Los payeses del Urgell hacen pozos para buscar agua y confían en los riegos de supervivencia

Muchos cultivos notan los efectos de la sequía mientras el canal tiene tramos completamente secos

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Ya hace un mes que la Comunidad General de Regantes de los Canals de Urgell tomó una de las decisiones más drásticas e inéditas de los 161 años de esta infraestructura: cerrar el canal al regadío cuando apenas hacía poco más de un mes que había empezado la campaña. Las reservas al límite de los embalses de Rialb y Oliana y la falta de lluvias forzaron esta medida que ha dejado a los agricultores abocados a buscar alternativas para intentar regar y salvar sus cosechas. Una de las que más ha proliferado es la de excavar pozos en las fincas de árboles frutales (foto). No obstante, los efectos de la falta de agua ya se hacen notar, sobre todo en la alfalfa y en los frutales. Mientras tanto el canal deja imágenes de tramos completamente secos y balsas vacías.

Cuando a los payeses se les cerró el agua del grifo del canal de Urgell hace un mes muchos de los que cultivan árboles frutales empezaron a pensar en alternativas para poder aportar agua a sus fincas. Una de las que más ha proliferado es la de excavar pozos hasta la capa freática y conseguir agua para regar a través de un sistema de bombaeo. Marc Braqué, de la firma Excavadoras Braqué, explica que ya hace días que no dan abasto a la demanda para hacer pozos. Cuando llegan a la finca donde les contratan, empiezan a hacer agujero con la excavadora hasta encontrar agua, que acostumbra a encontrarse debajo de la graba. Normalmente, a tres metros y medio o a cuatro, ya contactan con el nivel freático.

Entonces hay que bajar una bomba de agua hasta el fondo del pozo y conectar una manga bastante ancha para ir chupando el agua. Así se obtiene el agua para esparcir por la finca y regar los árboles. Albert Jovells es un agricultor de Golmés (Pla d’Urgell) que ha decidido hacer dos pozos en una de sus fincas de manzanos. «Por suerte hemos encontrado agua», explica satisfecho después de hacer una zanja de unos 30 metros. Jovells añade que si va bien, con el pozo podrá bombear agua cada 12 o 13 días y cree que conseguirá salvar la cosecha. La mitad de la finca es de manzana golden, que ya empezaba a hacer «mala cara», y la otra es de variedad Fuji, que aguanta más porque no se cosecha hasta noviembre.

Según Jovells, desde la Casa Canal no saben cuando se podrá hacer el riego de supervivencia y ni mucho menos cuando se podrá volver a regar con cierta normalidad. «Todo depende de si lloverá o no», afirma, y asegura que es una situación con la cual nunca se habían encontrado, ni él, ni su padre, ni su abuelo. De hecho, apunta que algunos años pasaba todo lo contrario, que por el canal bajaba demasiada agua e incluso sobraba. Ahora no le ha quedado más remedio que pagar de su bolsillo esta alternativa de riego sin saber si algún día los llegarán indemnizaciones o ayudas para modernizar el sistema.

Otros sistemas
Esta situación insólita de cierre del canal ha llevado a tomar otras medidas alternativas para regar y muchos municipios han vaciado las piscinas municipales para ceder el agua a los agricultores. Es el caso de Puigverd de Lleida, en el Segrià, o Preixana, Agramunt, la Fuliola, Tornabous y Verdú en el Urgell. Justo es decir, que también hay agricultores que ya tenían pozos o pequeñas balsas a disposición de sus fincas y estas semanas están sacando pleno rendimiento para evitar la pérdida de la cosecha y los árboles.

Tramos de canal seco y balsas vacías
El cierre anticipado del canal ha dejado imágenes difíciles de ver en lo que tendría que ser la plena campaña de regadío. Así, en la tercera acequia principal a la altura del Salt del Duran, entre Mollerussa y Vilanova de Bellpuig, se puede ver un tramo de canal completamente seco cuando tendría que bajar lleno de agua. En el lecho del canal crecen las malas hierbas y también debajo de los puentes. El salto que antiguamente se había usado para turbinar corriente también está completamente seco y solo hay un depósito de agua en su regazo.

Igualmente, muchas balsas que se sitúan alrededor del canal y que se usan para regular el regadío de las fincas también están completamente vacías y secas. Todo este estrés hídrico se hace notar en el paisaje y los cultivos. Sobre todo en la alfalfa, donde el color amarillo y tostación está ganando el terreno a marchas forzadas al tradicional verde que lo caracteriza. Otro claro síntoma de esta situación excepcional es que en esta zona del regadío del canal de Urgell no se ve ni una sola finca con cultivo de maíz.

De hecho, la petición de no plantar cereal de verano ya se hizo desde la Casa Canal al inicio de la campaña de regadío, puesto que entonces ya se veía que la situación se complicaría por la fuerte sequía y se trata de un cultivo que necesita muchas aportaciones de agua.

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