¿Por qué la Fundació Barça gana el premio a la transparencia?

Marta Segú

La Fundació FC Barcelona, al menos desde que ha vuelto a estar en manos de Marta Segú, la prima del presidente azulgrana Joan Laporta, posee la habilidad de ponerse reiteradamente en evidencia cuando se trata de ofrecer una imagen de corrección, austeridad y pulcritud no sólo en su imagen, sino sobre todo en su funcionamiento y gestión.

Desde hace dos años arrastra una opacidad contable que ha tenido como protagonista a su propia directora, que se ha duplicado prácticamente sus retribuciones a base de enmascarar esa subida empleando contratos que no son de alta dirección para disimularlo.

En cambio, no dudó en echar a Unicef de la camiseta por la sencilla razón de que mantener esa seña de identidad tan singular y reconocida suponía el esfuerzo de contribuir con 2 millones anuales de su presupuesto que ahora se pueden repartir en otros proyectos de más agrado e interés para Marta Segú, la mayoría ajenos por completo a la implementación del deporte -el fútbol, principalmente- como una herramienta formadora y transformadora para el colectivo infantil más vulnerable y sin acceso al deporte.

Además de este giro, en la misma línea que el presidente Laporta y la junta en cuanto a poca transparencia y nepotismo, la Fundació Barça no ha dudado en adjudicar una extraña recompensa dineraria directa a Jocviu, una asociación deportiva dedicada a promocionar la práctica de la actividad física y deportiva del colectivo de personas con discapacidad intelectual asentada en el barrio barcelonés del Clot desde 1991. El premio forma parte la dotación de 150.000 euros de la primera edición de Sport4All al que han optado un total de 74 entidades, de las que sólo 12 han sido seleccionadas y favorecidas con una financiación de hasta 15.000 euros para proyectos concretos. En el caso de Jocviu, para la organización de unas jornadas sobre el deporte inclusivo.

El problema es que la directora de Jocviu, Tate Bonany, figura entre los diez miembros del jurado que han votado y decidido a quien o a qué proyectos se asignaban los 150.000 repartidos con fondos de la Fundació Barça. Tate Bonany figura en el puesto 9º de la lista del jurado, presentada como maestra de Educación Física y de Educación Especial, experta en estimulación sensorial (especialmente de personas con discapacidad) y directora de Jocviu.

O sea, que en la propia información aparece al mismo tiempo como jurado y beneficiaria de la asociación que preside. En este nuevo caso de amiguismo y de exhibicionismo a la hora de favorecer a personas de su círculo, sí que la Fundació ha dado un paso adelante en cuanto a transparencia. Eso sí, temeraria. Para participar, la Fundació Barça abrió un proceso de participación con anuncio de convocatoria con la siguiente referencia: “Para información de las bases y la documentación debe contactar por correo electrónico a: [email protected] con el asunto Sport4All”. Aunque esas bases no son públicas, cabe suponer que, por lo menos, aplicando un mínimo de ética institucional, se excluía como beneficiario a cualquiera que, personalmente o en representación de una organización, formara parte del jurado. O puede que no.

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