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La fuga de ejecutivos que huyen de Laporta se cobra otra víctima ilustre

Joan Laporta, a la fota amb què ha anunciat que tanca el finançament de l'Espai Barça

Como no podía ser de otro modo, un nuevo bombazo en forma de fuga de un miembro de la alta dirección económica y financiera de Joan Laporta, se vestirá como una baja por motivos personales, en este caso, la de la directora corporativa Maribel Meléndez, cuya salida del club se producirá en breve sin que hayan trascendido los verdaderos motivos de otra deserción en un ámbito actualmente tan sensible como el que estaba bajo su directa supervisión. Nadie que, como ella, haya dejado atrás un alto cargo en la estructura ejecutiva de Laporta a lo largo de los últimos tres años ha podido hablar o comentar posteriormente su experiencia, pues cada una de estas huidas se blinda desde la directiva con una cláusula de silencio y de confidencialidad. Tampoco no han hablado ni susurrado lo que han visto y experimentado porque, en más de un caso, hacerlo podría implicar cierta complicidad y colaboracionismo con determinadas actuaciones y operaciones. Sin duda, a Maribel Meléndez le ha tocado manejar directamente asuntos que han implicado al FC Barcelona relacionados con el peso de personajes como el hermano de Laporta, Xavier, y desde luego del ‘cuñado’ Alejandro Echevarria, del cual el presidente ha admitido su papel destacado como asesor, sin cargo honorífico ni tampoco remunerado.

Maribel Meléndez, cuyo perfil profesional se había limitado a un papel más bien secundario desde su ingreso en la estructura azulgrana, se hizo popular, o más conocida, por su presencia y participación en la rueda de prensa, histórica, de presentación de la financiación del Espai Barça, donde el texto real del Fondo de Titulización firmado con los inversores a través de Goldman Sachs fue pisoteado y manipulado, principalmente por boca del vicepresidente económico Eduard Romeu. Hasta el extremo que los otros dos ‘invitados’, la directora corporativa Maribel Meléndez y el director financiero Manel del Rio, no compartieron ni ratificaron la totalidad de las cifras, las informaciones y las condiciones visiblemente incómodos por haber de dar credibilidad profesional a otra de esas embaucadas del presidente, que se sentó a escuchar y poner cara de póquer mientras se ofrecía a la prensa un relato absolutamente falso sobre los términos del acuerdo alcanzado finalmente y con prisas para que Limak pudiera iniciar los trabajos de demolición a partir de junio pasado.

Las posibilidades de que un alto ejecutivo del Barça abandone ‘voluntariamente’ su puesto eran realmente bajas en el pasado, donde los cargos de confianza, generalmente mucho mejor pagados que en cualquier otro sector, no se movían a menos que se dieran circunstancias muy extremas o se hubiera producido un cambio en el orden directivo. A veces incluso sin que ese factor supusiera hacer tabla rasa con la anterior administración, por ejemplo, cuando accedió al cargo Sandro Rosell y nombró a Toni Rossich director general, quien optó por mantener casi la totalidad del cuerpo ejecutivo de segunda fila por razones presupuestarias. Todo lo contrario de la política aplicada por Laporta a su regreso, como hizo en 2003, despidiendo personal por decenas hasta extirpar cualquier rastro de la administración de Rosell y de Josep Maria Bartomeu.

Maribel Meléndez llegó para ocupar una de esas vacantes generadas por la ‘limpieza’ laportista en mayo de 2021, lo que significa que accedió al puesto respaldada por el equipo directivo y ejecutivo del nuevo presidente. La diferencia en relación con la dinámica de elevada permanencia y de fidelidad anterior es que, como la directora corporativa, muchos otros igualmente fichados para esta nueva etapa se han ido marchando, algunos a la carrera, después de ver y oír cosas de las que jamás imaginaron ser testigos y mucho menos cómplices casi involuntarios.

