Goldman Sachs se pone serio con Laporta y le exige el pago de 250 millones

El banco norteamericano se ha negado a refinanciarle el crédito operativo de 2021 (465 millones) y debe afrontar los 70 millones del primer plazo, igual que los 180 millones de anticipo del Espai Barça

Joan Laporta
Joan Laporta.

En estos momentos, lo más destacado del plan de viabilidad de Laporta para poner orden económico y financiero en el club es que no sería viable. Cuando menos, cuesta entender que se den las circunstancias y las operaciones necesarias y suficientes como para cumplir con los tres objetivos previstos: el primero, cerrar el ejercicio a 30 de junio con un superávit de 250 millones, como exige LaLiga; el segundo, ofrecer garantías a LaLiga para seguir cerrando con beneficios los siguientes ejercicios, 2023-24 y 2024-25; y el tercero, resultante de aplicar una política aguda y radical de máxima austeridad en los gastos y de destacados ingresos extraordinarios, situar el margen salarial en 1:1 para poder atacar los fichajes, entre ellos Messi, destinados a competir por la Champions la temporada próxima.

El escenario sigue siendo crítico porque, de entrada, Laporta va a sudar para llegar a 30 de junio con posibilidades de recortar un déficit ordinario de 200 millones y, al menos, salvar parte de los 640 millones de las palancas en forma de beneficios. Eso significa que el sacrificio de vender activos como los derechos de TV de la Liga durante 25 años y otros valores digitales no habrá servido de mucho, sólo para poner paños calientes a un déficit presupuestario resultado de gastar en exceso y descontroladamente, combinado con el estrepitoso fracaso de las estrategias comerciales y la triste realidad de que el Barça de Laporta ha sido el único club de los grandes de Europa incapaz de recuperar los niveles de ingresos previos a la pandemia.

El cálculo más preciso, pues, apunta que casi la mitad de las palancas (640 millones) servirán para tapar agujeros de más de 200 millones. Sólo puede aliviar ese panorama tan pesimista algún traspaso que deje grandes beneficios también antes del 30 de junio, como el de Raphinha o el de Ansu Fati, por citar dos jugadores de los que Xavi está dispuesto a sacrificar.

El caso de Ansu, que de momento no acepta salir, sería el ideal, pues como jugador de la cantera figura en el balance a coste cero, mientras que Raphinha arrastra una fuerte amortización pendiente, del 80% de su coste hace un año.

La venta de BLM, la última joya de la corona del Barça, el mejor de sus negocios de explotación al margen del matchday y no comprometido en el pack de futuro absorbido por los inversores en la financiación del Espai Barça, sería una ocasional y más que posible venta, según los expertos, para regular uno de los dos ejercicios, el actual o el siguiente. El valor de BLM es ciertamente atractivo, del orden de 200 millones por el 49% de la sociedad, si bien esta compensación, de acuerdo con la nueva normativa de LaLiga, sólo tendría efectos a nivel de mejora del balance, aunque en ningún caso a la modificación en positivo de la masa salarial.

En realidad, el plan de viabilidad de Laporta no contempla una regeneración sólida, eficiente y estructural de la actividad económica, sino solamente la compulsión por seguir fichando y debilitando sus frágiles pilares financieros, económicos y patrimoniales.

A esta obsesión de Laporta ha sido Goldman Sachs quien le ha puesto cierta moderación y límites, negándose a renegociar el crédito operativo de 590 millones que le fue concedido en 2021 con una carencia hasta la temporada 2023-24 para empezar a devolverlo. Una parte de 125 millones le fue exigida en forma de amortización con motivo de la venta del 15% de los derechos de TV esta temporada, derechos que Goldman Sachs tenía pignorados como parte de la garantía crediticia.

El primer plazo del principal pendiente, 465 millones más intereses, deber ser acometido en el nuevo ejercicio mediante un primer pago de 70 millones. Paralelamente, Goldman Sachs tampoco ha perdonado la devolución de los 180 millones anticipados para el Espai Barça desde hace tres años, que también ha reclamado íntegramente y recuperado dentro de los 1.450 millones acordados para su puesta en marcha.

Estas obligaciones de pago, escrupulosas por parte de Goldman Sachs, pero justificadas a la vista de la frivolidad y morosidad de la gestión de Laporta, sitúan al fondo de inversión norteamericano en la primera línea como futuro beneficiado de la conversión del club en SA cuando el Barça de Laporta no pueda hacer frente ni siquiera a los 100 millones de intereses anuales del plan, antes incluso de comenzar a devolver el préstamo del Espai Barça, una impotencia financiera que el propio acuerdo contempla a partir de 2025.

A la vuelta de la esquina, según el plan estratégico para el ejercicio 2023-24, la presión sobre Laporta para vender jugadores volverá a ser crítica si quiere equilibrar el presupuesto y el margen salarial a costa de operaciones de jugadores que, conviene insistir, han de acceder a ser traspasados antes de una determinada fecha para que las cuentas cuadren.

El singular caso de Frenkie de Jong el verano pasado, tras el cual denunció un verdadero acoso por parte de la junta de Laporta para aceptar una oferta del Chelsea, es ilustrativo de cómo pueden crisparse las relaciones entre la junta y un vestuario al que, además, Laporta ha enviado algún mensaje insinuando sacrificios y recortes.

Difícil de entender que, mientras la directiva de Laporta despide empleados tan febrilmente como los había incorporado hace dos años, sigue comiendo en los restaurantes más caros, viajando como magnates y suspirando por fichar a Messi y otros cracks, los jugadores de Xavi no acaben de ver claro este tipo noticias, sobre todo aquellos que, como Gavi, Araujo, Balde, Marcos Alonso o Iñaki Peña, siguen con sus contratos en el aire porque Laporta sigue con el margen salarial excedido.

Paradójico, cuando menos, el contraste de estos aires de grandeza de Laporta frente a la evidencia de una temporada que arranca con más gastos y muchos menos ingresos por el traslado a Montjuïc, la obligatoriedad de devolverle a Goldman Sachs el préstamo y las exigencias de LaLiga, insalvables, si no es demostrando unas dotes y habilidades para la gestión económica, financiera y patrimonial que precisamente al presidente azulgrana, menos que a nadie, se le pueden suponer. Se viene otro desastre sin precedentes.

(Visited 1.455 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

NOTÍCIES RELACIONADES

avui destaquem

Deja un comentario