Miles y miles de personas de toda España pasaron por Portbou durante la guerra civil, pero, sobre todo, entre los meses de enero y febrero del 1939, con la esperanza de atravesar hacia Francia y huir del fin del conflicto. Cómo recuerda Enric Milà y Caixàs, autor del libro Empremtes d’una guerra. Portbou-Colera-Cervera. 1936-1939, “el tráfico de personas fue constando durante los años que duró la guerra. El exilio duró toda la guerra, y el pueblo de Portbou no estaba nada preparado para acoger tanta y tanta gente. Había continuamente refugiados y no había bastantes recursos para dar de comer a tanta gente. Se tuvieron que habilitar casas e incluso una se usó de hospital”.
Todas aquellas personas atravesaban la línea fronteriza por esta población ampurdanesa, “porque los franceses la mantuvieron abierta durante todo el conflicto, pero fue entre enero y el febrero del 1939 cuando cerraron el paso y por eso, se formaron aquellas colas tan grandes”. Se calcula que 125.000 personas pasaron durante aquellos dos meses por Portbou. En declaraciones a EL TRIANGLE, Enric Milà detalla que lo más habitual era ver madres con sus hijos cargadas con sus pertenencias más preciadas, puesto que los hombres estaban en el frente. “Había familias de muchos tipos, pero, sobre todo, de clase muy humilde. Mujeres y niños, principalmente, pero también trabajadores del campo. Personajes con nombre propio y otros muchos sin nombre. De soldados republicanos en retirada también hubo, y estos acabaron en las playas de Argelers, puesto que las familias se pudieron reubicar hacia el interior o el centro de Francia y los militares se quedaron en las playas”.
Para evitar que todo este drama humano se pierda en el olvido, el Ayuntamiento de Portbou ha decidido trabajar intensamente para que el municipio se convierta en la capital de la memoria democrática. En declaraciones a EL TRIANGLE, el alcalde Gael Rodríguez Garrido manifiesta que “queremos convertir Portbou en un pueblo con memoria. Queremos que Portbou sea una referencia en cuanto a la memoria democrática, y más ahora, cuando en diferentes lugares del Estado las derechas están haciendo leyes para destruir la memoria. Queremos convertirnos en una referencia y, por lo tanto, estamos promoviendo que el pueblo sea como un museo abierto en cuanto a la recuperación de la memoria democrática”.
Con la voluntad de lograr este objetivo, el Ayuntamiento y Renfe han acordado la puesta en marcha del “Tren de la memoria democrática. Portbou 1939”. Se trata de un viaje de ida y vuelta en un mismo día, en un tren en servicio especial, con origen en la estación de Francia de Barcelona y destino a Portbou. Es posible acceder al tren de la memoria desde las estaciones de Girona y Figueres con el mismo billete. La capacidad es para 125 personas, con un precio de 55 euros para los adultos y 20 euros para los menores de 14 años. Durante todo el año, se prevén como máximo cuatro salidas del tren de la memoria Barcelona-Portbou, y su continuidad está condicionada a la respuesta ciudadana. Por eso, el alcalde de Portbou hace un llamamiento a los lectores de EL TRIANGLE a “adquirir billetes para disfrutar de esta experiencia que no es solo turística, sino una experiencia memorialista”. En definitiva, según el alcalde, se pretende que “todos juntos hagamos justicia a la memoria de tanta y tanta gente que lo pasó tan y tan mal”.
Las personas que suban al tren temático harán un viaje histórico a uno de los episodios más duros de la historia de España. Al llegar a la estación de tren de Portbou, los recibirán dos actores que harán una visita teatralizada, explicando los rincones más destacados del pueblo. Todavía hay improntas que dejó la guerra en medio del pueblo, como fachadas con metralla italiana incrustada. De hecho, según el autor del libro que ha servido de guía para diseñar el recorrido, Portbou sufrió más de cuarenta bombardeos durante el conflicto. Según Enric Milà, “el primer mes del 1939 hubo más porque, aparte de los italianos, también entraron a bombardear los alemanes”. Los militares italianos lo hacían con base en Mallorca, mientras que los alemanes consiguieron el aeródromo de la Sénia, al acabar la batalla del Ebro, y lo tenían “todo a disparo”. Por eso, pudieron bombardear Figueres en 1939 y acabaron con los restos de la aviación republicana que había al aeródromo de Vilajuïga-Garriguella, que se convirtió en el escenario del último combate aéreo de la guerra civil. En el caso de Portbou, el principal objetivo a bombardear era la estación de tren, a pesar de que también cayeron bombas en casas del pueblo. Según el alcalde, Gael Rodríguez, la estación de tren era clave durante la guerra porque “era una conexión internacional que nos conectaba con el resto de los países europeos. Por lo tanto, los bombardeos querían romper aquella conexión para que no pudiera llegar armamento a la República, y que la República, en los momentos más críticos, no pudiera evacuarse”.
Aparte de visitar el casco urbano del municipio, los visitantes del tren de la memoria también se desplazarán en autocar en el Coll dels Belitres, que es el símbolo del exilio en el pueblo. “Mucha gente desconocida pasó por este paso fronterizo y otros más célebres, como Antonio Machado”, según destaca el alcalde. El Coll dels Belitres es un paso transfronterizo entre Francia y España que enlaza el municipio de Cervera de la Marenda, en el Rosselló, con el municipio catalán de Portbou.
Fue uno de los primeros espacios de la Xarxa d’Espais de Memòria del Memorial Democràtic, y se instaló, en homenaje a los miles de republicanos que emprendieron el camino del exilio, un conjunto monumental e informativo que conforma un memorial. Las imágenes captadas por el fotógrafo francés Manuel Moros son claves en este espacio para acercarse a la realidad de los exiliados y la dureza de su marcha.
La visita programada entre Renfe y el Ayuntamiento se para durante la hora de comer, y se retoma por la tarde con la visita al memorial Passatges del arquitecto Dani Karavan. Se trata de un conjunto escultórico en recuerdo a Walter Benjamin, el filósofo alemán de origen judío que murió en Portbou después de llegar huyendo de los nazis.
Para el alcalde de la población, la recuperación de la memoria histórica no se acaba con el tren temático, sino que también están impulsando la señalización de todos los vestigios que quedan en el municipio. Aparte, se trabaja en un proyecto digital que tiene que ser un fondo de memoria viva. “Queremos promover una web donde los descendentes de las personas que marcharon por Portbou puedan dejar su relato de la experiencia. Queremos poner cara y nombre a las más de 120.000 personas sin rostro que pasaron la frontera”.
Para el alcalde de Portbou y regidor de memoria democrática, “más que nunca hace falta que los demócratas, los progresistas, hagamos estos trabajos de recuperación y pongamos el freno a la gente que deroga las leyes de memoria. Continuaremos haciendo memoria y dignificando la memoria de gente que ha sido demasiado tiempo olvidada”.
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