«Soy defensor de la cocapitalidad del Estado entre Barcelona y Madrid»

Entrevista a Jaume Collboni

Jaume Collboni
Jaume Collboni

Licenciado en Derecho. Abogado. Funcionario público, de carrera. Vinculado al movimiento asociativo juvenil, y al sindicalismo, en la UGT. Fue consejero de distrito, y ahora teniente alcalde, en Barcelona. Vicepresidente de la Diputación, fue también diputado en el Parlamento de Cataluña. Se presenta como cabeza de lista por el PSC a las elecciones del próximo 28 de mayo.

¿Cómo imaginas una Barcelona venidera agradable, atractiva, seductora…?

Empezaría por los intangibles. Una ciudad en la cual la gente se sienta orgullosa de pertenecer. Algo que Barcelona ya ha ido haciendo, en base a unos valores, no tanto territoriales, de nacimiento, sino de atributos. Formar parte de un proyecto que se llama Barcelona, abierto, tolerante, progresista… sería para mí la máxima aspiración. Cuando un propósito político tiene nombre de ciudad, que en este caso es Barcelona, conforma un conjunto de cualidades con los que la gente se identifica, estamos ante un logro notable. De Barcelona somos quienes hemos nacido aquí, y los que han decidido forma parte de ella. El padrón municipal, por primera vez en su historia, indica que el 51% de las personas que vivimos en Barcelona han nacido fuera de la ciudad. En la perspectiva de futuro, me gustaría una ciudad que hubiera superado retos, como el climático, demográfico, de la transformación digital… Una ciudad global, ambiciosa, transformadora, que sueña en grande, pero que mantiene algo que para mí es muy identificador de la ciudad, que es la escala humana. Capaz de cuidar a quien peor está. 

¿Y dónde se encuentran, digamos, los obstáculos más llamativos a estos anhelos?

La Barcelona democrática es una construcción política. Decidió ser lo que es y decidirá ser lo que será. No nos vino dado por nada. Y, en ese sentido, cuando decides ser algo, tener unos atributos, tienes también enemigos. Uno de los más claros es el nacionalismo, y lo ha sido el centralismo. Con ambos ha tenido que lidiar a lo largo de 40 años de democracia. Contra un nacionalismo que ha pretendido negarla, y contra un centralismo que ha intentando atraer toda la fuerza y el poder económico, social, mediático. De eso se sale y se saldrá cuando la ciudad decide hacer alianzas inteligentes.

¿En el juego colaboración-competencia de las metrópolis globales, especialmente las europeas, donde se ubica Barcelona?

En la última década, Barcelona ha perdido relevancia y protagonismo en la construcción, por ejemplo, de la Europa de las ciudades y las regiones. Formó parte de la creación del Comité de las Regiones, del cual Pascual Maragall fue presidente. Desde la etapa socialista, Barcelona ha caído en la irrelevancia. O por falta de interés, porque no forma parte de las prioridades de la actual alcaldesa, o poque ha sido incompatible con un proyecto nacionalista. Las ultimas veces que ha sido el señor Trías a Bruselas ha sido para ver al señor Puigdemont y pedir permiso para presentarse a las elecciones. Yo he ido a Bruselas a explicar que Barcelona volverá si soy alcalde. En el concierto de las ciudades europeas tenemos el objetivo de, que el día que se revisen los tratados, tiene que crearse un espacio institucional, donde las grandes metrópolis dispongamos de voz y voto, porque somos los que ejecutamos en gran parte las medidas que se deciden a escala comunitaria. También queremos recuperar el papel de capitalidad euro-mediterránea, que es nuestro espacio natural; de encuentro, cooperación… A nivel global, Barcelona tiene que querer seguir siendo una de las ciudades del mundo más significativas. Barcelona está entre los veinte primeros, en los rankings que miden la potencialidad de las metrópolis.

¿Se encuentra encorsetada Barcelona por un molde estructural, institucional, competencial… que dificulta o no facilita el desarrollo de algunas de sus potencialidades?