La cúpula entera del Espai Barça se ha dado a la fuga incluido el directivo responsable, Jordi Llauradó, siguiendo ese mismo gesto de darse la vuelta y no querer mirar atrás que dieron en su día, los primeros de una larga lista, Jaume Giró y Ferran Reverter, uno el legítimo vicepresidente económico votado por los socios y el otro primer, y también último además de breve CEO de la era Laporta. Luego, el goteo furtivo de quienes se han querido desmarcar del despotismo y las atrocidades del presidente y que no han encajado o han sido rechazados por el ‘camarote’ de presidencia, incluidas esas dos figuras externas como Alejandro Echevarria y Xavier Laporta, ha sido una constante a lo largo de estos casi tres años de mandato siguiendo un mismo patrón de sigilo, discreción y de silencio sellado a golpe de indemnización.

La propia Maribel Meléndez había descrito hace unos meses sus funciones como directora corporativa, en una entrevista a un digital de escasa pentración. “Una directora corporativa gestiona las áreas transversales de soporte del club. Siempre digo -explicaba- que soy una fontanera, que controlo la maquinaria. Esto consiste en una parte no operativa, que incluye tener financiación, tener oficinas, controlar el patrimonio, que se firmen los contratos, que se mitiguen los riesgos… Uno de los proyectos del área de patrimonio (soporte) es el Nou Espai Barça. Es un proyecto tan grande que se ha convertido en un proyecto estratégico que toca todas las áreas transversales. También existe una parte operativa, donde encontramos operaciones relacionadas con las instalaciones (tanto logísticas como de mantenimiento), pero también fuera de ellas, en caso de desplazamientos cuando el equipo juega fuera. Esto también incluye temas de seguridad y de auditoría interna. Fuera de mi gestión quedan las áreas de deporte y comerciales”.

El suyo es un cargo que, por el contexto de la administración cada vez más manicomial del laportismo, cabe imaginar como el de alguien obligado a ejecutar ciegamente las órdenes de la superioridad, en su caso del propio Laporta a través de sus tres hombres de confianza, el vicepresidente Rafael Yuste en lo que concierne al primer equipo, Joan Centelles para el Espai Barça y Ferran Olivé, tesorero para el resto de las funciones a las que debía responder y coordinar a diario.

En esa misma entrevista confesaba, a pesar de todo, que le había “sorprendido la dificultad en la gestión debido a procesos muy complicados, dificultad en la toma de decisiones y que todo va mucho más lento comparado con otras empresas. El club tiene unas dinámicas internas que cuesta cambiar y esto supone una dificultad añadida. También es cierto que cuando tienes a un accionista tan diversificado como el socio, que está lejos de la actividad económica, cuesta un poco integrar su visión en las decisiones económicas”.

El otro gran ámbito de su órbita se concentraba en conseguir para el conjunto de la institución “la sostenibilidad económica/financiera. Es decir, encontrar estabilidad con los ingresos, asegurar una estructura de costes estable y equilibrada con respecto a los ingresos. Es importante no depender tanto de los ingresos a corto plazo porque éstos dependen de factores externos. Hasta ahora todos ellos iban directos a los salarios del primer equipo que son costes fijos y esto ha sido un grave problema. Luchamos por un EBITDA positivo, y también estamos trabajando en transformar la deuda a corto plazo en largo para ganar tiempo. Otra rama del plan estratégico busca seguir siendo líderes, somos un club pionero en muchas cosas y eso no podemos perderlo porque es parte de la marca del club”.

Por más capacidad y profesionalidad que ella misma y otros empleados puedan aportar para enderezar la situación del club, puede que también haya llegado al límite que cualquier alto ejecutivo puede resistir en la vorágine diaria del club, insoportable e incontrolada, de un presidente como Laporta, particularmente irritable desde la crisis de los canapés y desde que LaLiga le ha puesto prácticamente imposible poder fichar el próximo verano. También es muy probable que la vacante de Maribel Meléndez la pase a ocupar un ‘familiar-amigo’ del presidente, en ningún caso su sustituto saldrá de un proceso modélico de selección.

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