Cuando llega el 23 de abril, toca revisar las lecturas hechas o pendientes. Lógicamente, siempre tenemos más libros que leer que leídos. Os hago un resumen de los que me han llamado la atención en la perspectiva de convertir el hecho y el placer de leer en un paso hacia la comprensión del mundo en el que vivimos y el conocimiento de denuncias por su mal funcionamiento y propuestas para mejorarlo. Sin olvidar, claro está, que, de vez en cuando, es bueno leer por leer, para entretenerse, reír o emocionarse.
El último libro que me ha llegado es Homo ludens (El viejo topo), donde Josep Burgaya analiza la pasión por el turismo que hace tiempo que afecta a la ciudadanía y sus consecuencias. Si lo lee sabrá por qué este profesor universitario y ensayista considera que el “turismo sostenible” no existe. Quien sí existe y que sea por mucho tiempo es Joan Manuel Serrat. El periodista Jaume Collell le ha dedicado La música de una vida (Rosa dels Vents y Debate), donde retrata la vida del cantante y, de paso, también un poco la de todos los que le hemos seguido y aplaudido.
Quien ya no está entre nosotros es el periodista Josep Cabayol. Nos dejó el legado de su lucha por el periodismo crítico y, últimamente, su combate contra la emergencia climática y los descerebrados que la infravaloraban. Estuvo En guerra por la vida (Montaber) y así tituló el libro que haríamos bien en repasar ahora. Sobre la emergencia climática apunto un par de libros: Piel blanca, combustible negro (Capitán Swing), donde el sueco Andreas Malm denuncia los peligros del fascismo fósil, y Regénesis (Capitán Swing), donde el periodista británico George Monbiot nos explica cómo alimentar el mundo sin devorar el planeta.
El capitalismo es el enemigo a batir en todos estos libros. La escritora italiana Jennifer Guerra nos plantea una opción original: El capital amoroso (Akal). Y lo hace en forma de Manifiesto por un eros político y revolucionario. Contra el capitalismo también levanta la voz M.E.O’Brien en La abolición de la familia, que defiende una sociedad distinta basada en la “comunización de los cuidados”.
Apunto dos historias con origen africano pero que van más allá de ese continente. Ishmael Beah nos relata en Un largo camino (Big Sur) sus memorias de niño soldado en Sierra Leona desde Estados Unidos donde se instaló después de huir de aquella horrible experiencia. Y también desde Estados Unidos, Siddharth Kara nos avergüenza recordándonos en Cobalto rojo (Capitán Swing) que la República Democrática del Congo se desangra para que nosotros conectrmos nuestros móviles y ordenadores.
Los periodistas tienen cita obligada con Periodismo y democracia en la era de las emociones (Edicions UB), donde Josep Carles Rius pasa revista al estado de la profesión; Matar al director (Navona), una novela de Bru Rovira que hay que leer entre líneas y donde un grupo de profesionales salen retratados, algunos bien y otros no tanto, y El último periodista, donde Antoni Vidal nos habla de la lucha actual en los medios de comunicación entre las personas y la inteligencia artificial.
Para gente como yo no es fácil adentrarse en el mundo trans. Por eso es bueno que leamos Adolescentes en transición, de Miquel Missé y Noemi Parra (Bellaterra Edicions). Subtitulan el libro «Pensar la experiencia de género en tiempos de incertidumbre». Lo tenemos que hacer, entiendo. Cómo creo que también es bueno mirar otra cara de la moneda: Cancelado (Círculo de Tiza), de Carmen Domingo.
Es de agradecer la valentía de Roger de Gràcia al ofrecernos en Digue’m boig (Columna) lo que describe como “una historia de salud mental en primera persona”. Estoy convencido de que muchos lectores se identificarán con su sufrimiento y les será de mucha utilidad, me atrevo a decir terapéutica.
El periodista y profesor universitario Carlos Ruiz reconstruye los inicios de la guerra civil española en Canarias a través de cómo la vivieron y sufrieron antepasados suyos en Retrato del fin del mundo (Alba). Ya es curioso que la revuelta franquista tenga sus raíces en aquellas islas y se haya escrito tan poco de este hecho.
De Carles Puigdemont se han escrito unas cuantas cosas. Algunas lamentables, como las memorias hechas a cuatro manos entre el biografiado y su amigo Xevi Xirgo que nunca os recomendaré, evidentemente, y otras sarcásticas y saludables como El retorno del Vivales (Sagesse), de Albert Soler. Si queréis que os firme un ejemplar, no vayáis a Girona, de dónde es él, porque no lo encontraréis. Las librerías gerundenses lo han cancelado. Cataluña es así.
Y Catalunya podría ser parte de una España federal si se siguieran las ideas incluidas en Federalismo fácil (EL TRIANGLE y CLUB CÒRTUM), una iniciativa que deberían leer quienes dicen que los federalistas no existimos. No existimos para TV3 o para el señor Partal, pero la mayor parte de la humanidad vive en estados federales. Existimos y leemos. Así de fácil.
No todo deben ser lecturas comprometidas y de batalla. Eduardo Mendoza se encuentra en plena forma, a los ochenta años. Regálense Tres enigmas para la Organización (Seix Barral). Una locura genial.
