Catalunya en Comú –y su facción materna de la que nació, Barcelona en Comú– vive en una calma tensa desde hace varios años. Conocedores de que tarde o temprano el reinado de Ada Colau caerá, y que su salida de la alcaldía de Barcelona supondría también que terminara abandonando el liderazgo del partido, la cúpula de los comunes ha ido intentando construir nuevos liderazgos internos para buscar un relieve natural al frente de la formación.
Pero la cosa por el momento no le ha ido muy bien. Jaume Asens se ha descolgado de la primera línea política. Jéssica Albiach cumple su papel en el Parlament y el partido está contento, pero no arrastra tanto como se esperaba. Gerardo Pisarello no cuenta con soporte interno. Y otros intentos, como el de Xavier Domènech, también salieron mal, con el exdiputado saliendo gavilán de la política. A día de hoy, fuentes de los comunes aseguran que la esperanza es que el hipotético nuevo gobierno español de Pedro Sánchez acabe contando con Ada Colau como ministra, para seguir manteniéndola al frente del partido. «Si no es así, se abrirá una guerra a los órganos de dirección que puede ser muy cruenta», afirman.
