanos tenemos el derecho y la obligación de luchar por un mundo mejor y de legar a nuestros descendientes un planeta más próspero, libre, sostenible y ordenado. En este sentido, el modelo de Estado de bienestar que hemos construido en la UE es, sin duda, el más avanzado de los cinco continentes. Este domingo tenemos que defender con nuestro voto los progresos conseguidos desde la proclama hecha por Victor Hugo en 1849 y escoger un Parlamento europeo que continúe trabajando en el ambicioso objetivo de constituir, cuanto antes mejor, los EUE.

(Visited 138 times, 1 visits today)

HOY DESTACAMOS

Deja un comentario