Más (mucho más) que un error

No siempre el error está alejado de nuestras decisiones. Ni en el ámbito público ni en esferas más personales. Metemos la pata con frecuencia, incluso en temas básicos, elementales. Quien esté libre de errores que tire la primera piedra. No habrá pedrea.

La coordinadora, los responsables de Literal 2023, podrían haber enmendado su error, su pésima decisión. ¡Ahí es nada vetar-censurar a una editorial de larguísima trayectoria de izquierda como El Viejo Topo en un encuentro que es Feria, así se afirma, del libro alternativo! Hubiera bastado con analizar de nuevo la situación, alejarse de todo sectarismo, sopesar las razones de la editorial vetada, darse cuenta que censurar recuerda paradigmas y tiempos afortunadamente superados, pedir disculpas, rectificar (que es de sabios), hablar con la editorial implicada y abrir las puertas, con la presencia del Topo y de las otras editoriales afines y amigas, los días 20 y 21 de mayo en Barcelona. Incluso, por qué no, organizar un debate en la Feria en el que todos pudieran explicar sus dudas, críticas y razones.

Pero no ha sido así, ni, me temo, será así. No hay propósito de enmienda. Más aún. Conozco casos de compañeros que han escrito a la coordinadora de Literal (¡de hecho la persona que asume la coordinación no estuvo de acuerdo con el veto!) pidiendo una explicación de lo sucedido -¿por qué se ha vetado a una editorial de claro y reconocido marchamo anticapitalista?- y han obtenido el silencio administrativo por respuesta. Ni siquiera un “le respondemos en breve”, o un “gracias por sus observaciones, lo pensaremos de nuevo”. Nada, la callada por respuesta. Un no decir que esconde tal vez un “no molestéis”, un “estamos muy seguros de lo que hacemos, nosotros no vacilamos”.

La situación, que tiene numerosas derivadas político-culturales, obliga a plantearse aristas que deberían ser básicas: ¿Cómo se toman las decisiones en un encuentro de estas características? ¿Quiénes las toman? ¿A quiénes representan? ¿Qué argumentos se esgrimieron en la discusión sobre el veto? ¿Hay acta pública de todo ello? ¿Por qué una editorial como Tigre de paper tiene tanto poder en las decisiones que toma Literal 2023? Las editoriales que van a participar en la Feria, ¿están informadas de lo sucedido?, ¿están de acuerdo con la censura? ¿Cuándo se informará a la ciudadanía de todo ello? ¿Se abrirán las puertas de Literal 2023 sin ninguna explicación?

Se ha señalado que una de las razones dadas es la publicación por El Viejo Topo de la obra de Diego Fusaro, a quien se acusa de mantener posiciones reaccionarias en determinados temas y en acudir o hablar en lugares no muy recomendables. Una Feria alternativa, se sostiene, no debe permitir la presencia de una editorial que edita alguien así. Pero el Topo no ha editado “las posiciones políticas” puntuales de Fusaro ni hace apología de los lugares que visita. Se ha limitado a editar una parte de su obra, libros como: La farmacia de Epicuro, El nuevo orden erótico, Filosofía y esperanza, Marx y el nuevo atomismo griego, Todavía Marx, El espectro que retorna y Marx idealista. Para una lectura herética del materialismo histórico. ¿Una editorial es culpable de algo por editar libros de un filósofo arraigado en la tradición marxista (y creo que en Fichte y tal vez en Hegel? ¿De qué puede ser culpable?

Las razones no dadas parece que se centran, por una parte, en las críticas del Viejo Topo al procesismo y el nacional-secesionismo (y a la publicación de autores que han discutido la cosmovisión que alimenta esa ideología y esa praxis política), y, por otra, en artículos críticos en la revista con lo que suele llamarse izquierda woke, izquierda progre, izquierda identitaria, o como se quiera decir. Pero estas razones no dadas, no son propiamente razones, sino sinrazones. ¿Qué de alternativo tiene una Feria del libro alternativo donde se veta a una editorial por publicar libros o artículos contrarios al nacionalismo identitario y a determinadas posiciones de izquierda?

El veto de posiciones con las que no se comulga no tiene nada que ver con el pensamiento crítico y emancipador. Es otra cosa: sectarismo, dogmatismo, demostración de mando en plaza, cultura de la cancelación. Nada que ver con los valores esenciales de las tradiciones emancipatorias.

PS: Por si quisieran adherirse a un manifiesto donde se critica el veto aquí

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