El nuevo alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, llegó al cargo casi por sorpresa, sin esperárselo y en solitario, sin más socios en su gobierno municipal. Esto ha hecho que haya tenido que nombrar a todos los cargos de confianza y de libre designación del Ayuntamiento, sin tener que repartirlos con ningún otro partido. Pero la cosa no fue tan fácil. Tener que hacerlo tan rápido ha provocado recelos entre gente cercana al equipo de Collboni, porque algunos de los cargos que se ofrecían iban acompañados de un aviso: “Si hay un pacto con otros partidos para hacer un gobierno compartido después del 23-J, seguramente este sitio cambiará de manos y te sustituirán por otra persona”. «Muchos tienen los días contados», afirma un dirigente del PSC de la ciudad.
Collboni tiene ya toda la primera línea nombrada. Y no ha contentado a todo el mundo. Y es que parte del PSC de Barcelona está cabreado porque numerosos cargos de libre designación han recaído en personas de fuera del partido, conocidos y cercanos al alcalde, pero de fuera del partido. Esto, habitual cuando alguien entra en un gobierno, ha provocado nuevas fricciones entre el PSC-BCN y Collboni, que ya no tenían la mejor de sus relaciones.
