Más de 30.400 andorranos están llamados a expresar su opinión en las urnas este domingo, determinando el destino de las siete corporaciones locales. Esta cifra representa un aumento de 443 votantes con respecto a las últimas elecciones generales de abril y más de 2.500 en comparación con los últimos comicios municipales.
La participación, una vez más, se presenta como la principal incógnita de estas elecciones, con una tendencia a la baja que se ha mantenido de manera constante durante las dos últimas décadas. Mientras que en 2003 se registró un 78% de participación, una década después descendió hasta el 60,7%. En las últimas elecciones municipales, la participación históricamente baja se estableció en un 56,54%.
Analistas destacan varios factores que desmotivan a los votantes a participar en las elecciones locales, como la coincidencia en el mismo año con las elecciones generales y el sistema electoral que, con un solo voto de diferencia, otorga una mayoría absoluta a los partidos municipales, lo que puede desanimar a los electores.
A pesar del considerable aumento en el número de votantes, la participación sigue disminuyendo, especialmente en las parroquias más pobladas. En cuanto a los candidatos, se observa una disminución en el número de candidaturas, actualmente con 14 opciones frente a las 21 de hace cuatro años, con alianzas que a menudo resultan inusuales e incluso contradictorias.
Cinco candidatos aspiran a la reelección, destacando una participación récord en el voto judicial con 1.500 personas que ya han ejercido su derecho a mitad de semana. Además, estas elecciones implementan medidas para asegurar la participación de personas con discapacidad, como el uso de códigos QR en las papeletas y sobres para facilitar el acceso al contenido en audio.