Barcelona, como gran ciudad española, tiene la singularidad de disponer de una carta municipal propia, que es como un estatuto de la ciudad, lo más parecido a lo que podríamos denominar ciudad-Estado. De hecho, tenemos muchas políticas (educación, sanidad, vivienda, políticas sociales), que afectan al ciudadano concreto, que están consorciadas con la Generalitat: Nosotros planteamos en el programa la revisión y actualización de la Carta Municipal. En veinte años, se ha modificado el marco competencial, los problemas y los retos (desde la generación de energía hasta la gestión del agua, pasando por las políticas sociales y las nuevas fracturas que se producen con la revolución tecnológica), la ciudad de Barcelona y también la de Madrid, que dispone de un estatuto propio, deberíamos tener más competencia y dotadas económicamente. Por otro lado, está la dimensión metropolitana, donde antes que reformas institucionales hay que saber que políticas “metropolizar”. Para mí. hay tes claves: la política de vivienda, que si no es de escala metropolitana no resolveremos el principal problema, que es el acceso a la vivienda asequible. En segundo lugar, infraestructuras de energía y tecnología. ·En tercer lugar, las políticas sociales, porque las personas que requieren recursos extraordinarios se van moviendo por el entorno metropolitano-

¿Dónde están los cuellos de botella a la “metropolización” de Barcelona? ¿No es quizás el momento de empezar a pensar también en una Cataluña federal?

Continúa una política de oposición del nacionalismo. Por eso es mejor ir haciendo cosas que intentar pactar reformas con un pacto político que hoy veo imposible en Cataluña. La realidad catalana es policéntrica, como lo es Barcelona. Los diferentes territorios de Cataluña pueden tener su especialización en el ámbito económico, a lo cual Barcelona puede contribuir. Podemos, por ejemplo, ayudar a que el área metropolitana de Tarragona se convierta en el valle del hidrógeno verde en el futuro, o a la industria agroalimentaria en Lérida. Barcelona, entre dos ríos, la montaña y el mar, no dispone de espacio físico, como Madrid para crecer. Algo que ayuda a que puede contribuir al desarrollo del conjunto del país.

¿Se atisba en el horizonte el resurgir de una especie de neo-victimismo de Barcelona respecto a Madrid?

Soy un defensor de la cocapitalidad del Estado entre Barcelona y Madrid. Tenemos roles que son complementarios en muchos casos y en algunos ámbitos concretos podemos competir. No pasa nada. Las ciudades compiten y colaboran, en todo el mundo. Lo que creo que si ha pasado es que aquí ha habido un conflicto político, el “Procés”, que ha lastrado el conjunto de Cataluña y cuyo escenario ha sido la ciudad de Barcelona. Hemos perdido diez años hablando de algo que no iba a pasar, debilitándonos, dividiéndonos, mientras otras ciudades, no solo Madrid; Málaga, Valencia, Lisboa…, han seguido creciendo. Aquí, mientras algunos decían ”El món ens mira”, resulta que ni nos miraban ni nos esperaban. Ahora, se acaba el “Procés” y descubrimos que las ciudades han despertado. Barcelona tiene que asumir esto con naturalidad. Estamos en el siglo de las ciudades y son ellas quienes están trazando sus propias estrategias de crecimiento, especialización… También hay una cuestión de valores, que nos diferencian de los que gobiernan Madrid. No somos partidarios de un desarrollo neoliberal como el que se está produciendo en Madrid. Pero los madrileños y las madrileñas han decidido democráticamente tener esos gobiernos. Nosotros estamos en otro camino, que creemos que es mejor. Barcelona rompe el guion de la derecha y la extrema derecha. Rompe la imagen de Cataluña, que explotan políticamente, en perjuicio de España. 

¿Qué podemos decir en torno a los novísimos barceloneses, que, procedentes de todo el mundo, han escogido la ciudad para instalarse?

Que se han hecho las cosas con mucha naturalidad, y mucho éxito. Ha habido una integración muy respetuosa y de mucha convivencia a nivel social, pero tenemos una asignatura pendiente en lo que respecta a su representación política y su visibilidad. Estas no se corresponden con la proporción de personas extracomunitarias, de primera y ya también de segunda generación, que han venido a Barcelona. En nuestra candidatura figura una chica de origen marroquí, de segunda generación, porque queremos que se perciban a estos conciudadanos.

¿Qué estrella brillan más en el firmamento programático de tu candidatura?

De los temas que mas destacan ahora en la agenda, una de las propuestas estrella es volver al plan de recuperación de “illas” del Eixample. En el transporte, hay que apretar el acelerador no solo en cercanías, sino en el Metro, en torno al cual se construye la Metrópolis. Otro gran tema es el de la vivienda, donde tenemos el Plan 500, que consiste en poner en el mercado nuevas viviendas, incluyendo las de pequeños propietarios que se animen a alquilar, mediante bonificaciones.

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