Intermoney cotizará en bolsa por primera vez una parte del Barça

La sociedad creada por los inversores del Espai Barça controlarán y dispondrán de 250 millones anuales de la explotación del nuevo Spotify para atraer al mercado especializado de la bolsa de Viena

Joan Laporta

Los socios del FC Barcelona se han de empezar a familiarizar con Intermoney, una sociedad creada por los inversores del Espai Barça que, de acuerdo con el plan de financiación firmado por Joan Laporta recientemente con Goldman Sachs y JP Morgan como principales socios, se convertirá en un instrumento financiero que tiene previsto cotizar en la Bolsa de Viena, según algunas informaciones bastante precisas.

Intermoney se ha convertido desde ahora en el encargado de «traspasar los derechos sobre los ingresos económicos a terceros inversores con el fin de conseguir la liquidez necesaria para el desarrollo de los objetivos deportivos».

Esta operación consiste en monetizar esos teóricos beneficios que producirá el nuevo estadio azulgrana en un fondo de titulización, tecnicismo que se emplea para convertir esas expectativas sobre determinados activos de la entidad en valores susceptibles de ser comercializados en un mercado de inversores cualificado, como es el de la capital austriaca que, según parece, se ha puesto de moda.

Las expectativas se centran en conseguir recuperar la inversión a base de este tipo de ingeniería financiera bursátil que, a efectos del modelo de propiedad del club azulgrana, ya afecta mucho más de lo que admite y explica la directiva de Laporta.

De acuerdo con el relato de medios especializados «para garantizar el pago de esta deuda, el club quiere poner en valor y monetizar de manera anticipada los ingresos futuros que genere el Espai Barça y, en especial, el nuevo Spotify Camp Nou, cuyas obras han sido contratadas con la empresa turca Limak Construction».

El activo del club que conforma ese llamado fondo de titulización es la suma de la generación de caja de la futura instalación, que incluye los abonos de los socios, el taquillaje añadido de todas las competiciones, las zonas VIP, la restauración en general, los ingresos del museo del club, alquiler y usos de los aparcamientos y los beneficios de otros eventos susceptibles de organizarse en el Spotify Camp Nou cuando esté terminado.

Se calcula que el total de ese fondo de titulización podría alcanzar un valor de 250 millones de euros, pues una parte de esos ingresos se reserva para el FC Barcelona hasta haber devuelto el préstamo, probablemente dentro de 24 años.

En sus cuentas, los ingresos de explotación del estadio serán de 350 millones, el doble del volumen actual, de los cuales los 100 millones primeros no salen del club y el resto, 250 millones, quedará en manos del fondo (Intermoney), disponiendo de esos 250 millones anuales de garantía, “una cifra que se considera suficiente para atraer el interés de inversores corporativos”.

Los expertos de esta nueva compañía concluyen que registrar esa titulización barcelonista en la Bolsa de Viena, dentro del segmento de sociedades singulares que el mercado de valores austríaco ha abierto a inversores cualificados, es la mejor oportunidad de negocio, pues ya está atrayendo bastante movimiento.

Se mire como se mire, se trata de la salida a bolsa, aunque se pueda entender que de forma indirecta, de una parte de la marca Barça que será una realidad “en cuanto que la gestora del fondo resuelva las oportunas autorizaciones de los reguladores internacionales”. Algunos observadores sostienen que esta operación disipa las posibles dudas que, a causa de la fragilidad de la economía azulgrana, la inflación y el impacto del caso Negreira, habían arrojado sombras sobre su viabilidad. Otros, en cambio, destacan que esta solución confirma precisamente que la directiva ha transgredido algunas de las líneas rojas sobre la gestión de esos activos si, como se sospecha, Intermoney puede intervenir en la explotación imponiendo las cuotas de abonados y los precios en la comida y bebida, plazas VIP o el museo. De momento, ese reparto de 100 millones para el club y el resto para el fondo supone un cambio respecto de la estructura de ingresos explicada hace unas semanas por el vicepresidente económico Eduard Romeu, que ya sonó extraña y tan poco esclarecedora y precisa como esa embustera afirmación sobre la inclusión del nuevo Palau Blaugrana en el destino de los 1.450 millones de préstamo para el Espai Barça.

Eduard Romeu, personaje poco fiable visto el embrollo que ha armado con esta cuestión, hizo referencia a esos 100 millones primeros para el club, luego acotó a 94 millones la cantidad destinada a la amortización y vino a decir de un modo inconcreto y confuso que el resto hasta el total de los ingresos también retornaba al club. De acuerdo con estas informaciones, sin embargo, esta desviación final parecía sujeta a algún tipo de condicionante.

En esa línea opaca y borrosa, sobre todo por lo que hace referencia al Espai Barça, también se ha propalado desde la junta un mensaje engañoso sobre el grado de confianza depositado en la institución azulgrana a la hora de devolver esa impresionante deuda. Para Laporta y Romeu ha sido la solidez económica actual la que ha superado los obstáculos, presumiendo de haber cerrado la operación a un tipo de interés no superior al 5% y con alguna opción para renegociar la devolución si los mercados financieros recuperan en algún momento la estabilidad.

La visión de los especialistas, por el contrario, se aleja bastante de esta perspectiva, pues para vencer la resistencia de los inversores, que no veían clara la capacidad de Laporta para afrontar una coyuntura tan compleja, complicada aún más por el traslado a Montjuic y la anticipada venta de los derechos de televisión, se exigió al FC Barcelona el pago a fondo perdido de una prima de riesgo de la cual no se ha informado tampoco a los socios. Se especula con que esa prima de riesgo, ante el recelo y vacilaciones de los inversores, se cerró con un porcentaje entre el 2% y el 3%.

Con el paso de los días y las inevitables filtraciones sobre la financiación del Espai Barça puede que los socios del Barça conozcan finalmente la verdadera dimensión de un acuerdo que, por alguna razón nada tranquilizadora, la directiva de Joan Laporta no ha querido explicar tal y como es.

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