El sistema educativo discrimina los ciclos formativos de grado medio

Se promueve el bachillerato como única vía para el éxito y se ningunea la oferta de los grados

El batxillerat és un itinerari altament estressant on les notes són determinants durant els dos anys de formació

Las condiciones de acceso y de salida del bachillerato y de los ciclos formativos de grado medio no son las mismas actualmente, y esto genera desigualdades entre el alumnado, que se van agraviando en función de la renta y del territorio. Un estudio de la Fundación Bofill analiza con detalle esta realidad y lo hace a través de las voces de unos setenta jóvenes de primero de bachillerato y de ciclos formativos de grado medio (CFGM) de Barcelona.

El estudio “Perdidos por el camino: desigualdades en las transiciones educativas después de la ESO” ha sido dirigido por las profesoras Aina Tarabini, del Departamento de Sociología de la UAB, y Judith Jacovkis, del Departamento de Didáctica y Organización Educativa de la UB. El estudio sostiene que “la oferta de estudios posobligatorios es desigual e inequitativa, y con una estructura que prima el bachillerato como opción de continuidad”.

Según relata la profesora Aina Tarabini a EL TRIANGLE, “acceder al bachillerato es muy fácil. Te puedes quedar en el mismo centro donde has hecho la ESO y casi tienes resuelta la preinscripción, a excepción del bachillerato artístico”, que no se ofrece en todos los centros. En cambio, el acceso a los ciclos es más complicado. “Primero hay que tener claro qué ciclo quieres. La elección del bachillerato se basa en muy pocas opciones, mientras que las de grado medio son muchísimas. Tienes que saber si en tu territorio se ofrece y qué movilidad implica. Aparte, puede ser que no haya oferta pública. Continúa habiendo familias profesionales y estudios en particular de grado medio que solo ofrece el sector privado, hecho que no pasa en el bachillerato”. Por lo tanto, el estudio concluye que “la oferta de bachillerato es más extendida y accesible que la de los ciclos”, hecho que impacta en la capacidad de escoger de los jóvenes y de desarrollar sus trayectorias educativas.

Otro elemento que genera desigualdad entre los dos itinerarios es el prestigio. Continúa viva la percepción que es mejor el bachillerato porque el mercado laboral ofrece mejores trabajos a quienes van por esta vía y no por la otra. El mismo sistema educativo todavía da más valor al conocimiento teórico que no al práctico, que se asocia a los ciclos.

Se trata, por lo tanto, de un tema estructural del sistema educativo que hay que abordar porque impacta de forma determinante en los jóvenes y su futuro. Según la entrevistada, “la sociedad, nuestras escuelas, tienen un sesgo muy europeo, masculino, de clases medias”, donde se contrapone el conocimiento intelectual o teórico al conocimiento práctico o manual. Añade que hace falta un “proceso de revisión de las creencias docentes” y que no se puede orientar el alumnado solo al bachillerato en función de las buenas o malas notas. Si se conoce el estudiante y sus necesidades, puedes orientar con una nueva mirada, pero no es lo que está pasando actualmente.

Uno de los jóvenes entrevistados, que estudia un bachillerato artístico, recuerda que “al principio yo estaba convencidísimo de hacer FP, pero empecé a investigar más, había demasiadas opciones y empecé a dudar bastante sobro que hacer y el profe me dijo que echara hacia bachillerato”. En este mismo sentido se expresa otra entrevistada, que está cursando un bachillerato científico: “Los profes te dicen que hoy en día los ciclos y el bachillerato son lo mismo, que no hay diferencias, pero a la hora de la verdad ves que no. Te dicen que no eres menos por hacer un ciclo, que es igual de válido, pero después ves que solo recomiendan hacer bachillerato a los que consideran listos. Yo esto no lo encuentro bien”.

Como resultado de la desigualdad existente entre itinerarios, se está condicionando el perfil del alumnado de cada opción postobligatoria. Según el estudio, se puede encontrar más proporción de chicas autóctonas de más estatus socioeconómico y cultural en el bachillerato, mientras que hay más proporción de chicos de origen migrado con menor estatus en los ciclos. Se da la paradoja que los estudios más prestigiados tienen más plazas públicas y más cerca del alumnado, mientras que el itinerario recomendado para los estudiantes con más dificultades tiene más obstáculos, más dificultados de acceso, menos oferta pública y, por lo tanto, un coste económico y social más alto.

Con la voluntad de equiparar los dos itinerarios formativos, la Fundación Bofill, a través del estudio, hace una serie de propuestas de mejora. Según Aina Tarabini, las medidas más importantes son hacer un buen acompañamiento en la transición de la ESO en los estudios postobligatorios y conseguir la equiparación de los dos itinerarios: “En primer lugar, hay que orientar bien. Generar un marco de experiencias que permitan al joven elegir en positivo”. Añade que “hay que ampliar la mirada de la orientación y fomentar un acompañamiento holístico de los jóvenes”. Se trata de conectar los centros con los recursos del territorio, fomentando el concepto de la “ciudad orientadora”. Todos los agentes educativos de la ciudad pueden ayudar en la elección de los jóvenes y evitar que se pierdan por el camino, como está pasando actualmente.

En segundo lugar, según Aina Tarabini, hay que equiparar los dos itinerarios. “Las condiciones de acceso y de salida no son las mismas, y no puedes esperar transformarlo si solo actúas sobre uno de ellos”, afirma. La profesora de la UAB añade que “el bachillerato es un itinerario educativo altamente problemático, muy estresante, y hay que cuestionarse qué ciudadanía queremos”. Con relación a los ciclos formativos de grado medio, defiende que hace falta más oferta pública, de proximidad y fomentando su conexión con las necesidades del territorio y no solo de las empresas.

*Puedes leer el artículo entero al número 1578 de la edición en papel de EL TRIANGLE.

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